Una de las ocasiones en que el hombre es más frágil tanto física como psicológicamente es en los momentos de enfermedad, o de alguna circunstancia que menoscabe el funcionamiento normal del cuerpo humano. En esos momentos el hombre se vuelve más primario, más delicado y puede contemplarse a sí mismo como una simple creatura finita de la vasta creación de Dios.

En esas circunstancias el ser humano necesita cuidado especializado, es decir, atención médica. Dichos cuidados deberían llevarse a cabo en lugares creados para tal fin, con todos los insumos necesarios para que los médicos y enfermeras puedan atender debidamente al paciente.  Además de los tratamientos médicos especializados está el tratamiento afectivo, que muchas veces es igual de importante que el anterior; normalmente éste lo brinda la familia del paciente y sus seres más allegados.

Una vez terminado el tratamiento especializado en el centro hospitalario, el paciente puede terminar de recuperarse en su casa, siguiendo las indicaciones médicas y tomando sus medicinas, que debería poder conseguir fácilmente en cualquier farmacia. Esto es el deber ser de un sistema de salud en el cual se respeten mínimamente los derechos humanos.

No obstante en Venezuela ocurre algo distinto. Si una persona en este país tiene la desgracia de enfermarse, pues su desgracia es doble (una: la enfermedad como tal, y la otra: el hecho de enfermarse acá).  Todo lo que hemos venido narrando no ocurre en Venezuela, con la excepción de los muy pocos que  pueden pagar por servicios médicos privados.

La crisis del sistema de salud es de tal magnitud que no hay suficientes hospitales, ni clínicas; y en los que hay, no hay suficientes médicos, ni enfermeras; y a los médicos que hay, no se les paga bien, ni se les incentiva de ninguna manera. Además de la falta de personal, no hay tampoco los insumos necesarios para atender a los pacientes, y ni siquiera los equipos médicos suficientes para atender a nuestros enfermos. Resultado: por un lado profesionales de la medicina descontentos, con sueldos que le impiden la subsistencia; por otro lado, una gran mayoría de la población que no puede acceder a servicios médicos básicos; y en tercer lugar, los que pueden acceder a algunos servicios médicos dignos, lo tienen que hacer a un costo insostenible para una familia normal.

La situación de los familiares de pacientes no es tampoco fácil. En primer lugar por el costo que implica enfermarse, luego por el problema que significa trasladarse, conseguir donde hagan los exámenes, conseguir las medicinas, es realmente una situación difícil tener un familiar enfermo.

A toda esta situación se le ha sumado la pandemia del coronavirus covid-19. Un fenómeno internacional que ha dejado en ridículo a los mejores sistemas de salud de este planeta. Evidentemente esta Pandemia ha agravado el cuadro del sistema de Salud venezolano que hemos venido presentando.

Hay que reconocer la labor del personal médico, que está mal pagado, que no tiene insumos y que atienden cincuenta veces más pacientes de lo que deberían atender. Con muy poco, hacen mucho. Prestan un servicio invariable aún en las peores circunstancias. Ellos han estado en la primera línea de lucha durante la pandemia y muchos han ofrecido sus vidas prestando cuidados a sus pacientes. Si antes estaban en condiciones precarias, ahora podemos decir que la situación es peor puesto que el riesgo que asumen es mucho mayor.

Si algo hemos tomado en cuenta en El Hatillo en estos años ha sido el tema de la Salud. Cuando llegamos al Gobierno Municipal el sistema de Salud municipal no distaba mucho de lo que hemos venido narrando. Un caos total que nos propusimos a transformar desde el día uno. Estuvimos meses planificando, diseñando y negociando un sistema híbrido en el que el sector público y el sector privado unan esfuerzos para brindar los mejores servicios a los ciudadanos. Con mucho orgullo puedo decir que logramos crear un nuevo sistema en el que se garantizan servicios gratuitos a través del sistema público y además se añaden servicios a bajos costos con un componente social para pacientes que no pueden pagar y con el apoyo en insumos al sistema público. Hoy contamos con servicios de laboratorio completo e imágenes que eran impensables en nuestro sistema de Salud. Hoy atendemos 5 veces más pacientes que antes y ampliamos el ámbito de atención beneficiando personas de toda la región capital, Vargas, los valles del Tuy y Guarenas, Guatire. Con la consigna de «Salud para todos» tenemos un equipo de primer nivel que está haciendo u  gran esfuerzo en medio del caos nacional que vivimos.

Este sistema mixto que es hoy Salud El Hatillo se convertirá en la punta de lanza para relanzar el sistema de salud que necesita el país. Con el mayor desprendimiento lo hemos puesto a la orden y ya está iniciándose en otros municipios como Baruta.

Ante la desesperanza y la flagrante violación de derechos fundamentales, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que exigir al Estado que invierta en el sistema de salud. Necesitamos incorporar al sector privado y a todo aquel que quiera apoyar algo en este tema. ¡Unámonos por el Derecho a la Salud! ¡Salud para todos! ¡Sí se puede!


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