El pasado martes 10 de mayo fue un día de gran significación política para el país: se vio una reserva firme, cohesionada en actitud de protesta frente al irrespeto del gobierno de Petro a la institucionalidad de la Fuerza Pública, pero también se evidenció la intención de Petro de usar (como en sus tiempos de guerrillero) la combinación de todas las formas de lucha contra la democracia colombiana.

Lo primero a destacar de la marcha es el éxito en movilizar más de 10.000 manifestantes, muestra la cohesión y la capacidad de organización de ese estamento social, por cierto, ninguneada por unos medios absolutamente débiles frente al gobierno de Petro. Los motivos de la marcha de reservistas fueron muy claramente expresados: 1) protestar contra las políticas de seguridad y defensa del gobierno, 2) clamar por el respeto a la separación de poderes. En efecto, la “Paz Total” es ni más ni menos que la legalización de la droga, la entrega del Estado a los narcoterroristas y la amputación de la Fuerza Pública, para convertirla en una guardia pretoriana del régimen. Una vez realizado esto se procede dada la sumisión de los militares a la eliminación de la separación de poderes, concentrándolos todos en la figura del líder del partido único y del Estado: Petro.

Esa es la significación política de la marcha, ante la imposibilidad por ley de los militares activos, se suele inferir de las expresiones de la reserva que ese es el espíritu dominante en la Fuerza Pública, pues el espíritu de cuerpo hace que las actitudes de ambos (activos y retirados) coincidan. Luego se puede decir que la Fuerza Pública en Colombia está irrevocablemente resteada con la democracia y que no aceptará, bajo ninguna circunstancia, que Petro instale la dictadura del socialismo del siglo XXI en Colombia, lo cual es su objetivo ya confeso.

Petro está, como dijimos al principio, utilizando todas las formas de lucha:

  1. Legal: al haber tomado el poder por medio de la estrategia del Foro de Sao Paulo de ganar las elecciones para desde el poder acabar con la democracia desde adentro, tal cual como lo hace ahora, por ejemplo, al descabezar la Fuerza Pública pasando a retiro más de 60 generales, amputándola así de sus más expertos oficiales. Esta guerra contra los militares se acentúa al recalcar el discurso que las califica de criminales: “la comisión de masacres y su impunidad en jurisdicciones de mandos militares y policiales afectará la hoja de vida de los mandos. Desde ahora todo mando militar o policial en su jurisdicción debe velar por neutralizar al máximo la comisión de masacre y muerte de líderes sociales— Gustavo Petro (@petrogustavo) august 13, 2022” (Gustavo Petro envía un mensaje a las Fuerza Militares y la Policía – 360 Radio ).
  2. Discursiva: al querer crear una dialéctica de contradicción con la Fuerza Pública, victimizándose y señalándole al contrario sus intenciones, en la típica inversión de la realidad que hace la izquierda: “¿Por qué conspiran para un golpe de Estado? ¿Porque les aterroriza que acabemos la impunidad? La verdad los acobarda tanto que van al desespero”. (Presidente Petro advierte sobre posible golpe de Estado (nuevatribuna.es))
  3. Subversiva: al maniatar la Fuerza Pública impidiéndole actuar frente a las agresiones de los narcoterroristas, como en el secuestro de más de 70 policías en Caquetá, tergiversado por el exministro Prada al calificarlo como “cerco humanitario”; al organizar el dominio territorial de los narcoterroristas al no erradicar matas de coca y permitir que los criminales de lesa humanidad hagan tomas de poblaciones, con propaganda subversiva.

Es que el objetivo de Petro es crear un narcoestado similar al de su amigo Maduro en Venezuela, en donde los carteles de las FARC y el ELN sean los detentores del poder absoluto que administra el partido único, el cual manda mediante el modelo del PRI: una dictadura perfecta con una simulación de democracia. En esto consiste el golpe de Estado de Petro: acabar con la democracia por medio de los métodos que la propia democracia le otorga, es la subversión 2.0, es el socialismo del siglo XXI, tal como lo hicieron sus ídolos Chávez y Ortega. En la inversión de la realidad que hacen los izquierdistas, él acusa a la reserva de querer dar un golpe de Estado, cuando el golpe de Estado lo está haciendo justamente él.

En cuanto a la desacertada declaración del coronel Marulanda hay que señalar que fue un error de comunicación, pero que no de intención, nada ilegal, ni antidemocrático ni siquiera de protesta exagerada está contenido en esa declaración, defenestrar es “Destituir o expulsar a alguien de un puesto, cargo, situación” (RAE). ¿Es un golpe de Estado señalar que se está preparando para buscar destituir a Petro? ¿Acaso no es un procedimiento constitucional su destitución? Se puede destituir al presidente de Colombia por medio de un juicio político en el Senado por diversos delitos cometidos dentro o fuera del gobierno aplicando los Artículos Nº 175 y 194 de la Constitución, está perfectamente permitido que la reserva se prepare para promover la acusación del presidente Petro en el Senado buscando su destitución. Golpe de Estado es el que está haciendo Petro y en esto me remito a Carlos Alonso Lucio:

“Lo que pasa es que Petro no tiene la menor intención de cumplir con el deber elemental de diferenciar entre lo que pasa por su mente y lo que establecen la Constitución y las leyes. Ese es uno de los problemas típicos de los tiranos: creer que constitucional y legal es todo aquello que se les ocurre. Pero la maniobra va más allá. Desde hace tiempo vengo insistiendo en que la verdadera estrategia de Petro consiste en milicianizar el país. En paralizar a las fuerzas armadas constitucionales para que sus milicias crezcan y le impongan sus intereses, su poder y sus arbitrariedades al resto de la sociedad”. (https://www.las2orillas.co/golpe-de-estado-a-petro-o-golpe-de-estado-de-petro/ ).

Ojo, pues, con esta inversión de la realidad izquierdista que hace Petro (como todo dictador) llama golpista a todo el que se le oponga precisamente al golpe de Estado que él está fraguando, que es la imposición de la dictadura del socialismo del siglo XXI y está siguiendo el protocolo del mismo exactamente, revise el primer año de Chávez y Petro está haciendo exactamente lo mismo, solamente falta la Constituyente, pero eso ya viene bajo el dictado del ELN de “la participación de la sociedad en la construcción de la paz… para examinar el régimen político y el modelo económico”. Ya todo está consumado, o pareciera, pues la manifestación de la reserva parece señalar que, en Colombia, a diferencia de Venezuela, el socialismo del siglo XXI no contará con la anuencia de los militares y ahí se tranca el juego, como se dice en dominó.


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