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Foto: Archivo

Desde finales de junio ya se vislumbraba. Fabio Panetta, miembro de la junta directiva del Banco Central de Europa (BCE), aseguró en una entrevista que fue publicada en el portal de la entidad financiera y reseñada por Cripto Noticias: “Queremos que se puedan rastrear todos los pagos”. Esto en referencia a las transacciones que se realizarían con el euro digital una vez que entre en vigencia, lo que tomaría -a su juicio- al menos cinco años.

El funcionario se mostró de acuerdo con regular este tipo de operaciones y sus argumentos dio. “¿Por qué queremos que se puedan rastrear todos los pagos? Porque hay problemas en materia de blanqueo de capitales, financiación del terrorismo y evasión fiscal”. De allí que no dudara en afirmar que el Bitcoin y otras criptomonedas son “animales muy peligrosos”.

A partir de sus declaraciones, otros partidarios en establecer una normativa que rija el ecosistema de las monedas virtuales han ido dejando «migajas» en el camino, las cuales trazan una ruta de lo que seguro está por venir.

Un mes después, en julio, la Comisión de la Unión Europea también se pronunció y propuso rastrear cada transacción con Bitcoin para conocer el emisor y receptor detrás de estas operaciones. Una medida que, sin duda, le restaría su carácter anónimo. que es uno de los principales atractivos de este criptoactivo y de las otras criptomonedas.

La intención de la Comisión Europea en aquel momento era presentar un paquete de propuestas legislativas para que estas, eventualmente, fueran aplicadas por todos los Estados miembros. Hasta entonces no se trataba de una ley como tal.

Y si bien la intención, según se expuso, es acabar con el “lavado de dinero y el uso de divisas para acciones criminales y la financiación del terrorismo” -muy similar a lo planteado por Panetta- ya existe un marco legal para eso.

Sin embargo, la Comisión Europea quiere que la ley se extienda también a las monedas virtuales y a las nuevas tecnologías, ya que permiten un flujo de transacciones más global y anónimo. Esto se debe a que actualmente las leyes antiblanqueo de dinero no cubren todo el sector criptográfico.

Por eso insistió en que las nuevas leyes abarquen ese ecosistema. Es decir, las normativas obligarían, por ejemplo, a los proveedores de criptomonedas y a los exchanges a trazar todas las transacciones para saber quién está detrás de cada una de ellas.

Otra de las medidas que se intentará implementar tiene que ver con las carteras criptográficas. El propósito, de acuerdo con la Comisión Europea, es impedir que se creen carteras anónimas para garantizar la trazabilidad de las transacciones.

De junio y hasta la fecha el avance en cuanto a regular las criptomonedas no ha fluido de manera uniforme en todos los países miembros del bloque. No obstante, se están dando pasos más firmes en esa dirección. El Consejo de la UE avanzará en los proyectos de ley MiCA y DORA, que apuntan precisamente hacia un marco regulatorio definitivo para el ecosistema, como se anunció la semana pasada.

Entre los objetivos de la ley MiCA está la regulación de los exchanges de Bitcoin y definir quiénes pueden emitir criptomonedas. Esto, según sus defensores, supone un avance en la estructuración del marco legal y jurídico que muchas empresas y personas están esperando para comenzar a operar con criptomonedas, al tiempo que destacan entre los atributos de la ley la confianza, necesaria para invertir.

En tanto, DORA busca crear un marco sobre la resiliencia operativa digital “mediante el cual todas las empresas se aseguran de que pueden resistir todo tipo de interrupciones y amenazas relacionadas con las TIC, con el fin de prevenir y mitigar las ciberamenazas”.

Si bien ambas leyes fueron presentadas el 24 de septiembre de 2020, es ahora cuando cobran mayor fuerza y según el Consejo, “cierran una brecha en la legislación de la UE existente al garantizar que el marco legal actual no plantee obstáculos para el uso de nuevos instrumentos financieros digitales”. Lo que viene ahora es que el Consejo y Parlamento Europeo inicien una ronda de negociaciones sobre esas propuestas. Ya después, y si se alcanza un acuerdo político, ambas instituciones las adoptarán formalmente.

Aunque no es posible predecir si falta poco o mucho para regular el Bitcoin y las otras criptomonedas en Europa, es prácticamente un hecho que la premisa principal de las divisas virtuales, que son su privacidad y posibilidad de ser anónimo, se verá alterada.

Ciertamente, dada la forma como se estructura el Bitcoin no es posible conocer quién está detrás de las transacciones, pero la UE sí que puede limitar y regular cómo las plataformas operan con los clientes. De acuerdo con lo señalado por Panetta, los ciudadanos no deberían sentirse incómodos por la falta de anonimato total con la moneda digital porque con la ayuda de la tecnología buscarán “que las personas se sientan seguras sobre cómo se utilizan sus datos”.

Pero siempre quedará esa «espinita» allí…

 


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