Simón Rodríguez sostenía que no había nada más estúpido que un patriota. Esto viene a cuento porque mi generación se formó al amparo del nacionalismo desbordado o patrioterismo. Pero aquel nacionalismo no lo fue al estilo comunista que arrasaría la industria azucarera en Cuba. Prueba de ello fue el proceso de nacionalización de la industria petrolera durante el primer gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez en 1975, que fue modelo para sus competidoras del mundo, con la visión de incluir un artículo 5 que previó circunstancias propias de la economía interna y externa, sin modificarse el clásico principio jurídico que blinda el “espíritu, propósito y razón del legislador”.

Ahora los responsables de la quiebra -por lo demás fraudulenta- de nuestra industria petrolera, malversadora de fondos públicos para, entre otras cosas, financiar la “robolución” chavista, están con una metodología de la desnacionalización del petróleo ante el imperio que pretenden odiar. Y aquí hay que preguntar: ¿Qué ha pasado con aquella generación universitaria de las décadas de los años sesenta y setenta, antiimperialistas? ¿Dónde están los cacareados voceros sobre el célebre artículo 5°? ¿Dónde está Acción Democrática?

Por supuesto, el tema de la desnacionalización del petróleo venezolano no es nuevo. Con ello duermen los depredadores del patrimonio público, pero aquello fue advertido por el entonces secretario general de Acción Democrática, Humberto Celli, que cobra vigencia hoy: «AD no desnacionalizará el petróleo. Acción Democrática no aceptará ni patrocinará la desnacionalización del petróleo. Ninguno de nuestros parlamentarios propondrá o votará la modificación del artículo 5° de la ley que nacionalizó la industria” (Entrevista con Alfredo Peña, El Nacional, julio 8 de 1990).

Sobre esos particulares, el economista petrolero Rafael Quiroz Serrano hace años denunció que una imprudente interpretación de la apertura petrolera nos podría conducir a “procesos de privatización y desnacionalización de la industria”; y la renovación de la licencia a Chevron es un indicativo peligroso vista por el mismo Quiroz Serrano, al observar que se violan los constitucionales 302, 303, y 311, agregando que: “La algarabía y ‘fiesta’ que exageradamente algunos han pretendido hacer en torno a la licencia otorgada condicionalmente a la empresa Chevron, nos demuestra que aún no hemos remediado las patologías de la renta petrolera, que seguimos esperando más riquezas venidas del petróleo y que una nueva ‘bonanza’ está a la vuelta de la esquina, y así nos convencemos que cada día más dependemos del petróleo, y de cuán dependientes y vulnerables somos aun de esta principal materia prima”.

Que quede claro, que no nos oponemos a la búsqueda de la reactivación de la economía nacional, pero ¡por favor! con decencia y no con lo contrario. Y cuidado con los ideólogos del régimen antiimperialistas que se asocian con la oposición, lo que está a la vista no necesita lentes.

Todo esto nos remite al “Puma” José Luis Rodríguez: ¡Agárrense de las manos!

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