Las claves para vacunar a la humanidad en la actual pandemia son la eficacia y seguridad de cada vacuna, así como las limitaciones de distribución y almacenamiento para su despliegue a la población mundial. Ya tenemos noticias de que el momento de contar con una inmunización apropiada contra el coronavirus está llegando y los meses de diciembre y enero pueden marcar un hito importante en la carrera por las vacunas contra el covid-19.

Para la fecha disponemos de 13 vacunas en la última fase de desarrollo o fase 3. El Reino Unido se convirtió en el primer país en dar luz verde con la autorización de la vacuna de Pfizer/BioNTech, mientras que Estados Unidos se prepara para apobar el uso con carácter de emergencia de la misma; a lo cual seguro la seguirá la de Moderna-NIH. Estas dos tienen una plataforma de desarrollo inédita de RNA mensajero y como la mayoría de ellas requieren cumplir  dos dosis separadas por 3 a 4 semanas de diferencia. La distribución puede empezar pronto con varios millones de dosis para el  personal de salud y  personas mayores, después maestros y trabajadores esenciales. Se calcula que el público en general  tendrá que esperar hasta la primavera, de abril a junio del año entrante. Sin embargo, la aprobación completa de estas vacunas requerirá 6 meses.

Aparte de las dos vacunas nombradas anteriormente, hay otras dos cercanas a la autorización en Occidente, pero con plataformas tecnológicas más tradicionales: la de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca y el laboratorio Johnson & Johnson.

Las vacunas de Moderna y Pfizer requieren refrigeración de ultra-frio de -20 C y -70C respectivamente, un desafío logístico para el llamado “Sur Global”, término del Banco Mundial, donde se encuentra la mayor parte de la población en el mundo. Estas regiones “Sur Global” han solicitado la vacuna más económica de Oxford- Astra/Zeneca, la cual puede ser almacenada en temperaturas de refrigeración de un congelador casero, entre 2 y 8 C, pero resultados de protección han sido inferiores con la dosis estándar.

Las vacunas de Occidente de  Pfizer-BioNTech y Moderna-NIH han sido compradas en su mayoría por países de altos ingresos y algunos, como el caso de Canadá, han dicho que donarán las dosis que le sobren. Cada país probablemente va a usar una combinación de vacunas, lo cual brindará cierta flexibilidad. En Latinoamérica, las alianzas más importantes de Oxford/Zeneca están Brasil y Argentina.  Pfizer-BionTech y Johnson & Johnson tendrán presencia en México, Chile y Brasil. La vacuna de Moderna se repartirá básicamente en el  “Norte Global”.

Rusia ha ofrecido sus vacunas a los países con menos recursos. Hay noticias de que comenzó a colocar la vacuna denominada  Sputnik V a médicos, maestros y trabajadores sociales. Venezuela, México,  Brasil y Argentina están entre los países que recibirán esta opción. Algunos expertos desconfían de esta vacuna después del evento  de aprobación oficial, en agosto pasado, antes de haberse completado  la fase 3 obligatoria del proceso de investigación.

China ya ha vacunado, según la prensa, a 1 millón de personas. Este gigante asiático tiene 3 vacunas principales; una del gobierno llamada Sinopharm y 2 de compañías privadas que son Cansino y Sinovac, destinadas fundamentalmente a ese país y al sureste asiático. No hay mucha información acerca del criterio que regirá para la exportación a otros países.

Los investigadores no se han saltado los pasos requeridos, pero si lo han hecho en muy poco tiempo, impensable hace pocos años en el mundo de las inmunizaciones. En la actualidad tenemos mejor tecnología de investigación y desarrollo. Se han comparado estos logros como el tiempo que tomaba cruzar el Atlántico en barco (lapsos de conseguir las vacunas anteriores) en contraste con el viaje en avión (vacunas actuales).

La logística de distribución dependerá también de factores de intereses económicos y nacionalismos,  además de la capacidad económica de cada país. No todos los países pueden negociar directamente con las compañías farmacéuticas, por lo que las naciones más ricas se han asegurado más de 50% de las vacunas. Si todas las vacunas  pedidas por Estados Unidos funcionan, este país tendría para vacunar más de 2 veces a su población. Según algunas cifras publicadas ya han sido contratadas globalmente en total 7 billones de dosis.

El costo por dosis de las diferentes vacunas varía desde casi 4 dólares para la más económica, la Oxford-Astra/Zeneca; 10 dólares por la rusa Sputnik V y la de Johnson & Johnson; 20 dólares la de Pfizer-BionTech; 30 dólares la china Coronavac y la más costosa, 37 dólares, la de Moderna. Para asegurar una repartición más equitativa, se ha creado el Fondo Global de Acceso a Vacunas para Covid-19 (Covax, por sus siglas en inglés), la cual es una iniciativa público-privada para promover el acceso a las vacunas contra la covid-19 de manera ecuánime en el mundo. Esta alianza planea asegurar la inmunización de 20% de las necesidades de cada país en vías de desarrollo. Algunos expertos opinan que si no se asegura una distribución más equitativa, la pandemia no se controlara por otros 3-4 años.

Hay que recordar que el 95% de efectividad que algunas vacunas han alcanzado se refiere a la capacidad de evitar el covid sintomático. No está claro en qué porcentaje evitan la infección asintomática, así como la transmisión. Tampoco se tiene certeza de cuánto va a durar la inmunidad protectora.

Otro problema que hay que sortear es la actitud de la gente a evitar  vacunarse, por desinformación o por las inevitables teorías conspirativas. La vacuna va a ayudar a reducir muertes, pero constituye un factor adicional a  las otras medidas de salud pública, aunque el más promisorio en la lucha contra la pandemia, por lo que no podemos bajar la guardia  hasta que lleguemos a un nivel de inmunidad colectiva razonable.

Las vacunas mencionadas son eficaces y seguras según los rigurosos estudios a los que se sometieron en tiempo récord e indudablemente se presentan como un rayo de luz al final de un año oscuro, 10 meses después de desatarse la pandemia. Luchemos juntos contra el enemigo de la desinformación antivacunas.

@santiagobacci


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