Sala del juicio, 3 de octubre de 2023 / Foto Jordi Picazo

En este segundo artículo de la exposición (aquí la 1ª parte) sobre el caso del ahora secularizado Rvdo. Amadeo Elcoso y la acusación que pesa sobre él de violar a un niño de su catequesis hace 12 años, exploramos con una entrevista y una conversación exclusiva algunas claves que arrojan luz sobre este impactante episodio. Como lector externo, es natural que te surjan interrogantes acerca de los temas y detalles presentados en el segundo artículo. Primero te presento las declaraciones del abogado defensor a los tres periodistas que le planteamos unas preguntas. Seguidamente, te presento mi conversación exclusiva —nadie más nunca ha conversado con él sobre esto y menos en el contexto del juicio— que sostuve con el acusado, Amadeo Elcoso, sentados en el lobby de espera.

El abogado defensor sostiene la inocencia de Elcoso, pero la deja en entredicho más adelante en el juicio

A pocos minutos de entrar en la Sala de la vista en el Palacio de Justicia de Huesca, en España, Carles Mongilod argumenta que su cliente ha mantenido desde el principio que las acusaciones en su contra son falsas. Sostiene al abogado que no es necesario demostrar su inocencia, sino que corresponde a la acusación probar los hechos que le imputa. También critica Mongilod un expediente eclesiástico que se incorporó al caso y menciona que no debería tenerse en cuenta en el tribunal penal debido a las violaciones de los derechos de defensa y presunción de inocencia que en él se contienen.

La conversación con Mongilod aborda la difícil situación de Amadeo Elcoso, quien me mencionará más adelante a mí el haber sido excluido y marginado por la Iglesia

Declaraciones a El Nacional y dos medios de Aragón

Y responde Carles Mongilod:

—Él ha mantenido desde el primer día que esto es falso, los hechos objeto de la acusación no son ciertos y yo creo que públicamente así se podrá acreditar, aunque evidentemente no tenemos que demostrar la inocencia de nadie, sino que le compete a la acusación acreditar la realidad de los hechos, y más allá de la declaración de la supuesta víctima con sus lagunas de memoria, con sus contradicciones. Todo esto se explicará en el informe final. Más allá de eso no hay ninguna otra prueba. Por lo tanto, entiendo que el tribunal no debería dictar una sentencia condenatoria sino precisamente todo lo contrario, y esta es la postura de la defensa.

Ante una pregunta sobre la secularización de Elcoso responde:

—Bueno, hubo un expediente eclesiástico, que se ha incorporado a la causa. En 40 años de profesión yo nunca había visto una cosa así, [un documento] en donde se vulneraron todos los derechos de un ciudadano español en base a manifestaciones confidenciales, secretas, anónimas; se incoó un procedimiento por el tribunal de la doctrina de la fe, lo que era antes la Santa Inquisición. O sea que cualquiera podrá valorar la trascendencia que esto tiene. Sin embargo, es obvio que el tribunal penal no puede tener en cuenta este expediente porque es un ejemplo de lo que no se debe hacer, puesto que vulnera todos los derechos de un ciudadano. En aquel caso, como esto se dirimió en una jurisdicción religiosa, yo no tengo nada que decir. Pero como prueba de cargo no sirve en absoluto en este procedimiento en el que estamos ahora.

Sobre si es en realidad una caza de brujas, como alegaba el acusado en el primer juicio, Mongilod responde:

—No, yo no digo una caza de brujas, yo lo que digo es que la Iglesia Católica, en este caso, el procedimiento que utiliza para que dejara de ser sacerdote mi cliente, deja mucho que desear en lo que se refiere a garantías o derechos de la persona a la que se investigaba, pero bueno, yo en eso no me meto, ni soy religioso ni tengo ningún interés en valorar esto, lo que me interesa es que se valore en este tribunal en el que estamos hoy, que la prueba de cargo que hay contra el acusado es exclusivamente una declaración errática, contradictoria en ocasiones, de quien denuncia los hechos. Y esto, desde mi punto de vista al menos, es absolutamente insuficiente para condenar.

El 29 de junio de 2023 se inició el juicio, y no estaba [yo personado], el acusado tenía otro abogado, pero decidió cambiar. Entonces, en la segunda sesión de hoy y última se van a practicar pruebas periciales psicológicas, de forense también, y los informes finales, aparte del derecho a la última palabra que tendrá [Amadeo Elcoso] como cualquier acusado. Y quedará visto para sentencia.

Preguntado un servidor al abogado Defensor por 30 años de abusos de Elcoso en Monzón y las quejas y denuncias de particulares al obispado, sobre familias que sufrieron durante treinta años el acoso de Amadeo Elcoso, el letrado responde:

—La iglesia ha acompañado … la fiscalía acompañó un expediente eclesiástico que va a valorar como prueba aquí. Solo eso. Le puedo decir que el expediente eclesiástico que está en esta causa penal es una vulneración del derecho de defensa, de la presunción de inocencia de un ciudadano. Y por tanto, en la jurisdicción en la que estamos no se va a poder valorar este documento para fundamentar ni un indicio en contra del acusado y al respecto de la Iglesia Católica me va a permitir que no diga nada más.

Mi conversación con Amadeo Elcoso antes de entrar en la Sala del juicio

Este segundo texto reproduce mi breve conversación con Amadeo Elcoso que revela su difícil situación personal y su percepción de la Iglesia Católica y los eventos relacionados con su caso. También se mencionan otras figuras y eventos que están vinculados de alguna manera al tema central de la corrupción que azota al seno de la Iglesia Católica en España. La conversación con Amadeo Elcoso es fuerte, desconcertante.

—Amadeo. Jordi Picazo, para servirte, tenemos amigos comunes. Tenía ganas de saludarte. He seguido tu caso durante años. He visto el video en el que te ves concelebrando [la santa misa] con el obispo José Luis Mumbiela en Kazajistán, por ejemplo. Cuando besas el altar junto al obispo.

—Soy su [mentor]…

—Sí, sé también que el obispo José Luis Mumbiela te mandó una carta para apoyarte diciéndote «déjate ayudar».

—No he leído ninguna carta de Mumbiela. No ayuda nadie. No ayuda nadie, todos, al árbol caído, leña.

—No, sí que ayuda tu abogado, gente que te dice… «ánimo»…

—No, no, no, no.

—Incluso, hablando con tu abogado le he comentado que se han dicho de ti muchas cosas de tus treinta años en Monzón, pero este caso en particular no encaja.

—En treinta años se ha hecho todo bien.

—Has recogido fondos, has promovido vocaciones, y eso Dios te lo pesa, eso no se olvida nunca, no cae de la balanza.

—Bueno. Tristemente la Iglesia… la corrupción está dentro de la Iglesia. Aunque yo fuera culpable, lo que me han hecho, negarme el pan, quitarme todo, es cerrarme… echarme de todos los sitios, sin tener cama, ni comer, ni nada.

—Porque… ¿estás todavía por Barcelona?

—Sí, sí.

—¿Dónde duermes?

—Yo tengo sitio. Tengo sitio. Yo me arreglo en cualquier sitio. Hay gente buena. Quiero decir que tengo donde estar. Envidias, corrupción…Y todo esto que promoví nuestro amigo [Germán] Arana

—¿Tú sabes que le he llevado al banquillo [de los acusados]?

—¿A Arana?

—Estaba sentado en el banquillo de los acusados el pasado viernes [29 de septiembre], junto a la Compañía de Jesús de España, y se les pide más de 220.000 €uros por calumnias e injurias.

—Es un sinvergüenza, ¿eh?

—Sabes, yo escribo, también, he escrito sobre ti y mucho. Y sobre Arana y Omella con documentos probatorios.

—Fuimos a ver a [abogado] Vladimir [Lansdorff-Galagane], de Barcelona, ¿te suena?

—Ha sido abogado mío.

—Fui porque había leído que había defendido al cura de Épila. Fuimos a verle con otra persona para ver si cogía mi caso. Pero finalmente hemos tenido suerte porque este [Carles Mongilod] es una maravilla, está considerado como uno de los mejores [abogados] penalistas de España.

—Miguel Ángel Barco es el que ha sentado al jesuita Germán Arana al banquillo de los acusados.

—Arana era malo, es el que venía a montar todo con el anterior obispo, Alfonso Milián. Y cargarse a don Manuel Ureña [arzobispo Emérito de Zaragoza]… Eso no lo ha explicado nadie.

— Yo.

—¿Tú lo has explicado?

—Con mi equipo lo hemos explicado.

—Yo como era amigo de [monseñor] Ureña, y [monseñor] Milián estaba contra mí… Y [el cardenal] Omella lo que es… todo para medrar. Lo de Ureña no tiene nombre.

—Incluso el actual arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, tras la defenestración de Ureña decía “lo de Ureña ha sido una gran injusticia”. Y al cabo de pocas semanas ya no decía nada.

—Sabes que a Carlos escribano lo llamé, sabes que yo le llevé al seminario y todo.

—Sí, lo expliqué, que Carlos Escribano fue acólito tuyo. Y el ex diácono Daniel Peruga, fue acólito tuyo también.

—Ese está loco. Ese lo hizo por dinero [colaborar con la defenestración del obispo Ureña].

—Peruga se fue con 100.000 euros en el bolsillo. Y 2 coches.

—Sí, sí, sí.

—Que fue incluso Ferrer Sarroca quien me lo explicó. ¿Ganas alguna perrilla?

—Gano alguna perrilla, ayudo a personas, estoy en el banco de alimentos, todo lo que pueda.

En una próxima pieza ofreceré más testimonios, esta vez de personas de la localidad de Monzón sobre Amadeo Elcoso.


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