1. Guaidó cambió su agenda, que estipulaba como primer punto “el cese de la usurpación”, entendida como la salida del régimen y su asunción como presidente de la República en un gobierno de transición que concluyese en unas elecciones libres y limpias.
  2. Este cambio puede haber ocurrido por considerar que la salida inmediata del régimen se hizo inviable porque aunque hay apoyo de la opinión pública mayoritaria del país y de Estados Unidos, Canadá, Colombia y Brasil, no tendría apoyo de la Unión Europea y de la mayoría del Grupo de Lima. Guaidó, así se habría plegado no a Estados Unidos (que ni propició ni comparte las operaciones de Noruega y Barbados), sino a Europa.
  3. La tesis, entonces, sería buscar afanosamente elecciones sobre la razonable hipótesis de que si son “medianamente libres”, como algún sofista argumentó, no habría forma de perderlas. Por esta razón, lo que se sabe del diálogo es que se ha concentrado en el sistema electoral y la oportunidad de realización de elecciones; los delegados de Guaidó insisten en que Maduro abandone la Presidencia (que “el usurpador” acceda voluntariamente a “cesar la usurpación”) y los del régimen se oponen; pero, en la práctica, la insistencia en el tema electoral empujado sin rubor por los europeos, tiene como hipótesis la de que eventualmente podrían competir Guaidó y Maduro. Este último podría retirarse de “la Presidencia” unos meses antes de las elecciones y así se habría cumplido “el cese de la usurpación”.
  4. ¿Por qué afirmo que en la práctica hay un cambio de agenda? Porque a pesar de que se diga y rediga que el orden de prioridades no ha cambiado, ya se observa que Guaidó anda en campaña electoral, sobre la base de la idea de que debe imponerse en su propio partido y que si la usurpación no cesa, el país democrático estaría obligado a respaldar al candidato único opositor. Por el contrario, si el régimen es el que cesa y las elecciones son verdadera y francamente libres (no “medianamente libres”), no habría razón alguna para candidaturas únicas.
  5. Lo que soslaya todo este galimatías es una cuestión básica: Maduro y toda la banda descompuesta que lo acompaña no quieren, ni pueden disponerse a abandonar el poder voluntariamente, y la amenaza mortífera que lo podría obligar no se puede articular mientras los diálogos adormecedores sigan.
  6. Estimo que una rectificación de Guaidó es posible y es necesaria. Posible porque pienso que comprenderá en algún momento que no puede pasar impune de Presidente de todos a candidato, sin que se erosione su prestigio gravemente; necesaria, porque es la persona que en virtud del artículo 233 de la Constitución puede encabezar una vasta coalición nacional e internacional para, entonces sí, salir del régimen sin Maduro, sin Padrino, sin el Maikel y toda la pandilla.

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