Según Wikipedia, R. K. Weaver es profesor en la Universidad de Georgetown y miembro senior de Estudios de Gobernanza en la Institución Brookings. Su atención se centra en una variedad de campos de la ciencia política de los Estados Unidos, incluida la política social comparada, las instituciones políticas comparativas y la política de la experiencia. Weaver se unió al Instituto de Políticas Públicas de Georgetown en el otoño de 2002, luego de estar 19 años en la Brookings Institution. Antes de llegar a Brookings, Weaver enseñó en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Ohio durante varios años. Recibió su B.A. del Haverford College y su Ph.D., en Ciencias Políticas, de la Universidad de Harvard.

El enfoque de Weaver busca comprender cómo las instituciones políticas, las decisiones políticas pasadas y las motivaciones de los políticos, interactúan para dar forma a las opciones de políticas públicas. Gran parte de su trabajo ha intentado comprender cuándo y por qué los políticos emprenden acciones que parecen ofrecer más riesgos políticos que recompensas, y cómo intentan evitar la culpa cuando lo hacen, lo que popularmente se conoce como “evitamiento de la culpa” (blame avoidance). De hecho, su trabajo más conocido publicado en 1986 y que ha dado origen a todo un campo de investigación, todavía poco explotado, lleva el título de «La política del evitamiento de la culpa» (The Politics of Blame Avoidance, Journal of Public Policy, Volume 6, Issue 4, October 1986, pp. 371 – 398)

Treinta años después tenemos el trabajo de Hinterleitner y Sager, titulado «Formas anticipatorias y reactivas de evitamiento de la culpa: los zorros y los leones» (Markus Hinterleitner and Fritz Sager 2016, Anticipatory and reactive forms of blame avoidance: of foxes and lions, European Political Science Review). El trabajo de Hinterleitner y Sager abre con el siguiente argumento tomado de El Príncipe, de Niccolo Machiavelli (Capitulo XVIII, De qué modo los príncipes deben guardar la fe otogada):

«El león no puede protegerse de las trampas, y el zorro no puede defenderse de los lobos. Por lo tanto, hay que ser un zorro para reconocer las trampas y un león para asustar a los lobos».

Según Hinterleitner y Sager, el comportamiento de evitamiento de la culpa (BAB por sus siglas en inglés) abarca todo tipo de actividades de protección de la integridad por parte de los funcionarios ante eventos que pueden generar culpa. Es cada vez más común que los académicos examinen las decisiones políticas y sus efectos para establecer si, y en qué grado, han sido causadas por la motivación de los funcionarios para evitar la culpa. A estas alturas, BAB se considera un fenómeno generalizado que es esencial para una comprensión realista de la naturaleza y el funcionamiento de los sistemas políticos.

Mientras que el BAB reactivo se ocupa de la confrontación pública de la culpa, el BAB anticipatorio tiene como objetivo mantener un evento potencialmente culpable fuera de la agenda y prepararse para eventos culpables subsiguientes. Esto es, precisamente, lo descrito fielmente por Maquiavelo en la cita colocada luego del tercer párrafo de este artículo, el BAB reactivo encarna la resolución del león para derrotar a los adversarios, pero el BAB anticipatorio encarna la misión del zorro de no dejarse atrapar.

A partir de esta idea, Hinterleitner y Sager conceptualizan el BAB anticipatorio y el BAB reactivo como dos situaciones de decisión consecutivas que los funcionarios enfrentan en varios momentos a lo largo de sus carreras. Esta distinción conceptual contribuye a la literatura sobre la evitación de la culpa de tres maneras, siendo la tercera de nuestro interés: la distinción revela puntos de partida para la investigación empírica, ello en virtud de que tiene implicaciones para la existencia de acuerdos institucionalizados para evitar la culpa en los entornos de formulación de políticas y el curso de los juegos de culpa públicamente visibles en diferentes entornos institucionales y contextos de problemas. Esta forma también incluye los “Modus Operandi” de los diferentes voceros o funcionarios públicos.

El motivo por el que BAB se produce en una situación particular es un hecho o tema que aparece en la agenda política y da lugar a la culpabilidad dirigida al actor (o los actores). Al sacudir el curso normal de los eventos, este «evento focal» genera una situación de acción. Tengan en cuenta que es la amenaza percibida, y no necesariamente la real, asociada con un evento lo que crea una situación de acción y atrae a los funcionarios a participar en el comportamiento evitador de culpa.

Afirman Hinterleitner y Sager que si bien no existe una distinción explícita entre BAB anticipatorio y reactivo en los primeros trabajos sobre el tema, los académicos han reconocido posteriormente que la necesidad de evitar la culpa no solo surge ex-post, es decir, después de que el evento ha ocurrido y provocado la culpa: en circunstancias particulares, los actores también pueden anticipar la culpabilidad de un evento y tratar de prepararse para él con el fin de proteger sus objetivos. Cuando un tema disfruta de una atención pública intensificada durante un tiempo, cuando las políticas obligan a los funcionarios responsables a tomar decisiones impopulares, o cuando los funcionarios son designados por sus superiores para tratar con problemas políticos difíciles, rápidamente se dan cuenta de que tienen que trabajar en condiciones peligrosas y que los daños puede ser importante si algo sale mal.

Ese es precisamente el caso de las conclusiones preliminares adversas que involucran a funcionarios del gobierno venezolano, conclusiones hechas públicas por parte de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y que originaron la acción anticipatoria del Fiscal General Tarek William Saab. Aquí la reacción anticipatoria observada, por cierto  -y por supuesto- del tipo “Ad Hominen”, admite la corroboración y conclusión de que el tema es lo suficientemente amenazante para dichos funcionarios aun en la circunstancia actual preliminar.

 


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