En el parque zoológico de seriedad estólida, donde la lengua funciona, previa al cerebro, apareció el presidente usurpador, sin embargo reconocido por estultos colaboradores cooperantes y con verso bailado, boca abierta y tambaleante, lanzó amenaza en tono burlón, socarrón, guasón, que pondría preso al presidente interino en ocaso decadente sin respeto ni autoridad. Mostrando síntoma de arrinconado, angustiado y desesperado. Con la prisión no bajará la decepción ni la furia popular disminuirá. Estados Unidos, la Unión Europea no suspenderán las sanciones, tampoco la Corte Penal Internacional abandonará su investigación y posible imputación. Olvídense que será liberado el diplomático de la podrida y miserable caja de humillación, ni los manipuladores del PSUV dejarán de serlo. El país no mejorará y el régimen jamás recobrará la popularidad tan empeñosamente perdida.

Todo seguirá igual, o sea, empeorando. La industria petrolera producirá algo más de gasolina con el siempre riesgoso auxilio iraní, el de tanqueros piratas y contrabando. El coronavirus seguirá haciendo de las suyas a pesar de lo que declare la vicepresidente. Muchos militares agazapados seguirán vigilados quedándose en vez de regresar a los cuarteles. Continuará la inmensa pobreza donde ladrones roban carencias porque cada día encuentran menos que robar. Nación prospera en recursos naturales, humanos que ha logrado el milagro de convertir remesas de fugados y exiliados en fuente principal de ingreso. Seguirán fallando los servicios públicos un día sí y el otro también, continuará en desarrollo el desastre en un inmenso país alrededor de bodegones y otras fuentes de fantasía sin sustento.

El conflicto por Ucrania no alejará los problemas de la Venezuela castro-madurista. En la frontera no se disputa el futuro bolivariano, socialista, oficialista y su régimen; se discuten rencillas entre mafiosos, además de las actuales y nuevas rutas para el narcotráfico. A metros la ficción de Las Mercedes en el municipio Baruta, Caracas, eterna discurre sin parar el nunca saneado Guaire y la porquería que lleva en sus fétidas, nauseabundas entrañas. Los chinos con montones de dinero y planes, digieren complicaciones, mientras lo inmobiliario se derrumba en las narices de la tiranía comunista. Rusia y el sueño soviético se enmaraña entre su pésima economía y temores de una boyante, exitosa y expansiva Unión Europea. El más poderoso de occidente continúa riéndose de las necedades de su anciano presidente; los costos por inflación y el posible cambio de mayoría demócrata por potencia republicana en el Congreso.

El régimen político militar podrá enjaular a Guaidó, -aunque imbéciles pidan jaulas cómodas-, pero no los aleja del abismo, camino que ya hace tiempo emprendieron rusos, chinos, iraníes, turcos y bandidos colombianos en trozos de territorio en los cuales aún chapotean. Encarcelarlo hará felices a unos pocos “opositores” pertenecientes a esa asquerosidad llamada G4 que tanto daño ha hecho y sigue haciendo, sin más visión que las cercanías de sus sucias narices. También, será un alivio para oficialistas de limitante intelectualidad y maduristas de escasa inteligencia, además de argumento adicional para aumentar la fama de un tirano indigno de confianza.

Un problema que ni siquiera el absurdo y repugnante diálogo mexicano, en caso de que se restaure con la ausencia del cleptómano, podrá aliviar. Más bien, convertirá en mártir a un encargado que nadie escucha, no goza de respaldo ni disfruta de carisma, que mintió, engañó con premeditación y alevosía, cambiando cese de la usurpación por cesantía de las sanciones. Lo que constituye estafa, bribonada y demostración pordiosera de liderazgo de una clase política mentecata, corrupta y populista.

El tiempo pone a cada uno en su lugar. Cada reina en su trono. Cada payaso en su circo. Y como saben quiénes leen historia, el martirio engrandeció al cristianismo mucho más que los hechos de los Apóstoles.

@ArmandoMartini

 

 


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