Somos testigos de cómo el mundo está cambiando aceleradamente en materia laboral y ha dejado al descubierto el potencial de muchos profesionales. Los trabajadores tienen la oportunidad de seguir demostrando que son capaces de adaptarse al cambio y salir fortalecidos en los momentos más críticos, ser creativos y resilientes por encima de todo.

Ciertamente los conocimientos duros permiten resolver problemas técnicos, pero las crisis no se solucionan exclusivamente de esa manera. Se requiere de algo más, de esa capacidad adaptativa que brindan las habilidades blandas o soft skills, las cuales apuntan al lado emocional, interpersonal y a cómo se desenvuelve el personal en una compañía.

Así que, si antes esas habilidades no cognitivas eran de gran importancia y valor en el ámbito de los negocios, donde pueden suscitarse diversos tipos de problemas, ahora lo son todavía más tomando en cuenta las circunstancias actuales.

Las habilidades blandas son aquellos atributos y capacidades que le permiten a una persona, bien sea jefe o empleado, resolver inconvenientes y enfrentar de manera adecuada la jornada laboral. Enumero algunas: trabajar en equipo, ser comunicativo, tener adaptabilidad ante los distintos escenarios, poseer una actitud positiva, resolver problemas, gestionar eficientemente el tiempo y el cambio, manejar el stress y ejercer liderazgo.

Si bien estas competencias son innatas, es posible también desarrollarlas, lo cual reviste beneficios tanto para los trabajadores como para las compañías. A los primeros les permite diferenciarse y destacarse dentro del competitivo mercado laboral y a las segundas contar con empleados productivos y alineados con el crecimiento de la empresa, y cuyas capacidades se vuelven cruciales, sobre todo en época de dificultades.

Las habilidades blandas, en definitiva, abren puertas. Virginia Herráez, de la firma de reclutamiento de personal Catenon, lo corrobora en el portal Foro Capital Humano. Dice que en vista de que el entorno es de cada vez mayor incertidumbre, “la mayoría de los reclutadores va a buscar que la persona demuestre una gran capacidad de adaptación, una disposición al aprendizaje continuo y autoaprendizaje, y que esté totalmente abierta al uso de las nuevas tecnologías, con las que vamos a tener que convivir”.

Es innegable que todas las habilidades son útiles y aplicables, pero tendrán mayor valor si están acompañadas de actitudes como las que describí anteriormente. Siempre se necesitan profesionales que sumen y esto lo hacen cuando son flexibles y proactivos, cuando aportan gran capacidad resolutiva y resiliencia para abordar los desafíos y son capaces de intuir las tendencias que vendrán. Todo ello, además de liderazgo, contribuye a llevar a la compañía a un nivel superior.

A mi juicio, es la hora de las soft skills y no de la rigidez mental. Trabajadores y empresas deben estar preparados para cualquier situación imprevista.

 

 


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