Los insultos racistas contra el futbolista Vinicius Junior del Real Madrid se convirtieron en una historia global que involucró a presidentes y gobiernos, organismos internacionales, medios de comunicación y estamentos y figuras del deporte más popular del planeta.

Los hechos ocurrieron el domingo pasado  durante el partido que el Real Madrid disputó de visitante contra el Valencia en el epílogo de la temporada del fútbol español. A pesar de que Vinicius fue la víctima de la agresión del público, el árbitro lo expulsó del partido.

Posteriormente el Comité de Competición anuló la sanción al jugador, impuso una multa de 45.000 euros al club local ーse tasan a la baja los insultosー y clausuró por 5 juegos la sección de la grada del estadio Mestalla desde la que le gritaron «mono» y «muérete» al delantero brasileño.

LaLiga, que es la marca que identifica al campeonato español, es una potencia mundial. Entre 2015 y 2021 su audiencia aumentó 30%, hasta más de 2.720 millones de espectadores. Es el resultado de una campaña de internacionalización iniciada en 2017 con el proyecto LaLiga Global Network que ha permitido que los partidos del campeonato español se vean en todas partes del mundo. «La tecnología hace que nuestro producto sea más apetecible», se ufanan desde la institución futbolera.

Pero como lo señaló el entrenador del equipo madrileño, Carlo Ancelotti, «LaLiga tiene un problema». Y ese problema, según han recordado medios españoles, es la permisividad hacia la violencia y la agresividad del protocolo sancionador contra el racismo en los estadios que es mucho menos contundente en España que en otras ligas de primer nivel.

Vinicius se ha quejado hasta llegar a las lágrimas y ha contado en sus redes sociales lo que ha vivido. “En cada partido fuera de casa hay una sorpresa desagradable. Deseos de muerte, muñeco ahorcado, muchos gritos criminales”, dijo. Y, tan grave como los insultos, es que se consideren esos actos como “casos aislados”.

“El problema es muy grave y las comunicaciones ya no funcionan. Tampoco culparme para justificar actos delictivos”, insiste el jugador.

El Consejo Superior de Deportes español, junto con la Federación de Fútbol y LaLiga, que no escapan a las críticas por su tibieza, pondrán en ejecución inmediata una campaña conjunta para expresar su unánime rechazo a cualquier manifestación racista, que incluye pancartas con los lemas «Racistas, fuera del fútbol» y «Juntos contra el racismo» que serán mostradas por los equipos al inicio de los próximos partidos, así como en brazaletes de los jugadores, folletos para los aficionados ー¿fanáticos?ー,  además de la difusión en la transmisión de los juegos. ¿Será suficiente? ¿Por cuánto tiempo será la campaña? ¿Hasta que se rinda el último racista?

Como en tantos otros hechos de la vida en sociedad, el compromiso individual de cada espectador es fundamental. Por respeto a sí mismo ーel insulto degrada en primera instancia a quien lo profiereー, a otros que comparten un espacio en la grada  y a aquellos que son el centro de atención en el terreno de juego y por los cuales compramos una entrada. El racismo está offside. Dentro y fuera de una cancha deportiva.


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