Muchos me preguntan si deben bañarse con sus hijos, dejarse ver desnudos, hasta qué edad esto debe pasar… y un gran etcétera.

Durante la infancia los niños aprenden a ver la desnudez como algo hermoso y natural. Esto es muy importante, ya que una persona sexualmente sana debe tener un sentimiento de naturalidad ante un cuerpo desnudo. Tristemente, no es común. La mayoría tiene un pudor excesivo ante el desnudo y eso, obviamente, inhibe su sexualidad.

¿Qué origina esa inhibición exagerada? Los sexólogos creemos que la mayoría difícilmente ha visto desnudos en su familia, y en generaciones pasadas se identificaba esto con “falta de vergüenza”. Por años se ha visto la desnudez como algo antinatural. De hecho, actualmente se critica que las jóvenes enseñen el ombligo, la barriguita, las piernas. Se asocia con la responsabilidad por las violaciones y abusos sexuales. Esto es falso. Cada quien es responsable de su conducta sexual.

La pornografía es muchas veces el único acceso al desnudo, algo distorsionado, pues es una caricatura de la sexualidad. Ellos pueden inferir que la desnudez solo está permitida en personas jóvenes y con cuerpos perfectos, lo cual no es cierto, ni real, ni sano.

Toca a los padres enseñar a sus hijos que el cuerpo desnudo es lindo y algo natural. Dejar que nuestros hijos anden sin ropa en la infancia, cuando sea oportuno, es parte de una educación sexual bien dirigida. Ayuda que los padres se desvistan y vistan delante de ellos, por ejemplo, durante el momento del baño.

Personalmente, opino que la desnudez debe ir desapareciendo a medida que el niño crece. Por ejemplo, durante la adolescencia, los jóvenes tienen sus hormonas revueltas y tienden a excitarse fácilmente. Puede generar culpa si se excitan ante un padre desnudo. Antes de llegar a esta etapa, ellos mismos empiezan a no dejarse ver desnudos de sus padres. Eso debe respetarse.

Los primeros años son la edad perfecta para bañarnos con ellos y contestar a sus preguntas sobre el cuerpo, siempre y cuando los padres se sientan cómodos. Si van a transmitir un sentimiento de vergüenza, entonces es mejor que lo hagan con un hermano mayor, o con cualquiera de la familia cercana. Los niños son expertos en leer el lenguaje no verbal, o sea, los gestos de la cara y las expresiones. La peor educación sexual es transmitir que el sexo, el cuerpo y los genitales son algo malo.

Hay tres cosas fundamentales:

  • A las niñas debe decírseles que, aunque no tienen pene, sí tienen “una bolsita” dentro, donde puede crecer un niño, algo que los varones no pueden hacer. Esto hace que no se sientan inferiores a ellos y empiecen a valorar su cuerpo y las diferencias entre el hombre y la mujer.
  • Deben saber que, cuando sean mayores, tendrán sus órganos genitales tan grandes como papá y mamá.
  • No debe permitírseles que acaricien los senos de mamá. Por ejemplo, en el caso del varón, hay que advertirle que, cuando sea grande, responsablemente podrá hacerlo con su compañera.

Si el tema le disgusta, creo que usted, como padre, necesita educación sexual urgente. Nadie puede dar lo que no tiene.

www.nancyalvarez.com


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