La primera vuelta de las elecciones del pasado 29 de mayo ratificó la tendencia de Petro a pasar a la segunda vuelta, y hubo la sorpresa del segundo lugar para Rodolfo Hernández pasando obviamente a la segunda vuelta. Contrario a la unanimidad de opiniones respecto a que se transformó la cuestión de la elección del 19 de junio por no haber pasado Fico, opino que el dilema de la elección será exactamente el mismo: democracia o comunismo (“en definitiva se vislumbra un escenario como el de 2018, en el cual en una segunda vuelta, por segunda vez, el voto demócrata impedirá que Petro llegue a la presidencia e imponga el socialismo del siglo XXI en Colombia” https://www.elnacional.com/opinion/democracia-o-comunismo/ ). Insisto en que la gran decisión que deben tomar los colombianos es si caen o no  en la trampa del Foro de Sao Paulo que con su estrategia de la toma del poder por la vía electoral, imponen el socialismo del siglo XXI al transformar una democracia liberal en una tiranía estaliniana, eligiendo a Gustavo Petro como presidente de la república (“De decidirse por la vía del socialismo del siglo XXI de Gustavo Petro se repetirá el fracaso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, estaremos dominados por un sátrapa inculto, sin noción de la modernidad económica, con todo el poder económico en manos del Estado, miles de presos y torturados, si no asesinados, es decir, la dictadura posmoderna de un narcoestado comunista” .https://www.elnacional.com/opinion/una-decision-trascendental/ ).

Coincido con Miguel Gómez Martínez en que “concluida la primera vuelta, se insiste en que el país votó por el cambio. Una lectura diferente, más real, es que el país votó con cansancio” (https://www.portafolio.co/opinion/miguel-gomez-martinez/cansancio-columnista-portafolio-566246 ). Es el cansancio de la sociedad de bienestar, que no está satisfecha con lo que tiene, pero que no sabe lo que quiere; es el cansancio de una sociedad que alcanzó un nivel medio de desarrollo, pero que la expectativa de las demandas crece por encima de las posibilidades, es que por ejemplo, tanto en Chile como en Colombia se avanzó por décadas en un sendero de democracia liberal que trajo sin lugar a duda progreso y prosperidad.  “En Chile avanzamos durante las últimas décadas con base en fundamentos técnicos, búsqueda de acuerdos y moderación. Para la mayoría, esa estrategia fue exitosa y espero que esa siga siendo la visión”, ha  dicho el economista Felipe Larraín, exministro de Hacienda de ese país (https://elpais.com/economia/2021-11-20/felipe-larrain-el-estallido-en-chile-no-se-debe-solamente-a-la-desigualdad-nadie-lo-predijo.html ).

La pregunta es, pues, ¿cómo se puede entender que los buenos indicadores económicos coincidan con el malestar tan extendido que se ha expresado en las calles? La repuesta está en una soterrada creación de un clima de malestar social por parte de la subversión marxista que pretende llevar el país a un estado de anarquía que facilite el triunfo de la opción radical de la izquierda, que bajo el malestar ocasionado por el cansancio pide un cambio sin saber realmente cuál es el que se quiere.

Esta fórmula del Foro de Sao Paulo se experimentó triunfalmente en Venezuela con Chávez, fue copiado en diversos países con Evo, Correa, Kirchner, Lula, etcétera, culminó recientemente en Perú y Chile y estaba por realizarse en Colombia. Pero resulta que a Petro se le truncó el camino hacia la presidencia.

En una estrategia elaborada por el gurú de estrategia electoral del socialismo del siglo XXI Amauri Chamorro, de bajar la intención de voto de Fico, le salió el bumerán a Petro, pues la estrategia era quemarlo según el reconocimiento de la senadora del Pacto Histórico, quien fue explícita sobre esta estrategia:

“A Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura, hasta en Procuraduría y Contraloría. Fue una tarea dura de demostrar que ese tipo no puede estar en la Presidencia… Y voy a salir hablando de ‘Fico’ con todo lo que tenemos guardado, entonces necesitamos que ustedes estén pendientes de la estrategia para cuando empecemos a salir, ustedes la puedan replicar por todas partes” (https://www.eltiempo.com/elecciones-2022/isabel-zuleta-quien-es-la-senadora-electa-del-pacto-historico-670878 ) .

Efectivamente el comunismo internacional fue efectivo en quemar a estos dos candidatos y ya se veía triunfador con un Petro presidente en primera vuelta ganándole a un candidato golpeado por la impopularidad de Duque y la baja estima de las instituciones que causa que  “la fatiga del país es el producto de la incapacidad del Estado, el gobierno, los partidos políticos, los gobernantes locales, la prensa, los empresarios, el sistema educativo y el aparato judicial de ofrecerle al ciudadano motivos de esperanza en un mañana mejor”. (https://www.portafolio.co/opinion/miguel-gomez-martinez/cansancio-columnista-portafolio-566246) .

Pero esa estrategia tuvo su bumerán, pues tuvo como resultado el surgimiento de la candidatura de Rodolfo Hernández, quien sí es verdad con un discurso populista y con una sola propuesta (“acabar la robadera”) caló en el electorado, repito caracterizado por un cansancio que pide un cambio, sin saber cuál es el que quiere. Pero no nos engañemos, el hecho de un discurso simplista y una propuesta basada en el carisma del candidato no significa que se pueda equiparar a Rodolfo Hernández con Gustavo Petro, en una etiqueta simplificadora de “cambio”.

Es muy diferente cambiar la democracia liberal por el socialismo del siglo XXI, a cambiar una élite política por otra con las mismas características ideológicas, sociales y económicas; no es lo mismo cambiar unas políticas públicas ineficientes por una tiranía estalinista, a cambiar esas políticas por otras que se pretenden ser más efectivas en el logro del mismo resultado que querían las anteriores: progreso en libertad; no es lo mismo cambiar a un liderazgo partidista por otro que no tengo claro cuáles serán sus características particulares, pero en todo caso tendrán el mismo “ethos” democrático- liberal; no es lo mismo implantar a un grupo de criminales de lesa humanidad, narcoterroristas y corruptos que quiere la destrucción de la democracia,  en la cima del poder político, a establecer  en el gobierno a un grupo de dirigentes que quieren continuar con el mismo sistema constitucional pero actuando de una manera diferente; no es lo mismo elegir de presidente a un guerrillero (pues Petro lo sigue siendo, es un subversivo que quiere destruir la democracia ya no con las armas pero sí con la infiltración del sistema político) a un empresario hecho a pulso, que defiende la democracia, el capitalismo y los valores tradicionales frente a la arremetida del marxismo cultural contra la civilización occidental. Se está pues a la elección entre Hernández o Petro, o sea, la elección entre democracia o comunismo.


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