Es inaceptable que por considerarse potencias, algunos países se crean los dueños del mundo, con la autoridad suficiente para invadir e iniciar una guerra violando derechos humanos tan sagrados como el derecho a la vida, la libertad, la autonomía de los pueblos de ser libres y darse su propio sistema de gobierno.
Todos los que hemos decidido asumir la defensa de los derechos humanos sin color político estamos obligados a rechazar las balas y tanques como método de solución a las diferencias.
Rechazo la solidaridad de países con Rusia, país invasor que ha provocado un derramamiento de sangre y desplazamiento forzado de personas inocentes que rechazan la guerra.
La OEA, la ONU, el Consejo de Seguridad y los países amantes de la paz deben seguir buscando entendimiento para que se detenga este enfrentamiento por el bien de la humanidad y para decirle al mundo que el mejor camino es la paz y no la guerra.
Exijo al Estado venezolano no sacarle provecho político a tan delicada situación y aferrarse a nuestra Constitución, que establece que somos un país promotor de la paz.