Venezuela Navidad

Vivir es un acto de comenzar, y recomenzar, una y otra vez cada nuevo día. Pero ¿se puede vivir sin la esperanza de un mejor mañana? Cuando todo a tu alrededor se ha vuelto más bien un sobrevivir ¿que podemos hacer? Secuestrados por una realidad que, a momentos parece inmodificable, y que podría arrebatarnos lo esencial que siempre debe acompañarnos ante cualquier situación en la vida: ¡la fe y la esperanza!

Quiero, iniciando este primer día del nuevo año 2022, agradecer al Supremo Autor del Universo que nos permite seguir compartiendo en este planeta. Recordar con amor imperecedero a los que partieron a otras energías de nuestro cosmos. En la esperanza de un inexorable cambio que se producirá en nuestras vidas, doy gracias a todos, mis hermanas y hermanos de este complejo tiempo. A mis lectores y a El Nacional, gratos compañeros del demandante viaje, pero en el que seguimos avanzando, como Colón, hasta encontrar ese nuevo camino que resultó siendo un nuevo mundo.

Desde nuestra perspectiva como país, pensamos que Venezuela enfrenta hoy la más profunda crisis de su historia. Dicha crisis multifactorial socava varias dimensiones, pero la esencia humana, la crisis moral de la clase política dirigente, es la más retadora. Sin embargo, no dejamos de reconocer que nuestra nación, y otras naciones en otros tiempos, atravesaron también por terribles situaciones, y se levantaron para andar un  camino de logros y promesas.

¡Venezuela renacerá de sus cenizas! Las producidas desde la destrucción perpetrada por enfermizos traidores y aprovechados enemigos. Sedientos de revanchas y lujurias anidadas en sus enanas mentes, tal minoría, comunistoide o no, utilizó los códigos del maletín castrista creado en La Habana, para hacer a nuestro país víctima de la detonación de su bomba infernal. Activando así su odio, hasta ahora continúan saqueando nuestras riquezas materiales, liquidando vidas, e intentando anular las reservas libertarias a nuestro pueblo. Seguimos resistiendo, y les aseguro que jamás lograran nuestra cohabitación. Prueba de ello es la valentía de los cientos de prisioneros políticos, militares y civiles a los que esta tiranía teme y a los que cobardemente no se atreve a dejar en libertad, como por ejemplo al Comandante Marín Chaparro, aún a riesgo de sus vidas en prisión, donde pueden morir de enfermedades como el covid 19, y demás amenazas y torturas.

Otros pueblos que antes también lucharon valientemente pero mal dirigidos tuvieron que aprender a superar ese, su principal obstáculo para la liberación. Desde el exterior, muchas veces también con erráticos aliados, los libertarios se han visto compelidos a salir y permanecer fuera del territorio venezolano. Desplazados por una conjunción de factores e intereses bastardos, de seudo dirigentes partidistas, militares traidores o empresarios tarifados junto a traficantes y mercenarios que venden a su pueblo al mejor postor; tal como un Judas vendió a Cristo por unas cuantas monedas.

Sin embargo, el valor de la trascendencia y de lo más bello e imperecedero que es saberse parte de una comunidad de amor al prójimo y de bien, es la auténtica energía e idiosincrasia del venezolano. Esa será la identidad libertaria que se impondrá a este terrible mal; antes de que se extienda aún más a límites amenazantes de un no retorno, con el que podrían atrapar a la América toda.

Colombia debe ser una meta clara y prioritaria para toda América. No permitir su entrega al castrocomunismo. Hoy cuando se ensayan erráticas políticas de perdón y extracción de listas del terrorismo por parte del Departamento de Estado del gobierno de Biden, sin una comprobación definitiva de rectificación de aquellos que practicaron el terrorismo, ni haberse cumplido pena alguna para su redención.

En Colombia, tal como en Ecuador, se debe acelerar la concertación con organismos multilaterales regionales (BID, BM, CAF) , para una basta inversión en desarrollo de infraestructuras de servicios para la economía, las energías, fortalecimiento institucional en justicia y salud, así como para la formación de capital humano. Acelerar un entendimiento en atención a alianzas internacionales público-privadas, y atraer así mucha más inversión y presencia de empresas privadas, para generar el mayor crecimiento económico y del empleo posibles.

Perú deberá desatarse de la trampa en la que se ha metido. Hundida en el manejo de mediocridades, resentimientos y chantajes que la separan de la oportunidad de cohesionarse en torno a un mejor camino democrático. Esa lucha estéril de unos contra otros está afectando sus posibilidades económicas, y les ha herido gravemente al entrar en la locura de una presidencia que ya se mostró no solo como errática, sino dolosa. Se requiere un diálogo sincero entre sus fuerzas democráticas para rectificar tan grave entuerto. Perú merece se le dé una presidencia de concertación, lo más independiente posible, y con el mayor apoyo como sustento del congreso a la gobernabilidad,  para atravesar este complejo periodo de incertidumbres.

República Dominicana y Panamá lucen como focos de atracción de mayor inversión y desarrollo, gracias a su mejor desempeño político e institucional.

Brasil. No se debe permitir que siga prosperando la idea de la inocencia de Lula, y su cualidad de poder ser candidato presidencial nuevamente. Los países tienen que madurar su compromiso con la igualdad de todo ciudadano ante la ley. Es la hora estelar de la justicia brasileña. No puede permitirse la impunidad y la traición a la constitución de una nación. Brasil tiene muchos ciudadanos preparados, y que con honestidad podrían dirigir bien a su país. Hay que iniciar una campaña mundial para impugnar la posibilidad de que las mafias vuelvan al poder con Lula y su Foro de Sao Paulo. Contraatacar contra las fórmulas de propaganda populista y arreglos entre politiqueros para burlarse de su pueblo. No se trata de izquierdas o derechas, o de permitir que el regreso de un espejismo populista complazca a una masa desorientada. Se trata de la lucha con Fe y Esperanza por un Brasil decente, más sano y fuerte, para bien de su pueblo y de toda América.

 

 

[email protected]/ @gonzalesdel cas

 

 

 

 

 

 


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