Un fractal es una forma de ver el infinito. Benoit Mandelbrot

Para el Prof. Tomás Albaladejo

El término fractal (del latín fractus, ‘roto, fraccionado’) fue propuesto por el matemático polaco Benoît Mandelbrot en 1975, y se emplea para designar un objeto geométrico que matemáticamente tiene una estructura en un rango infinito de escalas. En otras palabras, se trata de un objeto autosemejante en forma recursiva, algo parecido a las cajas chinas o a las matrioskas, pero más complejo. Si, por ejemplo, se tiene un segmento fractálico, se lo hallará repetido tanto a escala mayor como menor, en algunos casos de manera idéntica y en otros no.

Un clásico ejemplo de fractal en la naturaleza es la estructura ramificada que se puede observar en la nervadura de las hojas, en la raíz y copa de los árboles, en el rayo, los copos de nieve, los cristales de hielo o en el florete del brócoli. El universo tiene una dimensión fractálica que apenas comienza a entenderse, por consiguiente, ¿es posible concebir una retórica fractálica del texto literario? Estas líneas son fruto de una interrogación personal a la poiesis.

Hay dos principios esenciales en un fractal: autosimilitud y recursividad, ambos complementarios. Una estructura fractal se repite a escala cuasisemejante, es decir, que una figura está contenida en otra mayor con la que guarda cierta semejanza que, en ocasiones, puede ser exacta. En el ejemplo de la ramificación de la copa de un árbol, cada rama derivada es similar a la principal, pero en una proporción menor. A veces las progresiones no son lineales, como en este caso, sino cíclicas, tal cual sucede con algunas galaxias elípticas (Andrómeda, la Vía Láctea, etc.), de modo que el carácter recursivo podría ser lineal o espiral, pero nunca circular.

Ahora bien, si la retórica da cuenta del texto retórico (y del literario en tanto que es susceptible de ser mirado desde la poética), ¿cómo aplicar la autosimilitud y la recursividad a una retórica del texto literario fractálico? Fundamentalmente en el plano de la dispositio (macroestructura textual) y de la elocutio (microestructura textual). La biblioteca de Babel, de Jorge Luis Borges, es un ejemplo de texto con macroestructura fractálica: la manera como se organizan semánticamente las diferentes propuestas argumentales es recursiva, no circular como a veces se asegura. Por ello la declaración final del narrador es fundamental:

La biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden). Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.

El castillo, de Franz Kafka, evidencia también una micro/macroestructura fractálica en la recursividad del agrimensor que trata de acceder —reiterada e infructuosamente— a las autoridades del castillo, recurso que se potencia con las frecuentes analepsis (retrospección) y prolepsis (anticipación). En términos lingüísticos, el instrumental semántico-intensional desarrollado en la estructura profunda del texto se organiza de manera recursiva y autosemejante en los textos literarios fractálicos.

La microestructura textual, por su parte —que se corresponde con la operación constituyente de discurso conocida como elocutio—, se consigue fundamentalmente con la implementación de las figuras retóricas de amplificación. Valga advertir que la complementariedad entre autosimilitud y recursividad excluye todos los recursos retóricos reiterativos que no son escalables, puesto que dejan de ser recursivos, tales como  las figuras de repetición (la rima y la reduplicación, por ejemplo).

Las figuras retóricas de amplificación sí se constituyen en marcadores textuales de alguna expansión semántico-intensional recursiva y autosemejante. Entre ellas tenemos las siguientes, casi todas exclusivas de la lírica:

Anadiplosis: Repetición al final y comienzo de versos consecutivos. Ej.: «Y su sangre ya viene cantando; / cantando por marismas y praderas» (Federico García Lorca).

Anáfora: Repetición de una o varias palabras al inicio de cláusulas consecutivas. Ej.: «Verde nativo, / verde de yerba que sueña / verde sencillo /verde de conciencia humana» (Miguel de Unamuno).

Epanadiplosis: Repetición de una o más palabras en los extremos de una cláusula. Ej.: «Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas» (Federico García Lorca).

Epífora: Repetición exacta de una o varias palabras al final de varias cláusulas. Ej.: «Compañera usted sabe que puede contar conmigo / no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo» (Mario Benedetti).

Gradación: Repetición aumentativa o diminutiva de la cantidad o la intensidad semántica. Ej.: «Porque no han de vencer las ansias mías / horas, días, semanas, meses y años» (Pedro Calderón de la Barca).

Paralelismo semántico: Repetición, con palabras distintas, de una misma idea en cláusulas contiguas. Ej.: «Luego piensa: “Dios lo olvida; / aparta su rostro y nunca ve nada”» (Salm. 10, 11)».

Paralelismo sintáctico: Repetición, con variaciones, de una misma estructura sintáctica en cláusulas contiguas. Ej.: «La tierra más verde de huertos / la tierra más rubia de mies / la tierra más roja de viñas» (Gabriela Mistral).

Polisíndeton: Repetición de una conjunción. Ej.: «Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, / ni los cristales con luna / relumbran con ese brillo» (Federico García Lorca).

Expolición: Expansión semántica de un texto por medio de sinónimos, enumeraciones o explicaciones minuciosas que, en su conjunto, dan la impresión de estar tratando aspectos diferentes de un mismo asunto: «¡Que aquel día se convierta en tinieblas! Que Dios se despreocupe de él desde lo alto y no brille sobre él ni un rayo de luz. / Que lo reclamen para sí las tinieblas y las sombras, que un nubarrón se cierna sobre él y lo aterrorice un eclipse de sol. / ¡Sí, que una densa oscuridad se apodere de él!» (Job, 4-6).

No se trata, pues, de un catálogo exhaustivo de figuras fractálicas, pero sí se ofrece un panorama bastante claro de cómo operan determinados recursos retóricos que generan la expansión autosemejante en el texto literario.

La dimensión retórica de un texto literario se ordena a la potenciación persuasiva de su belleza, de modo que la recursividad autosemejante de la que se hablaba más arriba tiene una expresión micro/macroestructural en el texto. Ahora bien, y dado que en todo hecho retórico queda establecido lo que el teórico literario Tomás Albaladejo ha denominado poliacroasis («interpretación plural de un discurso retórico»), el texto retóricamente fractálico supone una multiplicación de recepciones/interpretaciones que, en el caso de ser autosemejantes entre sí, constituirían fractales de un mismo texto fractálico.

En tal sentido, la poliacorasis de un texto literario fractálico podría potenciar la recursividad de dicho texto si el hecho retórico en el que tiene lugar la pragmática comunicacional supone un control de ciertos factores estilísticos, ideológicos y culturales, tal y como sucede en algunas audiencias cerradas semánticamente sobre sí mismas (el caso, por ejemplo, de ciertos cánones literarios vinculados a determinadas esferas ideológicas como, en su momento, la soviética y la nazi). Se estaría, por tanto, en presencia de una poliacroasis fractálica —en consecuencia, menos plural— como síntoma de un proceso de empobrecimiento de la estructura profunda del texto en la producción y procesamiento de la obra literaria.

@JeronimoAlayon


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