En el ámbito empresarial han surgido diferentes tipos de modelos de negocios. Sin embargo, hay uno que, más allá de sus altas y bajas, se mantiene desde hace 159 años. Me refiero a la franquicia.

En 1862, Isaac Singer, creador de la máquina de coser, se encontró con dos dificultades para comercializar su invento: que el cliente aprendiera a usarla antes de comprarla y la falta de capital para financiar su fabricación en grandes cantidades. Así que tuvo una idea: creó el Centro de Costura Singer y luego ofreció los derechos a empresarios, quienes se dedicaron a vender la máquina y también enseñar a los clientes a utilizarla.

A partir de ese momento nació el método de distribución de un producto o servicio regido por un contrato y por un tiempo determinado. Esto le permitió a Singer financiar la fabricación de sus máquinas, lo cual era su meta inicial, y lograr, a su vez, que cada franquicia se autofinanciara.

Desde entonces, como popularmente se diría, mucha agua ha corrido bajo el puente. Ha habido épocas en las que este modelo de negocio ha experimentado un gran repunte y otras en las que no tanto, como la que se está viviendo en este momento. La pandemia ha obligado a las franquicias a buscar diferentes formas de gestionarse para poder continuar operando.

A lo largo del año pasado las franquicias tuvieron que enfrentar situaciones difíciles, como cualquier empresa, debido a la propagación del covid-19, pero no a todas les afectó por igual. Algunas pasaron de un día para otro de estar a 100% del rendimiento a caer a prácticamente a 0% de actividad.

A unas, por lo esencial de su actividad, no les fue tan mal, mientras otras fueron más precavidas y empezaron a implementar medidas desde que comenzó la contingencia. Tuvieron la agilidad de reinventarse básicamente en la digitalización, aprovechar las oportunidades para innovar o enfocarse en nichos desatendidos. Incluso, hubo compañías que lograron otorgar algunas franquicias, aunque no al ritmo de 2019.

En el caso de Venezuela, el confinamiento impulsó la creación de emprendimientos gastronómicos, apalancados con el delivery y pick up. Se prevé que muchas de las nuevas empresas, incluidas las de entrega a domicilio, se conviertan en franquicias.

A pesar de la dificultad del momento, la pandemia ha ayudado a analizar la gestión de muchas franquicias y a mejorarlas. Son -y es que tienen que serlo para poder continuar funcionando- más eficientes que antes. Sin embargo, este año, aunque en varios países se iniciaron procesos de vacunación, no pueden bajar la guardia.

Las franquicias, dado que esta modalidad de negocios tiene una estructura más compleja, hay aspectos que no pueden pasar por alto en el contexto actual. La simplificación de las operaciones, la integración de la tecnología para la ejecución de nuevos procesos, las nuevas iniciativas de marketing, la redefinición de la comunicación interna y externa y la generación de nuevas fuentes de ingresos pueden contribuir a que salgan adelante pese a la emergencia sanitaria.

Indudablemente, las franquicias están de pie y seguirá siendo un modelo atractivo para invertir. Pero tendrán que continuar reinventándose y no perder de vista cómo la nueva realidad ha ido generando ajustes en los consumidores y, por ende, en los mercados. Serán aquellas que puedan adaptarse rápidamente a los cambios las que resulten “ganadoras”.

@DavidParedes861


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