Estimo que será, entre otras, una de las consignas que prevalecerá en las jornadas de debate que cabe esperar en esa institución, con motivo de las elecciones de nuevas autoridades el próximo mes de mayo. Con la esperanza de que su formulación sea un factor importante de aliento y movilización de la comunidad universitaria, así como portadora de retadoras y atractivas propuestas para el rescate y relanzamiento de nuestra casa de estudios con base en el ejercicio de su autonomía.

Hablo de un ejercicio autonómico que ha de apostar al enriquecimiento de sus perspectivas. Que logre trascender el solo afán por defender a la institución de factores diversos que puedan ponerla en riesgo o amenazarla, y asuma el firme compromiso de propiciar su fortalecimiento por distintas vías de manera audaz y creativa en medio de las tantas adversidades que la afectan.

No se trata solamente de blandir el principio de autonomía de una manera reactiva y recurrente en ciertas circunstancias. El gran desafío es convertirlo igualmente en una  palanca de potenciación de la universidad, con logros y realizaciones que puedan ser utilizados adecuadamente en su defensa tanto en el plano interno como externo. Concebido el mismo como elemento esencial para que los universitarios puedan construir o reconstruir algo en común: la universidad que queremos y reclama el país.

Definir ese algo en común, en función de propuestas que orienten la construcción o reconstrucción a la que se aspire, es un elemento clave para promover y concretar la organización y movilización de la comunidad universitaria; un paso necesario y fundamental, sin lugar a dudas, el cual debería motorizarse con el liderazgo colectivo que las nuevas autoridades están llamadas a despertar y desarrollar.

Nadie se atrevería a decir que todo esto será fácil de acometer o realizar. Sobre todo si tenemos en consideración el actual estado de deterioro institucional; de manera particular las muy precarias condiciones de trabajo y de vida del profesorado y de los demás trabajadores universitarios, así como las grandes dificultades que confronta el estudiantado para cumplir con sus respectivas actividades.

Lo que no podrá negarse es la imperiosa necesidad de afrontar ese reto con carácter de urgencia. Hacerlo con convicción, sano optimismo y con la debida consciencia de los problemas y limitaciones que conlleva. Sin concesiones al pesimismo, sin rendirse ante el pensamiento paralizante que concibe que nada o muy poco podrá lograrse ante un régimen de vocación totalitaria.

Por supuesto, será todo un honor y un enorme compromiso para quienes tengan la responsabilidad de asumir los diferentes cargos de dirección en la “casa que vence la sombra con su lumbre de fiel claridad”.

[email protected]

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!