Foto Manuel Díaz / Crónica.uno

Insólitas y desproporcionadas resultaron las acciones que evitaron las tan deseadas elecciones en la Universidad Central de Venezuela.

Hablan de manos peludas por los pasillos. Hay chocantes responsabilidades asumidas a posteriori -cuando debieron ser a priori-, por la Comisión Electoral, y responsabilidades evadidas por las autoridades. ¿Cómo que casi después de tres lustros no se extremaron los esfuerzos para sacar adelante, positivamente, esas elecciones? No. No es dejar pasar y ya, y vamos en nueva fecha como si nada hubiera ocurrido. Pues no. Ahí queda, debe quedar, la espantosa marca indeleble.

El Consejo Universitario conoció los informes; éste y la comisión dan nueva fecha que a todos nos luce muy próxima para tanto entuerto anterior, para tanta desconfianza generada. La energía electoral no parece ya la misma. Quedó la institución como en natural Shock. Reponerse será costoso, tan rápido. Pero demos la carta en blanco. Firmada. Esto para esta nueva convocatoria que debe estar blindada por todo flanco.

La debilidad institucional es mucha. Los deseos de todos los universitarios del país,  yo diría: de todo el país, están puestos en la idea de que se hagan esas elecciones, por las naturales repercusiones en el mundo universitario y en el mundo político. Se harán en vísperas de unas primarias deseadas, se harán en vísperas de unas elecciones nacionales deseadas. La significación del proceso democrático de elegir en este momento es mayúscula. En un país donde opinar es un delito pagado por cárcel por algunos, todos queremos ser votantes en los comicios de la UCV. Para manifestarnos. Para ser oídos. ¿Se entiende la repercusión en un país censurado y secuestrado? No es cualquier elección universitaria.

Luego, todas las demás universidades están atentas para emular lo que se realiza en la UCV. Ya en la Simón Bolívar introdujimos un proyecto transitorio similar, para que se abra nuestro proceso electoral. Las autoridades no han dado respuesta oficial siquiera, luego de dos semanas. No se ha discutido en Consejo Directivo. Pero nuestra universidad está tomada por el régimen. Al punto que le dio un Honoris Causa a Luis Britto. El aspirante de un ala del oficialismo al Nobel. La otra ala, más taimada, seguramente estará con Rafael Cadenas. En la USB es indispensable opinar y sacarnos de encima estos seres que han sido nefastos en la conducción de la institución. Y así, debe haber elecciones en todas las universidades nacionales venezolanas, para romper con la dominación chocante contra la Autonomía de la que hemos sido también despojados. Se debe continuar el hilo por las intervenidas, a mi parecer.

El entusiasmo, decaído por la inmensa contrariedad que significó la suspensión del acto electoral en la UCV, debe volver de inmediato. Toda la comunidad universitaria debe volcarse sobre el proceso, llenar de colas deseosas el campus, los campus. Los candidatos deben reponerse y salir de nuevo a solicitar los votos. El ambiente electoral, siquitrillado por la irresponsabilidad de la comisión electoral y las autoridades, debe restaurarse ágilmente, como una ebullición provocada. Volvamos a votar. Echemos atrás la desconfianza. Se juega mucho en la UCV. El régimen lo sabe. Imposible que no actúe, como lo ha hecho, tapadito o destapado. El coco está ahí y afuera. Preciso es espantarlo con votos. Con opinión. Con democracia.


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