Uno de los más caros proyectos impulsados por Gustavo Petro tiene que ver con una propuesta que intentó poner en marcha sin éxito cuando se desempeñaba como alcalde de Bogotá. El político siempre ha querido desmontar el actual sistema de estratificación de la sociedad colombiana.

Los estratos, un esquema que opera desde mediados de los ochenta, es una forma de definir un indicador para determinar la situación socioeconómica de cada individuo y de cada hogar colombiano. Colombia parece ser el único lugar donde esta clasificación existe.

La realidad es que todo un completo sistema de subsidios a los servicios públicos y las transferencias monetarias a las familias de menores ingresos opera con los indicadores de los estratos, solo que como todo instrumento generalizante tiene sus deficiencias.

El nuevo presidente de Colombia, principista como todo declarado socialista, coloca etiquetas descalificadoras a lo que no le cuadra. Y es así que ha tildado a este esquema como “régimen de castas, antidemocrático, antirrepublicano y antihumano”. Esta fórmula se encuentra muy enraizada en la idiosincrasia del sujeto de la calle: se supone que  un ciudadano habitante de una vivienda  de estrato 1 o 2 cuenta con recursos limitados y que uno de estrato 5 o 6 es acaudalado.

Una buena definición de lo que son los estratos colombianos lo hizo la BBC en uno de sus artículos en los que informaba sobre las manifestaciones violentas que se registraron a comienzos del año pasado en varias ciudades colombianas. Estas causaron la paralización de muchas actividades, lo que se tradujo en problemas económicos de envergadura para el gobierno del presidente Iván Duque y pusieron de nuevo en el tapete la importante fractura social que desde hace décadas se manifiesta en el país vecino. “Los estratos en Colombia –dijo BBC- son mucho más que una jerarquización socioeconómica: son una manera de identificar el perfil cultural, estético y, en estos días, político de una persona”.

El presidente es de los que sostiene con pasión la tesis de que los estratos no son más que una manera de profundizar el clasismo y de promover la desigualdad en Colombia. Posiblemente no le falte razón.

Petro está queriendo implantar un modelo que se base en un reporte de ingresos de cada hogar. Así, familias que hoy viven en estrato 4 o 5 podrían recibir subsidios del Estado en caso de que su situación económica en el último año haya sido compleja.

Encontrar una alternativa para definir y cuantificar las ayudas y subsidios estatales es un propósito razonable de todo gobierno, pero el asunto ha recibido poco estudio en esta nueva administración. Es preciso generar una metodología para cobrarle a la familia y no a la vivienda. La medición de la capacidad de pago de los individuos es crucial para determinar su posición ante el pago de los servicios que recibe, los subsidios a los que tiene derecho y los tributos con los que se mantiene el Estado. Es un tema para no ser tomado ni con ligereza ni con pasión.


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