Los narcoterroristas comunistas de las FARC han sido y siguen siendo unos criminales de lesa humanidad. La “tal reincorporación no existe“ como lo diría el gran capo del farcsantismo Juan Manuel Santos. El acuerdo de entrega del país a las FARC solo hizo agrandar el poder político y económico de los criminales de lesa humanidad y narcoterroristas comunistas de las FARC. Con su estrategia de la combinación de las formas de lucha, estrategia creada por Lenin, quien señalaba que todas las formas de lucha (sindical, huelguística, electoral, parlamentaria, el mitin, la manifestación callejera, la propaganda, la ideológica, las tomas de tierras, de fábricas, de oficinas públicas, de carreteras y la armada de las milicias), corresponden a una racionalidad política. Acá las FARC han adoptado esa estrategia, durante más de 50 años, teniendo un brazo armado-narcoterrorista y organismos de fachada, que jugaban en el campo legal y democrático.

Como bien lo señala el gran experto en las FARC Eduardo Mackenzie : “  la fórmula de la combinación de todas las formas de lucha, mediante la cual los dirigentes del PCC siempre encubrieron su estrategia, consistente en hacer avanzar su causa mediante las armas y la subversión, mediante la acción política clandestina y la acción abierta, mediante la propaganda y el espionaje, mediante la acción parlamentaria y el terrorismo, mediante la desinformación y “la información dirigida”… resume bien por si sola todos los aspectos de la doble guerra (ideológica y militar) realizada durante más de setenta años contra la democracia en Colombia por el Partido Comunista y su guerrilla, FARC” (Las FARC, el fracaso de un terrorismo, p 335).

Pero con el acuerdo de paz Santos-Timochenko, esa combinación de todas las formas de lucha, adquiere una forma perfecta: Partido de los Comunes, con 10 parlamentarios ilegítimos e ilegales regalados; una justicia especial, la JEP, para asegurarles la impunidad y la persecución a sus  oponentes; cogobierno a través de la  CSIVI; siguen con sus negocios ilícitos y sus actividades de secuestro, extorsión y reclutamiento de menores; todo esto con la anuencia y el financiamiento del Estado, 10 billones de pesos anuales, casi la mitad de la reforma tributaria propuesta.

No conformes con esto, ahora no es solamente el PCC con su guerrilla FARC, sino el santismo que se une a esa combinación de todas las formas de lucha, para conformar el Farcsantismo. Se unieron los narcoterroristas comunistas, con lo más granado del “establishment” para instaurar la dictadura de todas las formas de lucha.

Ahora esa combinación de todas las formas de lucha se hace no solamente a través de las FARC en sus dos versiones legal y seudoilegal, sino que tiene a casi todos los partidos políticos, casi todos los gremios, prácticamente todos los medios, todas las confederaciones sindicales, y un gran largo  rosario de  “compagnons de route”, que trabajan en pro de la instauración del socialismo del siglo XXI, sea en su versión dura con Petro o en la “light” con Fajardo.

La estrategia del farcsantismo es crear el caos y la anarquía, empobrecer y reducir el nivel de vida de la población al mínimo, para crear las “condiciones objetivas” de la toma del poder por el socialismo del siglo XXI. No es coincidencia que las alcaldías en manos del farcsantismo (Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Bucaramanga, Santa Marta) sean las que se destaquen por su corrupción e ineficiencia, es un plan predeterminado para implantar esa estrategia de creación de caos que exaspere a la gente y la haga llevar a los brazos del farcsantismo.

El farcsantismo es criminal de lesa humanidad, no solo por la acción de las FARC, sino por las acciones de estos “compagnons de route”. La pandemia vino en ayuda de esta estrategia. Se prohíbe la apertura de los negocios, aniquilando la economía,  pero se permite que los milicianos indígenas de las FARC, los drogadictos, los seguidores de los alcaldes arriba citados, los hinchas del  fútbol y los rumberos hagan de sus antojos libremente, propagando el covid y ocasionando muertes.

Este 28 (escribo este artículo dos días antes) el  Comité del Paro llamó a salir a la calle en protesta contra el gobierno, serán miles de farcsantistas que saldrán a las calles de Bogotá a propagar el virus, la alcaldesa Claudia López, en sus medidas selectivas, prohíbe las protestas de los comerciantes, y les envía el Esmad, pero en respeto “de la libertad de protesta pública” no prohíbe el paro, que lanzará a miles de bogotanos, sin ninguna medida de protección a propagar el virus, con la consecuente muerte de decenas o centenas en unas pocas semanas.

Que las consabidas organizaciones de fachada del narcoterrorismo comunista del Comité del Paro hagan esta acción criminal no me sorprende, pero sí de una organización –la CGT– que se precia de ser democrática y pluralista. Los sindicatos e individualidades miembros de esta organización, que se declaran defensores de la democracia y libertad, deben ser coherentes o se salen de esa organización de fachada del narcoterrorismo comunista o si siguen allí que dejen el cinismo de demostrarse como lo que no son.

 

 


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