Aún hay espacio para la sorpresa con este tema de la subestimación al régimen. En todos los órdenes. Y esta, se origina de la ignorancia del liderazgo de la oposición y de los opinadores habituales del tema militar que forman parte de ese entorno, del poder real del régimen. Siguen anclando sus conclusiones sobre esto, en la figura de Nicolás Maduro y la simplificada y facilitada exteriorización chabacana y pedestre del antiguo conductor de Metrobús de la ruta El Valle. Como lo hicieron en su tiempo con Nikita Jrushchov. Desprecian el valor de los apoyos internos y externos de la revolución bolivariana donde Nicolás Maduro es apenas un factor nominal de poder global de largo alcance en términos territoriales y de tiempo del socialismo del siglo XXI.

Internamente se infravalora el peso del poder popular y la cobertura férrea de este concepto en los 24 estados de la república, y su eficiente capacidad organizativa para movilizarse en defensa de la revolución. Hablamos de las misiones, los CLAP, el Mercal, los consejos comunales, los patriotas cooperantes, las unidades de batalla Bolívar – Chávez, las emisoras comunitarias y del frente Francisco de Miranda. Se desconoce el concepto y el alcance del Plan de la Patria y sus soportes políticos y legales. Se ignora y se toma en chanza lo de la fusión cívico militar. El engranaje civil con lo militar en eso de la defensa integral con el plan de operaciones Zamora y los ensayos semestrales del ejercicio Escudo Bolivariano en todo el territorio nacional, nunca han sido sujetos de evaluación profunda y resulta que ese es el pegamento político que une a militares con delincuentes, con colectivos paramilitares y con los elementos de la guerrilla colombiana sitos en toda la geografía venezolana. Se desprecia el valor de la milicia nacional y la puerta de entrada que hace para los civiles hacia los cuarteles. Y se desconoce la realidad de la actual FAN y su participación fundamental como soporte del régimen usurpador.

Y a lo externo es peor. Los acuerdos políticos y militares suscritos entre la república bolivariana de Venezuela y China, Rusia, Irán, Turquía, Bielorrusia, Nicaragua y Cuba son un perfecto misterio. Esos convenios fueron firmados mientras el teniente coronel Hugo Chávez era presidente de la república, Nicolás Maduro era el canciller y el mayor general Hugo Carvajal era el poderoso director de inteligencia militar. Esos pactos, han venido cumpliendo estrictamente el espíritu, el propósito y la razón para garantizar la permanencia de la revolución en el poder y extenderla a nivel global, en una suerte de afianzamiento en el tablero geopolítico mundial. Mención especial es la alianza entre el régimen y las FARC, expresada en el apoyo a la Nueva Marquetalia y en la injerencia en la política interna en Colombia, apostando con una gran probabilidad de triunfo en la opción electoral de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales de mayo de 2022. El eje Caracas – La Habana mueve eso con aceitada y pulida eficiencia desde los inicios revolucionarios.

La pregunta sería ¿tienen bases militares los rusos en Venezuela? Voy a abundar en algo relacionado antes de responder.

La FAN migró doctrinariamente hace mucho tiempo desde el ala estadounidense hacia la rusa y la china. En ese batiburrillo conceptual de lo que los jefes militares criollos llamaron el nuevo pensamiento militar venezolano han mezclado guerra asimétrica, de cuarta generación, híbrida, y popular prolongada que se ha ido decantando en un mazacote editorial publicado por el general en jefe Vladimir Padrino López (una ficha de Vladimir Putin desde hace 7 años instalado en el ministerio de la defensa) titulado La escalada de Tucídides. Hacia la tripolaridad (Fundación Editorial El Perro y la Rana 2020) y otro texto del centro de estudios polemológicos y estratégicos de la Universidad Militar Bolivariana que se titula Guerra difusa. Una guerra multidimensional y multiforme, de carácter no convencional, aplicada a la república bolivariana de Venezuela (Editorial Hormiguero UMBV 2020) donde se mercadea otra guerra denominada…la guerra difusa. Desde hace muchos años compramos el sistema de defensa aérea Pechora 2M (11 baterías completas) que llegaron al país en el año 2011 con todos sus soportes logísticos, y ya están desplegados operacionalmente en todo el territorio. Adquirimos también hace bastante tiempo, años 2006 y 2008, el sistema Sukhoi SU-30MK2 y los helicópteros MI-35M2, MI-17V5 y MI-26T2. Los 192 tanques TU-72B1 han ido relevando paulatinamente a los viejos sistemas blindados AMX 30V y AMX 13C90 que no aguantan otro proceso de modernización sin afectar de manera terminal sus capacidades originales para el cumplimiento de la misión, en las unidades del ejército. El contrato incluye 300 carros de combate para la infantería BMP-3M. Se acaba de reactivar la fábrica de fusiles Kalashnikov, el reemplazo de los FAL 7,62 mm belgas es un hecho. Desde esos tiempos de la firma de los acuerdos, enviamos con cierta rutina – hay un puente aéreo permanente – a efectivos de los distintos componentes a las academias militares de Rusia y Bielorrusia para formarse y capacitarse para la guerra; en tanto que en toda Venezuela donde están desplegados todos los sistemas adquiridos, hay rusos civiles y militares cumpliendo tareas operacionales, técnicas y de inteligencia. El canciller ruso Sergei Lavrov cada cierto tiempo emite declaraciones de abierto apoyo al régimen usurpador de Miraflores que encabeza Nicolás Maduro.

Venezuela es una ficha del tablero geopolítico global desde hace mucho tiempo, con el que juegan ajedrez del duro Rusia o China en su enfrentamiento con Estados Unidos. Peón, caballo, alfil, torre o reina; el papel de Venezuela se rota permanentemente en ese torneo donde el rey que se protege y para el que se hacen movidas algunas veces está en Moscú y otras lo está en Pekín, en esa tripolaridad de la guerra difusa de Vladimir Padrino y la FAN ¿Eso se comprende?

Con base a esta introducción ¿sorprende el anuncio del vicecanciller ruso Sergei Riabkov en una cumbre Rusia – OTAN donde el tema principal era Ucrania y “la presión militar de Estados Unidos para provocar a Rusia” y como gambito de dama se hace una movida inesperada y espectacular apelando a una declaración del presidente Vladimir Putin de “tomar medidas técnico-militares” rusas en territorio venezolano. Ya lo están haciendo desde hace mucho tiempo. Cantaron jaque desde los tiempos de Chávez en la presidencia, Maduro en la cancillería y Carvajal en la DGCIM, y desde entonces en algunos sectores se han hecho los sordos. Y continúan.

¿Sorprendidos? Cada cierto tiempo el general Padrino va al Kremlin a intercambiar y a rendir cuentas y a pasear por los predios de la plaza roja. Un jaque siempre es una sorpresa.

Se continúa subestimando al régimen de la revolución bolivariana.

 


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