Preferible “ser frío o caliente, porque a los tibios los vomitaré de mi boca”, dijo Jesús. No hay algo peor que la pérdida de la brújula moral, sin la cual una sociedad se va al foso. En la vida no se puede ir deambulando con tibieza en una cuerda floja, si lo haces te lo cobrará el destino con una vida para nada digna de ser vivida. La oscuridad de la época arrastra hacia la fragilidad social. Nadie reflexiona sino calcula. Vivimos tiempos de decadencia. Este es el contexto.

Parafraseando a Clinton decimos: es la soberanía popular, estúpido. La formidable manifestación de la voluntad popular habló de manera rotundamente clara el 22 de octubre. Cambió la historia, el ciudadano salió y tomó el control y decidió cerrar un ciclo de odio y división, dejando atrás la vieja forma de hacer política.

Lo que vaya en contra de ese mandato se estrellará, no redundará a favor del rescate del ciudadano y la libertad de Venezuela. La unidad es para el voto que elija presidenta a la candidata surgida del hito histórico de la primaria. Si por las malas se desconoce el mandato popular y se cierra este espectacular proceso de transición democrática, se consolidará el sistema de mafias y saltarán 4 millones adicionales de compatriotas a la diáspora. La que conecta es María Corina, que ha sido elegida empáticamente. Este es el capital para deslastrarnos del narcorrégimen.

Somos la nacionalidad con más migrantes desde 2017. El comportamiento del Darién ha ido in crescendo de 100-200-500 mil. Hemos perdido el bono demográfico para sustentar a la población mayor.

Votar sin condiciones y apartándose de la soberanía popular expresada el 22 de octubre no va en dirección de resolver el conflicto humanitario que padecemos, no van a salir los presos políticos y seguirá la persecución y la violación sistemática de los derechos humanos. Continuarán prevaleciendo las instituciones degradadas y fracturadas. No es competitivo participar en un adefesio que no puede llamarse elecciones, sin piso parejo, para perder y que gane Maduro. Importa y mucho la calidad de las elecciones.

Tomar el camino indeseado por la mayoría es dejarnos a merced de la entropía que nos ha ido destruyendo individualmente y como sociedad. Es seguir torturándonos en el esfuerzo de Sísifo y malversando la esperanza del ciudadano.

Resulta horroroso eso que llaman algunos “paz autoritaria”. Doblarse para no partirse. Se traduce en continuar sometidos a la lógica totalitaria.

Son horas decisivas. Hay que hablar con la verdad. Con coraje ciudadano apostamos al rescate de la república, cumpliendo con el mandato de la soberanía popular del 22 de octubre.

Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!


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