No tienen recatos ni disimulos en su voracidad. Viene resultando un vergonzoso y  descomunal descaro en el que incurre Guyana, al entregar -sin limitaciones- concesiones de todo tipo, a diestra y siniestra en la Zona en Reclamación; cuya controversia, en estos momentos, se dirime por ante la Corte Internacional de Justicia.

El vicepresidente guyanés Bharrat Jagdeo acaba de regresar de Estados Unidos, donde se suscribieron nuevos acuerdos bilaterales, teniendo como marco operativo la Zona en Reclamación. Tamaño irrespeto en pleno proceso contencioso en la Corte.

La excolonia británica se ha aliado, en connivencia de  intereses plenos, con bastantes empresas transnacionales para la exploración, explotación y comercialización de las riquezas de la región esequibana, que ellos se han auto adjudicado.

Extensión territorial que nos la  arrebataron con añagaza jurídica y vileza, mediante el írrito y nulo Laudo Arbitral de París, el 3 de octubre de 1899.

Por cierto, la citada decisión no fue más que una componenda política y diplomática de ingleses y rusos; y jamás atendiendo a los preacuerdos arbitrales establecidos en el Tratado de Washington 1897, por donde debió haber discurrido la mediación  y resolución.

En concreto, al día de hoy nos encontramos con un enjambre de empresas operando bajo la coordinación de la Exxon-Mobil, la cual gira las instrucciones a la Shell holandesa, a la CGX estadounidense, a la Anadarko canadiense, a la CNOON china; en fin, se conoce que la cifra supera las 52 compañías que allí se instalaron; procedentes de muchos países, que se dicen amigos de Venezuela.

No dudamos en calificar tales entregas de: irrespetuosas del contenido y alcance del Acuerdo de Ginebra de 1966; de inconsultas hacia nosotros, la Parte con la que se sostiene un litigio en la Corte, además son arbitrarios y displicentes; con lo cual el gobierno guyanés de Irfaan Ali pone de manifiesto su arrogancia y presunta seguridad de que saldrán favorecidos en una próxima sentencia de ese Tribunal; instancia jurisdiccional que ha citado a las Partes  conflictuadas: el 08 de marzo del 2022 a Guyana para que ratifique el recurso interpuesto en contra nuestra,  y para el 8 de marzo del año 2023 a la  delegación venezolana  para que consigne –mediante  escrito- el Memorial de Contestación de la Demanda, con todas nuestras alegaciones y probanzas.

Mientras tanto (y desde hace muchos años) Guyana está  aprovechando, como mejor le plazca, los recursos madereros, hídricos, agroindustrial, acuíferos, mineros, petrolíferos y energéticos en nuestra Guayana Esequiba; no únicamente en el área territorial de los 159.500 km2 que nos arrebataron; sino además han permisado a grandes consorcios para que operen en el espacio marítimo que genera la Zona en Reclamación: la costa atlántica  propiamente, nuestro Mar territorial, Zona Contigua y Zona Económica Exclusiva; dentro de las 200 millas náuticas que  proyecta nuestra plataforma continental: desde las bocas del Río Esequibo hasta Punta Playa, en el estado Delta Amacuro.

Nos preguntamos, con inmensa preocupación venezolanista: qué tratativa rara u oscura habrá entre ambos gobiernos, para que  no se produzca desde nuestra cancillería un serio pronunciamiento, que conteste y denuncie la descarada  esquilmación de nuestros recursos; hechos bochornosos   que se vienen cometiendo,  inclusive en el ámbito marítimo de nuestra soberanía.

Nos sentimos consternados que no se haya publicado aunque sea una nota de protesta por parte de la cancillería venezolana. Uno llega a pensar que prácticamente nos embarga  un desistimiento de la contención que hemos sostenido por más de cien años o tal vez un consentimiento tácito.  Nos resistimos a pensar que haya entreguismo en este litigio.

Dónde se han metido y qué han hecho todas aquellas comisiones que se nombraron desde el sector oficial para elaborar los documentos pertinentes a nuestra posición, para cuando –como se ha dicho—nos corresponda comparecer ante el Alto Tribunal de La Haya.

Por qué han decaído  o desaparecieron  los programas y demás  actividades de concienciación nacional. Ya los medios de comunicación ni mencionan nuestra reclamación por la Guayana Esequiba. No basta decir: “El sol de Venezuela nace por el Esequibo”.

Dejamos sentado lo que siempre hemos planteado en distintos escenarios. Los silencios por dejadez, incompetencia o  cómplices se pagan caro en el Derecho Internacional Público. Las facturas por aquiescencias,  permisividades o estoppel en la que incurra  un Estado-Parte pesan en un juicio internacional, como en el que estamos concernidos.

Hay que tener bastante cuidado en continuar dando expresas manifestaciones de desistimiento; por cuanto, el mismo produce efectos equivalentes a los de la Cosa Juzgada.

Del mismo modo, nos encontramos en la precisa (y mejor) ocasión para ir estructurando una contrademanda o proceso de reconvención, por todo el daño que  Guyana ha venido perpetrando a Venezuela.

Los agentes venezolanos que comparecerán ante la Corte, en la fecha arriba señalada, tienen todo el derecho, en nombre de nuestro país, de formular una demanda o instaurar un juicio en paralelo contra quien nos ha demandado. Todo, relacionadamente,   con y en  el mismo proceso.

Precisamente, el uurado sentenciador, conforme en pleno y justo derecho, debe admitir la solicitud reconvencional nuestra; porque existe absoluta  conexión entre las pretensiones en litis y las que han sido identificadas objeto de la demanda principal.

 


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