Desde hace varios meses los espacios de información se han llenado de noticias sobre la captura de individuos que se hacen pasar por médicos y odontólogos, arriesgando la vida de aquellas personas que se ponen en sus mano.

Ahora bien, ¿por qué está sucediendo esto? La respuesta es fácil: es la unión de dos realidades; por un lado, la proliferación de desalmados a los que les tiene sin cuidado la vida o bienestar del otro y su único propósito es hacer dinero; y, por el otro, la realidad económica de Venezuela.

Cada vez más ciudadanos se la juegan con este tipo de praxis ilegales con el solo propósito de obtener los medios para sobrevivir en medio de una economía caótica,  totalmente desajustada y crítica.

Muchas personas ponen en peligro la vida de otros y su propia libertad para simular ejercer una profesión, la cual nunca estudiaron, con el único afán de vivir en una Venezuela 90% dolarizada (el otro 10% son los sueldos de empleados públicos y jubilados aún estancados en bolívares devaluados) y, además, con claros signos de inflación en divisas.

Esos venezolanos demuestran ciertas características como son el desespero y la inmoralidad.

Pues, debe estar uno muy angustiado para tratar de obtener dinero al ejercer una profesión tan delicada como la medicina sin estar capacitado para ello.

También, la persona que comete este tipo de delito debe tener un nivel elevado de inconsciencia, debido a que no le importan las consecuencias en los demás.

Por ejemplo, ¿qué estaría pensando el nombre que colocaba a las mujeres palitos de chupetas en sus partes íntimas como método anticonceptivo? Algo totalmente descabellado e ilógico.

Al mejor estilo de Macondo y del realismo mágico de Gabriel García Márquez.

Es inconcebible que unas personas se hagan pasar por ginecólogos, pediatras o demás profesionales, exponiéndose ellos y sus “pacientes” a las consecuencias de una segura mala praxis.

Esta es la Venezuela que nos han dejado 22 años de socialismo; 22 años de un proceso que no solo acabó con la educación nacional y con la economía del país, sino que además pulverizó los estándares de ética entre los venezolanos.

Sin embargo, aún existe una Venezuela moral que se mantiene en pie. Un país que se escandaliza ante esos hechos y que aún tiene capacidad de asombro; es ese país el que está luchando día a día por un mañana mejor, que se esmera por darle la libertad a Venezuela.

Con este tipo de hechos es que evidenciamos que esa bendita frase que “Venezuela se arregló” es una entelequia inventada por la usurpación para sumir a la República en una pasajera ilusión o en un debate, sin percatarnos de las reales dimensiones de crisis que atravesamos en Venezuela.

Y, lo que es más peligroso aún para la nación –sí, más peligroso que un falso médicos– son los falsos opositores, que con su apatía, con su colaboracionismo, con su tibieza le siguen haciendo el juego a Nicolás Maduro y a sus cómplices.

Le siguen haciendo la comparsa a los culpables de todo el desastre que vivimos en esta tierra.

Ante todo esto, debemos ponernos de pie y seguir hacia adelante porque la libertad está al frente y no atrás.

¡Así de simple!


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