Fascio viene del italiano fascies, un haz de varas. Simboliza el método totalitario militarista que se apodera física, mental y espiritualmente por igual de sus militantes y opositores. Responde a un impulso de instinto animal en su lucha por dominar otras especies según muestran las Cuevas de Altamira con testimonios arqueológicos que se actualizan cada día. “El Hombre lobo del Hombre”. Aunque luzca perogrullada, es obligante esbozar un esquema grosso modo de los hechos que anteceden a la amenaza nuclear planetaria, para algunos comparable a los episodios Armageddon y Apocalipsis descritos en textos de varias religiones.

Este fascismo es producto de batallas imperialistas con políticas públicas aplicadas por Nicolás II, Stalin, Hitler, Mao Tse-tung, Jomeini, Putin, para nombrar a los más citados de una larga lista del historial político monárquico, soviético, nazista, islámico y neozarista del siglo anterior enfrentados a colonialismos centroeuropeos y a los países liberales de Occidente que teóricamente nacieron de la Revolución francesa y desde entonces intentan fomentar y cimentar sólidas democracias.

En Latinoamérica reaparece como resultado con presuntas nuevas ideologías destinadas a regresar el poder a pueblos engañados, desposeídos y esclavizados por el capitalismo salvaje. Son populismos delincuenciales con distintos nombres personalizados para santificar nuevos dioses, a saber, peronismo, castrismo, chavismo, bolsonerismo, kirchnerismo, etiquetados grupos terroristas transcontinentales todos autocalificados como salvadores de sus patrias y si los dejan, borran sin tregua los elementales derechos humanos, el de la vida y en libertad bajo control de leyes constitucionales, a su vez, resultado de la voluntad mayoritaria que elige a sus representantes en sufragios y referendos limpios y verificables.

Fascismo XXI es aquel fenómeno primitivo y sus herederos, tecnológicamente bestializado, ambicioso, violento, empoderado ilegítimamente, sostenido en su trono violador por sanguinarios militarismos locales y foráneos, oficiales o clandestinos, evidentes o infiltrados, que anulan los democráticos y auténticos revolucionarios poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. No distingue izquierda ni derecha. Su centro armado con partido político único es de poder estatal absoluto. Para ese logro anulan a civiles en particular con expulsiones, torturas, prisiones, hambrunas, ejecuciones, lo que implica acabar con la civilización todavía minoritaria largamente conquistada a fuerza de leyes que permitan la convivencia entre los opuestos y divergentes.

Cada quien desde su labor es responsable de si a través de ataques atómicos se vuelve a la condición de bestia para sobrevivir en todo tipo de cuevas. Silenciar ese propósito acelera la autodestrucción.

El vocablo “fascista” fue utilizado a granel como propaganda por el comunismo ruso en tiempos hitlerianos para ofrecer un sistema de gobernanza contrario, tolerante, abierto a la participación masiva igualatoria que eliminaría clases sociales y diferencias culturales. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se develó la mentira con las invasiones de Hungría y Checoslovaquia. La presunta Guerra “Fría” subterránea primero, ahora más hirviente que nunca desde la personal de Putin. Son rutina las entregas de territorio a teócratas iraníes y guerrilleros del bandolerismo fronterizo por ejemplo, más acciones y declaraciones aprobatorias cubanas, nicaragüenses, bolivianas, cubazolanas y las abstenciones de Argentina y México cuando se busca condenar crímenes de guerra genocida contra Ucrania. Demuestran hasta qué punto son igualmente fascistas gobiernos como el ruso, el norcoreano, el chino, el cubano, el de Estados capitalistas brutalmente salvajes a través de sus criminales represiones domésticas, invasiones a la vista y sus interferencias en votaciones ajenas fraudulentas o que los favorezcan, léase putinismo en el período trumpista y desde hace décadas en este hemisferio los partiditos que colaboran con su permanencia organizando supuestas elecciones democráticas.

El neofascismo avanza en el subcontinente porque bajo tiranías nunca se gana la libertad mediante votos engañados. Al contrario, lo fortifican.

En la ex Venezuela , el país más militarizado del continente ―ya tiene 7 millones de migrantes entre refugiados y parias― donde los ministros básicos provienen del Fuerte Tiuna, se requiere activa unidad civilista despartidizada en llave con un golpe constitucional de los cuadros medios militares, quiere decir, no militarista de raíz como es el régimen fasciomadurista por derrumbar.

Se pudo el 23 de Enero sin el apoyo del Internet .Quizá se puede aún, si en verdad se quisiera.

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