Este artículo tal vez sea una continuación de los escritos en diciembre de 2022, porque el escenario que inicia el 2023 puede ser el regreso a la hiperinflación que formalmente había culminado en diciembre de 2021.

Un periodista serio como Sergio Monsalve, quien desde sus espacios (cinematográfico y cultural) ofrece una lectura del país, advertía en sus redes cómo inició el año en las calles de Caracas y que hacía pensar en la explosión de la burbuja económica que nos brindó una especie de desahogo desde finales de 2019 hasta 2022.

En el reporte de diciembre de 2022 del Observatorio de Gasto Público de Cedice Libertad se afirmaba lo siguiente: «… durante los primeros 7 meses de 2022 el comportamiento de la variación interanual de precios era descendente y, de mantenerse esa tendencia, se estimaba que la inflación en Venezuela cerraría el año por debajo de los 3 dígitos. No obstante, a partir del 15 de agosto hubo un importante cambio de tendencia y se comenzó a observar importantes incrementos en los precios, sobre todo para los meses de agosto, noviembre y diciembre, este último con una variación en bolívares de 55,3%, lo que ubica al país nuevamente en una senda hiperinflacionaria» (https://cedice.org.ve/observatoriogp/cronicas-de-una-hiperinflacion-anunciada-resumen-del-comportamiento-inflacionario-en-venezuela-en-2022/).

Esto último no significa necesariamente que se acabarán los bodegones, los conciertos, la apertura de nuevos locales y «propuestas gastronómicas» tan característicos de los tiempos recientes, porque varios de los factores que dieron lugar a este escenario no han desaparecido del todo.

Lo que lamentablemente veremos es el aumento de la brecha social que también ha caracterizado los últimos tiempos. La imagen de un país en plena crisis humanitaria no necesariamente regresará, pero esta crisis sigue y tendrá además el toque amargo que le dará la exposición de un pequeño grupo de personas viviendo con excesos frente a aquellos que luchan por completar sus 3 comidas diarias.

Esta última imagen no es fácil de digerir para nadie. Tampoco nos facilita el trabajo a los liberales de explicar que en otros contextos la desigualdad no es el problema a atacar, porque ella es el resultado de las distintas competencias y capacidades de cada quien, que lo que se debe procurar es pensar en las fuentes de creación de riqueza y que el Estado no las obstaculice.El aumento de la brecha social en Venezuela obedece a factores distintos que la sola diversidad del ser humano.

De mantenerse la tendencia del último trimestre de 2022 advertida por los investigadores del Observatorio de Gasto Público, y todo parece indicar que así será, los próximos meses serán muy difíciles para los venezolanos al regresar el fantasma del hambre.

Sin embargo, pienso que la experiencia, aunque dolorosa, no fue en vano y ahora tenemos herramientas que nos ayudarán –más desde el punto de vista psicológico y espiritual- a sobrellevar este año 2023.

No son buenos augurios, pero igualmente les deseo a quienes me acompañan en estas reflexiones el mejor 2023 posible.


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