Considerando sus últimos fallos de la Corte Internacional de Justicia, las últimas decisiones contra el recurso introducido por la ex colonia inglesa contra el referéndum fue la crónica de una muerte anunciada. En esta oportunidad ambas medidas; la primera considerando plausible el derecho soberano de Guyana sobre el territorio en reclamación y la segunda  mediante la cual la Corte considera que las medidas están dirigidas a proteger los derechos plausibles de Guyana en el territorio de reclamación, en nuestra opinión, la Corte tuvo pronunciamiento adelantado. A diferencia del fallo del 6 abril pasado, relativo a las objeciones preliminares presentadas por Venezuela, que fueron rechazadas 14 a uno, en esta oportunidad las medidas provisionales a favor de Guyana fueron tomadas por unanimidad. Imponiendo a Venezuela una camisa de fuerza.

La primera de las medidas es el decreto de un Status Quo, al pedir que Venezuela no “modifique la situación que actualmente prevalece en el territorio en disputa” mientras a Guyana le permite que siga otorgando concesiones a las petroleras. Preguntamos, ¿el otorgamiento de concesiones en la zona en reclamación no modifican el territorio? El segundo dictamen es aún más grave, cuando “cuasi ordena” a Venezuela que se abstenga “de cualquier acción que pueda agravar o ampliar la controversia”; obviando que la excolonia viene desde hace varios años, estableciendo alianzas militares, casualmente con países que tienen empresas petroleras que operan en la zona en reclamación (Brasil-Petrobras), (Canadá-CGX Energy Inc.), fundada en 1994 para explorar y evaluar yacimientos de petróleo y gas natural en América del Sur.

Las relaciones de cooperación militar con Estados Unidos se han intensificado en los últimos años, en el marco de las crecientes tensiones con Guyana por la disputa territorial del Esequibo, el cronológico de actividades va desde 2020, cuando Estados Unidos y Guyana  firmaron el Acuerdo Shiprider, que permite la cooperación marítima bilateral, incluyendo la realización de ejercicios conjuntos. Ese mismo año, Estados Unidos en esa oportunidad envió tropas a Guyana para realizar ejercicios de entrenamiento y ayuda humanitaria. Después, el jefe del Comando Sur visitó a Guyana, seguido del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, en septiembre de 2020, cuando Washington y Georgetown firmaron un acuerdo de cooperación marítima. Al año siguiente, en 2021, realizaron un ejercicio naval combinado, denominado Southern Cross, en el cual participaron también otros países de la región. Para el 2022 EE.UU anunció que proporcionaría a Guyana asistencia militar por valor de 20 millones de dólares, para fortalecer las capacidades de defensa del país; preguntamos ¿ante quien ¿

No hay duda de que la cooperación militar entre Guyana y Estados Unidos hay ido in crescendo, convirtiéndose en una amenaza potencial para el país, al centrarse en ámbitos como: a)Entrenamiento, al proporcionar a Guyana formación militar en diversas áreas, incluyendo la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la delincuencia organizada; b) Equipamiento, con el aprovisionamiento de equipamiento militar, incluyendo armas, municiones y vehículos; y c) ingeniería civil, al realizar obras de ingeniería civil, incluyendo la construcción de bases militares y el mejoramiento de infraestructuras.

Viendo los objetivos de la cooperación americana, desde la óptica de la seguridad y defensa nacional, nuestra situación no es fácil ni diplomática ni militarmente, ante el empoderamiento de la ex colonia inglesa, al verse que el objetivo principal de esta cooperación militar es bloquear a Venezuela, aislarla y fortalecer las capacidades de defensa de Guyana, para que pueda hacer frente a las amenazas a su seguridad; amenazas que incluirían la disputa territorial con Venezuela, el narcotráfico, el terrorismo y la delincuencia organizada. El punto está en que, como se observa, todos los programas de cooperación guyano-americanos están dirigidos a enfrentar a Venezuela. Días antes del fallo de la Corte un alto funcionario del Departamento de Estado declaró que Guyana es un socio importante en la región y que su seguridad es fundamental para la estabilidad regional, tal aseveración tiene un destinatario. Igual Venezuela cuando asegura que la estabilidad en la región es esencial para sus intereses estratégicos, declaraciones con las que coloca a Venezuela como un agente perturbador de la paz regional.

Ante esta situación, es el momento de la alta diplomacia, no de los insultos de micrófono y los retos innecesarios; los frentes son muchos en la Corte Penal Internacional, la Corte Internacional de Justicia y ahora con Guyana, Estados Unidos, Caricom e Inglaterra, el último de los hechos amenazadores de Guyana fue la solicitud del establecimiento de «bases militares» con apoyo extranjero en el Esequibo, para lo cual ya dos funcionarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos llegaron a Georgetown; anuncio que tuvo como epílogo la colocación de una bandera de Guyana en el territorio en disputa izada por el propio presidente Irffan. La instalación de una base militar americana en el Esequibo y la existencia de una base americana en Colombia se convierte en una tenaza para nuestra seguridad nacional.

Ahora le toca a la Cancillería, es el momento de despegar las armas de la diplomacia. Se requiere una revisión de la estrategia, de los equipos negociadores y técnico. Teniendo como norte la defensa de nuestros derechos en el Esequibo en la CIJ. De nada valdrán los slogans patrioteros, con un fallo de la Corte que nos despoje de la herencia del padre Libertador.


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