La revista Semana, prestigiosa y responsable publicación que circula en Bogotá, ha revelado  documentos que evidencian los nexos que el gobierno usurpador de Venezuela ha establecido con los grupos guerrilleros que se han negado a aceptar la paz ofrecida por las autoridades colombianas después de arduas negociaciones, especialmente el ELN. La usurpación venezolana no solo se ha apresurado a negar los hechos, como era de esperarse, sino que, además,  arremete con acusaciones sobre un plan bélico que ha puesto en marcha el gobierno del presidente Duque.

Habitualmente las investigaciones de la revista Semana se caracterizan por su seriedad. Sus plumas no han estado al servicio de causas inconfesables, como pretende afirmar la dictadura venezolana sin meterse en el fondo del problema, es decir, sin analizar el contenido de los documentos publicados para demostrar su falsedad, o su exageración. Prefiere pasar por alto el asunto medular de la calidad y la veracidad de las pruebas aportadas, para hacer un llamado a la defensa de la patria porque el Ejército colombiano está a punto de declararnos la guerra.

El usurpador y sus acompañantes militares del Alto Mando están haciendo un llamado tipo Cipriano Castro, para que defendamos “el suelo sagrado de la patria”. Anuncia una invasión armada, sin manejar ninguna evidencia que pueda respaldar la patriotera arenga, o como si estuviera a punto de atacarnos una potencia enemiga. Ni Colombia es una potencia, ni es enemiga, ni hay manera de sostener la acusación temeraria que se devuelve desde Miraflores y desde el Ministerio de la Defensa para desviar la atención sobre su connivencia  con grupos irregulares del vecino país.

Los papeles publicados por Semana ponen al usurpador y a sus secuaces en un aprieto que pretenden eludir con bravatas. Hablan de una inminente invasión, sin reparar que los únicos protagonistas de invasiones en la actualidad somos nosotros,  los venezolanos, las criaturas de la diáspora, millones de personas desesperadas que huyen despavoridas por la frontera más cercana para salvar la vida y la dignidad.

 


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