Revolución de los Claveles, 1974

Se han filtrado en las redes sociales las interioridades de una reunión del comandante general de la Aviación Militar con un grupo numeroso de capitanes. El tema: no hay dinero para aumento salarial ni para primas, y la autorización sugerida del alto jefe de complementar el magro salario con otra chamba fuera de los cuarteles. La intervención de un capitán para expresar lo público de las miserias para mantener la familia y el número alarmante de bajas, que con la ruina de los históricos beneficios socioeconómicos que se disponían en las fuerzas armadas hasta 1998, configuran un panorama desolador en la institución militar para cumplir la misión. Especialmente en los grados de oficiales subalternos. La situación general del país no fue abordada.

No hay nada nuevo hasta aquí. Los cuarteles como se conocieron hasta la llegada de la revolución bolivariana desaparecieron hace mucho tiempo y desde el 11 de abril de 2002 se radicalizó la transformación hacia un partido militar que hace de soporte al régimen hasta la actual metamorfosis donde se cogobierna. Para ello se amplió su base de integración y se les abrieron las puertas a guerrilleros, a delincuentes comunes y a terroristas agrupados en la milicia nacional bajo un concepto denominado la fusión cívico militar. El descontento, exteriorizado en la reunión que pudiera interpretarse como el coloquial ruido de sables en los cuarteles, es un indicativo de la temperatura económica de los bolsillos, el vacío de los estómagos de los militares activos y también el pulso de la realidad política de los uniformados. Como si el malestar se originara solo por la asignación de un bono para los pilotos militares, tanto como el bono de guerra económica que se distribuye a todos los jubilados de la administración pública. Incluyendo a uniformados en retiro.

Una opinión sobre eso de las asignaciones de los bonos. El régimen tiene sus maneras de colonizar emocionalmente y amarrarle los impulsos a muchos. Se acaba de cancelar un bono denominado de guerra económica para todos los jubilados de la administración pública. Este bono se cancela a través del sistema Patria, que es desde donde la revolución distribuye pagos, subsidios, beneficios sociales o simplemente bonos. Para que un venezolano reciba algún beneficio a través de este sistema debe tener el carnet de la patria y estar registrado en el sistema, que es una manera que tiene el régimen rojo rojito de naricear políticamente a quienes lo apoyan y aplacar económicamente a sus opositores.

Entonces es bueno preguntar a los que reciben ese bono si ejercen libremente su derecho político a expresarse sin sentir el temor de que se lo eliminen del próximo depósito o lo reciben guillaíto para que nadie sepa que tienen encaletado el carnet de la patria con el que la revolución chantajea a los más necesitados del país. Bono de guerra económica lo dice todo. Y esto es bueno desarrollarlo con un ejemplo. En lo que está de moda y vigente en la opinión pública con los bonos de los pilotos militares y su reciente reunión con el general comandante. Estos lo reciben porque son pilotos, así como antes se recibían como primas por estar en la frontera, por estar en la casa militar, por ser docente en un instituto de capacitación, por estar a bordo de un navío, por estar en comisión de servicio, etc. La guerra económica que vende el régimen, la que se materializa en la destrucción del aparato productivo del país especialmente en nuestra principal industria fuente de ingresos, en la desolación y devastación del campo, en la ruina de los sectores de educación, salud, servicios públicos, en la penuria del comercio y en la grosera corrupción que campea con los enchufados; es la suma de las incompetencias e ineficiencias oficiales, unas planificadas y montadas para igualar hacia abajo, y otras porque son el resultado de un gobierno de los peores. La guerra económica es la narrativa construida por el régimen para construir una matriz de que el imperio (el enemigo externo) con sus sanciones, ayudado por la oposición lacaya y servil (el enemigo interno) no ha permitido que la revolución pueda gobernar eficientemente a lo largo de sus 24 años. Por argumentos iguales, muchos profesionales militares reciben asignaciones y prebendas de enchufe que les permiten olvidarse de los asuntos relacionados con el cumplimiento de sus deberes constitucionales. Esa es la queja del capitán. Y por eso, estamos como estamos.

¿Usted recibe el bono de guerra económica? Eso puede dar para muchas interpretaciones. Una de ellas la de hacerle el caldo gordo a la narrativa oficial del régimen a costa de su estómago pegado al espinazo, de su hambre acumulada y de sus necesidades, pero también de su dignidad, para que más allá de la imposibilidad de ver por encima de esos 500 bolívares donde se asienta el futuro del país montado en la cercanía de un cambio político. Y usted lo sabe. ¿Quiere una prueba? Asómese a los grupos de WhatsApp cuando hay algún ruido de depósito, algún rumor bancario relacionado, alguna bola de cancelación. Esa ansiedad supera con creces cualquier otra parecida y es una angustia que no hace diferencia entre el chavista y el opositor, entre el ausente de luces y el ilustrado; entre el radical y el moderado, entre el capitán que intervino en la reunión con la queja ante el general y los otros 700 que se quedaron callados, entre un militar activo no enchufado y otro retirado. Ese momento de espera del bono eleva exponencialmente las emociones y eclipsa todos los temas vigentes, especialmente el político hasta que en la pantalla del cajero del banco aparece la acreditación y entonces viene un momento de relajación y distensión mientras el saldo se evapora en cuatro pendejadas en el mercado y el país se diluye en revolución. Levanten la mano los que se vieron identificados con ese capitán. Entonces, chao, hasta el siguiente depósito del bono.

Toda la organización militar está estructurada en unidades operativas y en dependencias administrativas. Las primeras controlan las armas, las bocas de fuego y son las que tienen las posibilidades de ejercer la violencia oficial cuando se despliegan para maniobrar. Las que tumban gobiernos. Allí están comandándolas quienes han pasado por los filtros de lealtad revolucionaria y fidelidad al régimen. En promedio están en el orden del 15% y son el músculo organizacional. En el segundo grupo están quienes engranan en la burocracia de las tramitaciones administrativas y representan aproximadamente el 85% de la estructura. Estos, son la grasa organizacional que en una crisis política que ponga en riesgo la permanencia del régimen en el poder se pueden constituir en eficientes mecanismos de presión internos. Como en el cuerpo, la grasa militar es la principal reserva de energía y una fuente vitamínica importante. Es difícil que en esa reunión haya estado el músculo aviador.

Capitán es uno de los grados más importantes en la organización militar. En particular en el Ejército donde se tiene el contacto más estrecho con la tropa en las unidades operativas. En ese mismo espíritu de ilustración y analogía con el cuerpo humano, los capitanes forman parte de la masa muscular de la Fuerza Armada Nacional (FAN). Son el engranaje corporativo más importante que mueve las unidades en tierra, los navíos en el mar y las aeronaves. La preocupación del capitán de la aviación es la misma que tiene otro del ejército o uno de la armada por la carraplana económica de ellos y sus familiares, y en general de todo el grupo militar –especialmente el retirado– que sobrevive de salario o pensión, sin ningún enchufe. Por eso, el capitán de la queja apunta hacia el bono y no hacia la situación del país y los deberes del 328 en la carta magna.

En 1974, en Portugal, un grupo de capitanes que se olvidó del bono lusitano de los cuarteles y le dio prioridad al país, al futuro y a sus deberes como militares; se agrupó en una estructura conocida como Movimiento de las Fuerzas Armadas – MFA y se llevaron por delante los remanentes de la dictadura del dictador Antonio de Oliveira Salazar. Los capitanes de abril en la históricamente conocida como Revolución de los Claveles defenestró al ungido presidencial de ese entonces y lo obligaron a renunciar. Algo como si estos capitanes venezolanos en lugar de reclamar y esperar bonos reclamaran por libertad, por Constitución, por soberanía, por Estado de Derecho, por paz y por unidad de la nación y obliguen a renunciar al seleccionado de Hugo Chávez.

El régimen tiene sus maneras muy refinadas de colonizar emocionalmente y amarrarle los impulsos a muchos de manera muy sutil. Especialmente a los militares activos y a los retirados. No hay diferencia entre ese bono de guerra, y otros, y la bolsa CLAP y las misiones en general. Se llama control social que ayuda a olvidar que la solución al problema en Venezuela está más allá de un bono. Y ha funcionado perfectamente para que los rojos rojitos se mantengan en el poder.

¡Envíen flores a los capitanes! Sobre todo, claveles.


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