Quienes formamos parte de religiones cristianas, alcanzamos la festividad de la Navidad. El 24 de diciembre y días siguientes, se caracterizan por abrazos en un ambiente de alegría, reconciliación y buenos sentimientos. Tiempo de pensamiento, reflexión y meditación, si gustan de las frases rimbombantes, ostentosas. De reencuentro, si por tradición se pone sentimental, de tregua, pausa y soñar oportunidades.

En América y Europa, desde las heladas y bien organizadas monarquías conservadoras, hasta las animadas playas mediterráneas, las revoltosas costas atlánticas y alegría del Caribe; lejanías del Océano Pacífico, y la interminable Rusia con sus eternidades siberianas, también cristiana, ortodoxa, que 70 años de implacable tiranía atea y comunista no lograron acabar con la fe.

Habrá ceremonias navideñas en países de fervores dominantes, diferentes y con sistemas de gobierno ateos, como China, Japón, Vietnam y toda el Asia Lejana; sólo los musulmanes ponen trabas a sus comunidades cristianas, o las asesinan, como hacen los fanáticos criminales del llamado Estado Islámico.

Venezuela se prepara para una Navidad compleja, complicada en lo social, económico y político, atiborrada de inflación, dolarizada y con muchas dificultades. Tal como se presentan las cosas, 2023 podría ser recordado sin consideración de buenas palabras.

Estos días de emoción por lo que viene, lo real, es la solemnidad ceremonial del nacimiento de Jesús, olvidaremos -al menos por tiempo breve- la mayoría de los problemas actuales y por venir. Período de obsequios, apretones, sonrisas, compartir en familia y con amigos. Serenar pensando en lo que hicimos bueno, mal, o pudimos hacer mejor. La alegría y cordialidad de la Navidad viene de la tendencia tradicional a recordar, reconocer, abrir horizontes y tener nuevas ilusiones.

Los venezolanos anhelan deseosos un cambio político, social y económico que aspiran, sueñan y esperan. No sólo por el hastío de la población, errores y terquedad pecaminosa de los empeñados en profundizar un socialismo anticuado, obtuso, ineficiente y violador de los derechos humanos, postrados en la trampa de un legado de quien empujó a Venezuela a la desesperante miseria y calamidad actual.

Los pesimistas consumirán hallacas convencidos de que la oposición no podrá cambiar nada y el oficialismo seguirá gobernando y arruinando -si es que es posible aumentar la ruina de hoy-. Sin embargo, está la inmensa mayoría optimista y convencida de que el coraje, la coherencia y entender la trascendencia actual, tiene ciudadanos idóneos, dispuestos a unir experiencias y esfuerzos para cambiar el rumbo.

En Navidad aproveche para disfrutar, dar y recibir, pero en clara conciencia de que el objetivo de libertad, democracia y respeto por los derechos ciudadanos, continúan impertérritos, base misma y concepto de la vida. Las visitas estarán llenas de comentarios y especulaciones, discusiones que no van a arruinar la noche navideña, porque son la realidad que padecemos, vivimos, y animarán la reunión, brindis y sabor de la comida tradicional de la época. Este año el optimismo tiene más argumentos.

Lo que piense, discuta la dirigencia política es interesado de la realidad y la que comienza a vivirse a partir de 2024. Pero lo quieran o no, nunca podrán estar alejados de la aspiración ciudadana de un ¡Cambio! Después de todo, Navidad es natividad, nacimiento, renovación; el despuntar de una nueva esperanza. Y la esperanza es alegría, la que deseamos a cada uno de ustedes.

La democracia, libertad y felicidad del ser humano que cumple con principios éticos, valores morales y buenas costumbres ciudadanas, sigue siendo no sólo la esencia de la vida, sino el destino de la familia. La patria no es un orgullo, una vanidad con colores, es el resultado de la unión de convicciones en base a su pasado, futuro y designio de Dios. Tragedia de las tiranías, que se imponen por engaño y fuerza en beneficio propio; sin embargo, las ideas de libertad, justicia y bienestar sobreviven persecuciones, distorsiones y represiones. Dios creó al hombre para ser libre, y las tiranías van contra la obra de Dios, a contramano de la historia de la humanidad.

En lo que respecta a quien suscribe, deseo a mis amigos, a quienes no lo son, y en especial, a los que tienen la gentileza, paciencia, cortesía de leer y comentar estas líneas que desde hace años venimos publicando, brindando la magnífica e invaluable oportunidad de expresar nuestro punto de vista, sentir y parecer de lo que sucede y sucederá en el futuro de esta grandiosa Venezuela.

Hay que ser transparente, honesto y ganar la confianza ciudadana. Felices fiestas decembrinas Venezuela y que Dios Bendiga a sus ciudadanos.

@ArmandoMartini


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