La salud de las democracias-cualquiera que sea su tipo y su grado- depende de un miserable detalle técnico: el procedimiento electoral”. José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

Estamos a menos de 2 semanas apenas de la elección más importante de la historia colombiana, la segunda vuelta presidencial del 19 de junio. Desde que se instauró la República hasta ese día todas las elecciones sin excepción, con matices de polarización, conflicto y cambio, se enmarcaron dentro de las normas de la democracia liberal, cualquiera que fuese el resultado, no habría cambio en las reglas de juego, la democracia representativa y el régimen de libertades individuales y colectivas estaba garantizado. El 19 de junio el pueblo tendrá una decisión crucial: o se sigue bajo un régimen democrático, que con bemoles lo representa Rodolfo Hernández, o se instaurará un régimen estaliniano, con el eufemismo de socialismo del siglo XXI, si equivocadamente elige a Gustavo Petro como presidente; es, insisto, un dilema trascendental: democracia o comunismo.

Una digresión fundamental es que la democracia no solamente está en peligro por la elección de Petro, también lo está si, como preveo, el pueblo no lo elige presidente, sino que la maquinaria corrupta y perversa del socialismo del siglo XXI implantada en la Registraduría se impone y hace un fraude mediante la alteración de los algoritmos del software de INDRA, empresa española dirigida por la mafia socialista-podemista, la cual tiene intereses ideológicos y comerciales en el triunfo de Petro.  El abogado Sergio Alzate de Colombia Transparente ha reiteradamente explicado cómo se está montando el fraude. Lamentablemente como en una nube espesa de indiferencia, la dirigencia democrática no ha tomado cartas en el asunto, como si estuviese resignada a la implantación del comunismo en el país. La salud de la democracia colombiana está pues en peligro como lo diría Ortega y Gasset por un procedimiento electoral fraudulento del socialismo del siglo XXI-INDRA.

Si por un milagro este fraude no se efectuase, está claro que el pueblo colombiano decidirá libérrimamente que el próximo presidente de Colombia será Rodolfo Hernández, esto porque la abrumadora mayoría de los colombianos (60% de los votantes en primera vuelta), no quiere la instauración de la dictadura comunista del socialismo del siglo XXI en Colombia. Este país ha sido la excepción en América Latina, conservando el régimen democrático frente a la ola caudillista del siglo XIX, las dictaduras militares de los setenta del siglo pasado, y la ola rosa del Foro de Sao Paulo de este siglo, porque el pueblo colombiano es conservador, defensor de los valores tradicionales y de sus instituciones fundamentales, por ello estoy seguro de que se adherirá a este manifiesto democrático, síntesis de los lineamientos mínimos del régimen republicano colombiano que Rodolfo Hernández respetará, mientras que se sabe por su afinidades ideológicas y propuestas históricas (disimuladas ahora para ganar) Petro destrozará.

  • Apego al régimen constitucional del Estado de Derecho.
  • Respeto de los principios de la democracia representativa: elección libre, alternación en el poder, representación popular.
  • Identificación con un régimen de libertades individuales y colectivas.
  • Respeto de la propiedad privada.
  • Separación de poderes.
  • Promoción de la educación sin imposiciones ideológicas estatales y apoyo a la educación privada.
  • Promoción de la salud y la seguridad social, con respeto de la iniciativa privada en esos sectores.
  • Desarrollo de la reforma agraria con respeto de la propiedad privada rural.
  • Fomento de la libre iniciativa y del emprendimiento en los sectores productivos.
  • Reformas estructurales fundamentales con respeto de los principios arriba enunciados.

Este decálogo de principios de la democracia liberal, de los cuales repito, hay seguridad de que Rodolfo Hernández respetará, está a las antípodas de lo que Petro haría pues está harto reconocido que él es uno de los baluartes del socialismo del siglo XXI en el continente, sus más conspicuos líderes: Maduro, Cabello, Piedad Córdoba, las FARC, Fernández, Samper, Lula, López Obrador, Zapatero, agrupados en el Foro de Sao Paulo- Grupo de Puebla, lo han apoyado y es público y notorio que los más importantes delfines de Santos (Prada, Rivera, Barreras, Benedetti) dirigen su campaña, Petro no es pues cambio, es la perpetuación del farcsantismo en el poder, ahora desenmascarados imponiendo la dictadura del marxismo cultural bajo la marca socialismo del siglo XXI. Con Petro tendríamos:

Un régimen dictatorial, impuesto por una Asamblea Constituyente que haría una nueva Constitución “pret-a-porter” del tirano Petro.  Consecuencia de esta nueva Constitución no habría más democracia representativa, sino el poder concentrado en la camarilla del gobierno, se eliminarían las libertades individuales y colectivas, se estatizarían la educación y la salud y se robarían las prestaciones de los colombianos, no se respetaría la propiedad privada no habría por lo tanto más libertad de iniciativa y emprendimiento, y algo que no es del patrón del socialismo del siglo XXI, sino un “valor agregado” de Petro. Se eliminarían las actividades del sector hidrocarburos y minero-energético del país, llevando a la ruina a Colombia.

Los colombianos tenemos en el espejo vecino el modelo que quiere Petro para Colombia, el dictatorial y comunista del socialismo del siglo XXI del chavomadurismo, con una diferencia significativa: Chávez y su clique, eran unos oficiales medios inexpertos, que los agarraron dos seniles dirigentes históricos de la izquierda (Rangel y Miquilena) que los puso bajo la órbita de Fidel, pero su improvisación y la gran riqueza petrolera permitieron que los letales efectos del socialismo del siglo XXI se vinieran a ver con fuerza bajo Maduro más de una década después. Acá son veteranos de décadas de la subversión marxista; Petro y Timochenko están en la lucha antidemocrática por décadas, sus métodos de tortura y represión están probados y Colombia no tiene la riqueza petrolera de Venezuela, la miseria y la represión en el pueblo colombiano se verán con el socialismo del siglo XXI en meses no en años como allá. Está, pues, lista la escena para el país: el 19 de junio se optará por seguir en un régimen de libertades republicanas o en la dictadura del socialismo del siglo XXI. ¡Es democracia o comunismo estúpido!


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