Hace ya unos años desde que la Miss Universo venezolana Alicia Machado hiciera una afirmación que al entender de muchos representaba un supuesto desconocimiento más que de geografía de cultura general, pues contrariamente a lo que muchos pudieran pensar, las expresiones proferidas podrían contener grandes verdades de las que poco se tratan.

Decía la miss que deseaba que las dos Chinas lograran alcanzar la paz. Es evidentemente que algo de confusión hubo entre las dos Coreas y las “dos Chinas» en la afirmación de la hermosa mujer, pero qué imaginaría ella que una década después esa reflexión sobre las dos Chinas, así como de otras dualidades entre la impostura y lo genuino son más necesarias que nunca.

¿Por qué afirmamos que existen dos Coreas, la totalitaria y la libre, y olvidamos que existen dos Chinas? También una totalitaria y la otra libre ¿Por qué solemos olvidarnos de Taiwán?

Es necesario hoy más que nunca recordar que finalizada la guerra civil china y habiéndose hecho con el poder los comunistas, el Komintang fue forzado a retirarse a la isla de Taiwán, dando lugar así efectivamente dos Chinas, una exiliada en Taiwán con espíritu democrático denominada «República de China» y la instaurada por los comunistas en el continente a la que denominaron «República Popular China», situación que se identifica a plenitud con la afirmación de la existencia de dos Chinas, una, la de propensión a la libertades individuales y al progreso, Taiwán, y la otra, la de la opresión, la de la abierta violación de derechos humanos, la del control de hasta las mínimas actuaciones de sus ”ciudadanos», más bien «siervos» o “esclavos” de la despotismo que se vive en esa China desde 1949, año en que los comunistas se hicieran del país, su territorio, sus instituciones, su gente y su cultura, y claro está del nombre de China.

No es desconocido que gran cantidad de productos hechos en la República Popular China (muchos de nosotros ya sabemos lo que pasa con todo eso a lo que se le señala como «popular»), han sido y son de muy pésima calidad y lo que es peor aún, la gran cantidad de ellos completamente carentes de autenticidad, ya que resultan de las más groseras y burdas copias de otros bienes,  situación que más allá de la afectación a los productos en cuanto a su calidad y que al poco tiempo no resultan más que una pila de cachivaches y desperdicios, es el atentado cometido contra el pensamiento creativo y libre de aquellos autores y forjadores de las ideas robadas y plagiadas, ello con el agravante de que luego todo es usado con fines de instaurar complejo entramado de falsedades y engaños, no solo de productos específicos, sino que se extiende a las relaciones sociales y políticas.

No podemos negar que con el tiempo la calidad de muchos de esos productos que teníamos como pésimos cachivaches progresivamente han ido adquiriendo mejor calidad, incluso superando aquellos que sirvieron de “inspiración” y hasta generándose nuevas “marcas” propias, ante lo que deberíamos preguntarnos si ello es motivo de reconocimiento o si debiéramos insistir en destacar ese origen “plagiario” e incluso los graves daños ocasionados internamente, así como los riesgos a la comunidad mundial.

Por supuesto que nunca faltará quienes refieran sobre esta China, la del norte, la continental, la totalitaria, es un excelente ejemplo del llamado “capitalismo de Estado” y de cómo ha llevado riqueza a sus ciudadanos, además de erigirse como potencia económica mundial, que baste observar sus nuevas grandes ciudades, autopistas y el aumento de la calidad de vida de sus habitantes.

¿Y no será que así como se le ha atribuido la falsificación de gran cantidad de bienes que a pesar de que han pasado de burdas copias a productos con mejor calidad subyace en ellos ese origen de falta de genuinidad y el abierto irrespeto a los derechos de los demás, esas copias, esos plagios, esas farsas no estén siendo aplicados en otros contextos? Todos sabemos de lo que son capaces de “falsear” los chinos por lo que no sería extraño que traten también de vendernos una burda copia china y de mala calidad de la idea de “empresa”, de “emprendimiento”, de “capitalismo de Estado” y hasta de “democracia” y de “libertad”, pero que no serían como hemos venido desarrollando sino más que burdas copias, meras falsificaciones, puras farsas.

Imagino que quien haya llegado hasta esta línea pensaría que esta redacción y contenido pudiera resultar “xenófobo” y más específicamente “chinófobo”, por lo que antes de continuar debo señalar que es todo lo contrario, tengo y siento hacia la cultura china más que una gran admiración y respeto, el mayor agradecimiento. Soy descendiente de chino, el Hung viene de mi abuelo paterno NgHimTak, o simplemente Hung Juan Hung, quien en los años 30 del siglo XX, sin patrimonio alguno, sin siquiera conocer el idioma, nada más que con sus intenciones de labrarse un mejor futuro y el de su descendencia esparció sus semillas en Venezuela, teniendo y educando a sus hijos y de uno de ellos nació quien hoy les escribe estas reflexiones, y muy lejos de vilipendiar la cultura china, a pesar de no vivirla directamente y jamás haberla visitado, me siento muy orgulloso de mis antepasados y me agrada enormemente que se dirijan a mí como “el chino”, no en vano mi blog personal es www.chinohung.com.ve, pero continuemos…

Mi abuelo salió de China y llegó a Venezuela en momentos muy complejos para esa nación asiática en la que como muchas otras las guerras tanto internas como externas y sus devastadores efectos impulsaron a sus nacionales a buscar otros horizontes. Mi abuelo salió de la China genuina, esto es antes de que en 1949 se instaurase el comunismo con todas las atrocidades y muerte que son propias de este tipo de ideologías de corte totalitario en las que donde se instalan, al igual como ocurre con los parásitos, una vez que toman control de su huésped, pretenden utilizar y apropiarse de su identidad, su imagen, sus antecedentes y su cultura para con ello seguir avanzando en la infestación de otros huéspedes.

Pues en realidad no es China la que plagia y copia, la que desconoce e irrespeta las idea de otros, la que somete y esclaviza a sus habitantes, fue, ha sido y es el partido comunista que se instauro y se adueñó de ella, en la que presente sustituirse, apropiándose no solo de su nombre sino de su identidad.

Al igual que como ocurre con la tecnología, las relaciones sociales, la cultura, las civilizaciones y la política cambian, se perfeccionan, buscan hacerse más eficientes, los totalitarismos también. En otras épocas las formas de control que solía hacerse mediante la gestión de la miseria y el terror era a través de afecciones directas al cuerpo. Los maltratos y torturas físicas eran los instrumentos propios de los despotismos, pero eso ha evolucionado, aunque no significa que se hayan extinguido, siempre habrá aquellos déspotas que recurren a las formas clásicas de lograr la sumisión, pero la existencia de las recientes tecnologías permiten que la gerencia de ese terror y la miseria sea aplicado no ya al cuerpo sino a la mente, al espíritu haciéndose así  más efectiva, además de ser sumamente útil para “justificarse” ante la ”comunidad internacional”, que pareciera como siempre estar un paso atrás de los tiranos y reacciona cuando las violaciones están complemente consumadas. Estas nuevas formas de despotismo entonces se valen además del miedo, también de la tecnología del engaño, de la mentira, de las farsas, de la imitación, algo que los chinos, perdón, el partido comunista chino sabe perfectamente hacer, igual como exportar sus productos, esta vez, ideológico y de abyección.

El partido comunista chino, como todos los regímenes totalitarios cuya naturaleza es parasitaria pretende sustituirse en su huésped, y así en caso de que se le señalen sus violaciones, responder que se está atacando a su cultura, a sus orígenes, a su soberanía, mientras por otro lado con farsas y copias burdas penetran otros Estados que ven como nuevo huésped destinatario de sus prácticas, farsas e imposturas de instituciones esenciales como las de la empresa, la libertad, la justicia, la ciudad, emprendimiento y hasta de capitalismo hecho en china.

Por un lado existe WhatsApp, con todas las críticas que podamos tener, y por el otro aparece “WeeChat”, con la intención de controlar a su gente, aparece Facebook, a la que podemos igual formular mayores críticas, y por otro lado plataformas creadas para el control social mediante valoración de puntos canjeables por beneficios si eres “buen ciudadano” ¿o será mejor un premio a la sumisión? Y qué decir del fenómeno Amazon, pues ya en China apareció su propia versión hasta con su Jeff Besos, allí tenemos a Alibaba y Jack Ma. Interesante tema del que no faltará quien para defenderlo señale que es un ejemplo de superación, así como otros afirmando que todo es otra impostura, otra farsa del partido comunista chino en el que incluyó hasta el la historia del rechazo de Harvard en sus filas de este hoy multimillonario chino  ¿qué piensas tú?

¿Será cierto que Jack Ma, efectivamente es miembro del partido comunista chino? No sería de extrañar, lo cierto es que en el partido chino, muchos de sus miembros y allegados son aquellos supermillonarios que conforman todos estos nuevos referentes de emprendimiento, de grandes empresas, pero que tal vez pudieran resultar como todos esos cachivaches, todas esas mamarrachadas de las que no puede negarse sus antecedentes de abyección y violación de los más fundamentales derechos.

Así como para la detección de mercancías falsificadas y de pésima calidad existen aspectos que han de ser tenidos en cuenta, para la detección de las farsas con que pretenden los déspotas hacerse de otras sociedades y culturas, debemos estar atentos de esas señales que permitan percatarnos de falsificaciones de las ideas de libertad, de capital, de empresa, de política, de participación, de democracia, de participación, de poderes públicos de asambleas, y hasta de elecciones se han visto casos, cuyas versiones perversas y farsantes son utilizadas para controlar y envilecer a los ciudadanos.

Ampliemos un poco más la toma global para no solo observar a China, que cuenta ya con más de siete décadas desde que fue secuestrada por los déspotas despojándola de su identidad cultural y usándola para sí de manera tal que afirmamos que es una sola, veamos a Cuba con sus más de seis décadas de infección o Venezuela con más de dos décadas…

Había escrito unas líneas más a modo de reflexiones finales, pero como siempre, pienso que cada uno de nosotros debe arribar a su propia conclusión, para lo cual bien interesante es, ya que estamos en plena pandemia del covid-19, el conocido “virus chino”, No, mejor llamémoslo como es, el “virus comunista”, observar el desenvolvimiento de cada una de las dos Chinas, en una se originó, o se creó, y lo silenciaron, y la otra, desde el inicio advirtió de su riesgo y la silencian hasta el punto de nuevamente pretender negar su existencia como la República de China.

¿Qué piensas de esto, Alicia? Bastante razón tuviste aun sin saberlo y otros que creyendo saber terminan haciéndole el juego a la farsa.

 


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