Durante la campaña de Clinton en 1992, su asesor Carville popularizó la frase “la economía, estúpido” para enfatizar que eran los problemas cotidianos de la gente lo que prevalecían sobre el prestigio de Bush en política exterior. Esta frase se popularizó internacionalmente, con la estructura “es (tema) estúpido” para referirse a otras cuestiones esenciales. El presidente Duque en entrevista de esta semana a El Tiempo dio en el clavo al indicar que el narcotráfico es el problema fundamental de Colombia; tiene todos los deseos de derrotarlo, pero lamentablemente considero que no lo logrará, porque no tiene claro conceptualmente lo que se debe hacer.

El análisis del narcotráfico en Colombia debe partir de la premisa de que este está dominado por el cartel de drogas más grande del mundo, las FARC, que en aplicación de la combinación de todas las formas de luchas ejerce este casi monopolio (analistas sugieren que 85% de la cocaína del mundo es exportada por Colombia, y acá las FARC tienen un monopolio en este negocio) con privilegios muy grandes: se estableció un acuerdo de paz que le da inmunidad total al narcoterrorismo comunista de por vida, se estableció que ese acuerdo es parte de la norma constitucional, se estableció una dictadura del narcoterrorismo, al desconocerse la voz del pueblo expresada en plebiscito, además de instaurar estructuras de cogobierno que atan al Estado a cumplir las reglas que les da impunidad y elegibilidad a los narcoterroristas, incluso el propio Estado financia la promoción del narcoterrorismo por reglas instauradas en ese fatal acuerdo.

El farcsantismo, movimiento que reúne a los narcoterroristas y sus aliados dentro de la institucionalidad, disfrazados de defensores de la paz, tienen una estrategia de cooptación total del Estado, las Cortes, el Congreso y hasta el Ejecutivo (por la inaudita decisión de Duque de dejar todo el aparato burocrático en manos del farcsantismo y designar gran parte de los altos cargos a gente del entorno de JMS), están en manos también de este, pero como si fuera poco, los medios, los gremios, los sindicatos, la jerarquía de la Iglesia Católica, la academia y numerosas ONG también son compañeros de ruta de los narcoterroristas comunistas. En una palabra, en el país manda la dictadura del farcsantismo.

El hoy presidente Duque de candidato basó su campaña en la denuncia de ese acuerdo leonino para el país, prometió modificarlo para tener una paz con legalidad. Esto está claramente expresado en el programa de gobierno, y a causa de ello ganó ampliamente la Presidencia. Pero una vez en el gobierno, ha seguido la fatal estrategia de querer ganarse a la minoría comunista o ignorante que respalda el acuerdo de entrega del país al narcoterrorismo comunista y olvidó cumplirle a los más de 10 millones de colombianos que lo llevaron al poder. Esta es la causa básica de su bajo nivel de popularidad, perdió el pan y el queso, pues los comunistas jamás se adherirán a su causa, el propósito de ellos es destruir el Estado y la mayoría de los que votaron por él están lógicamente decepcionados de su actuación benevolente con el narcoterrorismo comunista y ya no le apoyan, luego Duque se quedó sin el apoyo mayoritario de la población, solo lo sigue una minoría de fanáticos duquistas, o gente como yo, que piensa que está en el mal camino, pero aún así pensamos que hay que apoyarlo pues es lo que hay, y de atacarlo y quitarle el apoyo, se está fortaleciendo aún más al enemigo.

Es obvio que ante las condiciones actuales del país de dominio de una dictadura del farcsantismo, que apoya al narcoterrorismo comunista de las FARC, quienes ostentan el casi monopolio mundial del narcotráfico, la solución es desmontar las prerrogativas que el acuerdo de entrega del país a las FARC. La vía para esto es no seguir al pie de la letra como lo está haciendo Duque, sino hacerles las modificaciones pertinentes para eliminar la impunidad, elegibilidad y les asegura la continuación de sus negocios ilícitos. ¿Dónde se ha visto, por ejemplo, que el narcotráfico sea un delito político conexo, o que la violación de menores sea una vía de sublevación o que terroristas ostenten cargos de elección pública, sin haber pagado ni un día de cárcel? Todo esto es un gigantesco fraude a la democracia para garantizar la permanencia en el poder del farcsantismo, pues por medio de la combinación de todas las formas de lucha se asegura que estos narcoterroristas sigan ejerciendo el cogobierno de manera dictatorial del país.

Repito, Duque ha debido desde el primer día acometer las acciones pertinentes para desmontar esa dictadura del narcoterrorismo comunista, prefirió acatar sus órdenes y hoy cuando se ha transcurrido una tercera parte de su período ya no lo hará. De manera pues que hay que buscar salida a este fatal estado de las cosas en Colombia.

Considero que la solución está en la conformación de un gran movimiento nacional que persiga la declaración de nulidad de ese terrífico acuerdo de entrega del país al narcoterrorismo comunista por incumplimiento del mismo por parte de las FARC. En efecto estas no han cumplido ni una sola de las promesas acordadas: entrega de las armas, de las rutas del narcotráfico, cese de los narcocultivos, reparación de las víctimas, entrega de los niños secuestrados y violados, de las tumbas de los asesinados, etcétera.

Además hay pruebas contundentes de que siguen delinquiendo, especialmente en lo que respecta al narcotráfico. Es norma básica del derecho que cuando una de las partes no cumple el contrato este se disuelve.

Hago, pues, un llamado a los líderes sensatos del país a buscar las formas de anular este nefasto acuerdo. Pienso que los ex presidentes Uribe y Pastrana son los llamados a liderar este movimiento, pero en caso de que de inmediato no se aboquen a ello, la sociedad civil debe buscar un líder que dirija esta patriótica tarea. El país no aguanta un día más bajo el yugo de la dictadura del farcsantismo que protege al narcoterrorismo comunista.

 

 


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