Desde hace aproximadamente un año los medios se han concentrado en la guerra comercial entre Estados Unidos de Norteamérica y China. Recientemente, se ha dado un nuevo paso, esta vez en una guerra fría tecnológica, con Huawei como objetivo. Japón y el Reino Unido también se unieron a la lista de grupos que han anunciado cortar todo lazo o parte de sus conexiones con el fabricante chino de teléfonos inteligentes.

Huawei está en el corazón de la batalla comercial sino-americana desde el arresto, en Canadá a finales de 2018, de la directora financiera e hija de Ren Zhengfei, fundador del grupo.

Las discusiones entre China y Estados Unidos están en un punto muerto desde el alza de los impuestos de 10% a 25% sobre aproximadamente 200 millardos de dólares a productos chinos el 10 de mayo pasado.

La situación se tensó un poco más una vez que el presidente de Estados Unidos firmó un decreto en el que prohibió a las empresas de ese país utilizar material de comunicación extranjero. Para ello adujo que ocasiona problemas de seguridad nacional. Probablemente China replicará aumentando las tarifas aduaneras sobre 60 millardos de productos estadounidenses. Es incierto si habrá una reapertura de las negociaciones, aunque es necesario, bajo pena de debilitar aún más el crecimiento mundial que está en una fase de desaceleración.

La prohibición llegó luego de meses de esfuerzo por parte de Estados Unidos por convencer a otros países de evitar el uso de Huawei como proveedor de redes 5G. Sin embargo, estaban reacios, ya que excluir a Huawei significa incurrir en mayores costos y retrasos. Adicionalmente, Trump firmó un decreto en el que le dio prioridad a la investigación en inteligencia artificial, pues temía que Estados Unidos se quedara rezagado en una tecnología de significancia comercial y militar.

Las decisiones de Vietnam y Tailandia de adoptar fuertes leyes de ciberseguridad, similares a las de China, parecen confirmar una gradual división del Internet global en zonas de gobernanza. El ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, predice una nueva Cortina de Hierro económica, mientras que el editor de la revista Wired, Nicholas Thompson, visualiza un mundo en el que otros países podrían verse forzados, pronto, a elegir entre ecoesferas tecnológicas. Si una nueva cortina digital emerge para dividir el mundo, será tan porosa e intrincada que difícilmente pueda ser llamada de hierro. El reciente anuncio en Venezuela sobre inversiones junto a Huawei, otras compañías chinas y rusas, va en dirección contraria a las previsiones de Paulson y Thompson.

Las firmas estadounidenses deberán solicitar una licencia antes de comerciar con Huawei, licencia, que han indicado, no obtendrán jamás. Los suplidores norteamericanos se han puesto manos a la obra, comenzando por Google, que ha decidido privar a Huawei del acceso a algunos de sus servicios, tales como el sistema operativo Android y algunas otras aplicaciones (Chrome, YouTube, Gmail, Maps). La decisión también toca a grandes fabricantes de semiconductores, tales como Qualcomm o Intel.

El presidente de China, Xi Jinping, se mostró el lunes 20 de mayo en Yudu, provincia de Jiangxi, flanqueado por su negociador comercial en jefe, Liu He, donde comenzara en 1934 la Larga Marcha de los comunistas para escapar de los nacionalistas de Tchang Kaï-chek. Igualmente, acompañado por su negociador comercial, el mandatario también visitó una empresa explotadora y fabricante de “tierras raras”, metales indispensables para la industria informática mundial y ampliamente controlada por Pekín. Todo el mundo entendió el mensaje: China se prepara para un largo conflicto comercial y estratégico con Estados Unidos. Están dispuestos a soportar los inconvenientes y a ripostar.

Toda la batalla alrededor de Huawei muestra que estamos en una guerra fría, tecnológica esta vez, como en los tiempos de la Unión Soviética, solo que la Unión Soviética era una potencia en declive, y que, a la inversa, China está en vías de convertirse en la primera potencia económica mundial. Detrás de la guerra comercial, detrás de la guerra tecnológica, hay una realidad por la supremacía mundial y Huawei, en esta historia, solo sirve de vitrina o más bien de rehén, en esta competencia por el primer puesto en el pódium de la economía mundial.

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