El sobrevuelo ilegal por la Guajira de un avión Illyushin II-96-ruso, posiblemente del tipo Porubshchick de guerra electrónica, no es un incidente aislado y, sin ser alarmistas, debe concitar el interés de conocedores del tema, especialmente de militares retirados y llamar la atención de la opinión pública.

En el cielo, juego electrónico

Es claro que Moscú tiene un pie militar en Venezuela y del hecho que hoy nos ocupa hay antecedentes. En octubre y noviembre del 2013, luego de que jueces en La Haya entregaron unos 70.000 kilómetros cuadrados de mar colombiano a Nicaragua, dos bombarderos estratégicos rusos Tupolev TU-160 “Cisne blanco” violaron el espacio aéreo colombiano repetidamente, mientras volaban entre los aeropuertos Maiquetía en Venezuela y Sandino en Nicaragua, en una obvia misión de observación y reconocimiento del nuevo mar nica.  Por este Caribe, ya había ostentado bandera Pedro el Grande, barco insignia de la Flota del Norte y el mayor crucero nuclear del mundo, escoltado por otros navíos de guerra rusos.

A raíz de la decisión de La Haya, de Bogotá salieron cacareos inanes de defensa de su soberanía a “cualquier costo” y de Managua emanaron padrenuestros y agradecimientos a fuerzas astrales.

“Se han registrado casos similares en otras fechas: el 31 agosto de 2019, el 19 abril de 2020 y el 21 de julio de 2020”, dice el informe oficial de la FAC sobre el avión del pasado fin de semana, desviado cerca de 200 kilómetros de su ruta original.

Probablemente el “accidental” desvío del Illyushin tuvo como objetivo obtener información actualizada sobre dispositivos militares desplegados en la Guajira, área de un inveterado Teatro de Operaciones para una hipótesis de conflicto colombo-venezolano.

Una semana antes de este incidente, sobrevoló en la misma Guajira, un avión norteamericano de reconocimiento estratégico Boeing RC-135W «Rivet Joint». La aeronave de Us con certeza y la rusa verosímilmente, pueden registrar todo el espectro electromagnético de la región, recopilando información de radares, sistemas de guerra electrónica y de defensa aérea, comunicaciones, incluyendo señales de celular y emisoras clandestinas. El Illyushin que vino de Moscú violó el espacio aéreo colombiano, como sus antecesores y el Boeing procedente de Nebraska que ya había espiado antes desde el Caribe, ahora lo hizo también desde espacio aéreo colombiano.

En tierra, silban los obuses

Entre el sábado y el domingo anteriores, el Ejército colombiano realizó una pequeña demostración de Fuerza en el territorio de la frontera desértica de la Guajira.

La Fuerza de Tarea de Armas Combinadas Medianas del Grupo de Caballería Mecanizado “Rondón”, movilizó carros de combate, baterías de  obuses bajo el mando de UNA oficial, plataformas antitanques y algunos helicópteros. Para algunos analistas fue un reto y para otros una advertencia a las FANB. Para el ministro de Defensa un ejercicio más de los programados.

Pareciera reeditarse el escenario fronterizo complicado de finales de los ochenta, hoy con participación de intereses rusos, y con armas más modernas. Y es que en diciembre de 2020, el gobierno colombiano expulsó a dos espías rusos por actividades atentatorias contra la seguridad nacional.

Hace un año, unidades militares combinadas de Colombia y Estados Unidos adelantaron actividades de apoyo a comunidades indígenas en áreas remotas de esta misma Guajira; los mercenarios de la Operación Gedeón se congregaron y entrenaron en vecindades a Riohacha, capital de ese departamento. Para que no falte el elemento marítimo, por estos días el comandante de la Cuarta Flota de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, pasa revista a la Fuerza Naval del Caribe colombiana, con propósitos “geoestratégicos”, según el informe oficial.

Mientras esto sucede en el segmento desértico de la frontera, en Apure, segmento de llanura, Miraflores movilizó 1.000 civiles de la Milicia Bolivariana, un cuerpo mediocre en su entrenamiento, equipamiento y condiciones físicas. El desplazamiento de civiles a un área de guerra irregular como es el Apure representa un grave riesgo de actos imprevistos y sueltos que pueden complicar mucho mas el escenario. El Ejército colombiano acaba de hacer demostración de efectividad y espíritu de combate, al neutralizar 12 narcoterroristas de las FARC, en el Cauca, frontera con Ecuador, mientras un Coronel de las FANB en retiro se queja públicamente “ante la grave situación de los militares venezolanos con COVID-19”.

Frontera caliente

¿Se está cocinando una confrontación militar entre ambos países? Difícil respuesta, pero no lo creo. Colombia no ha sido conquistadora de territorios y por el contrario, lo ha perdido a lo largo de su historia -ahí esta lo de Nicaragua como más reciente ejemplo-, pero la grave crisis sistémica que arrastra el gobierno madurista y el envalentonamiento de rusos, chinos e iraníes frente al meloso gobierno Biden, puede provocar un Teatro de Operaciones en el que ambos países resultarían perdedores. La historia nos enseña que la guerra pareciera tener su propia dinámica y sus propios cauces, muchas veces ajenos a la voluntad humana, muchos mas cuando hay intereses geoestratégicos superiores a los intereses geopolíticos y regionales, como lo explica la doctrina de las “fronteras calientes”. Además, en momentos de tensión con actores armados, alguien que tosa involuntariamente puede hacer que se aprieten los gatillos instintivamente. Esperemos que no sea el caso.


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