¡Es víspera de Navidad! Este tiempo nos exige una reflexión pausada sobre nuestro presente para poder crear el futuro que deseamos. No necesariamente debemos ser católicos practicantes, y ni siquiera creyentes, para saber que requerimos, urgentemente, de aquellos principios y valores que permitirán la pacífica convivencia de todos los venezolanos. Principios y valores que estamos perdiendo, adulterados por un régimen de opresión, injusticia, mezquindad y manipulación de los más inocentes. Lastimosamente, vivimos todo esto sabiendo que debemos rescatar, cultivar y actualizar para dar cara a un  siglo XXI al que llegaremos de verdad, cuando exista un cambio real de gobierno y un cambio real en el comportamiento de la oposición.

Refieren los especialistas que la conducta humana está integrada por acciones y hábitos desarrollados a lo largo de la vida para lograr el sentido de totalidad del ser humano. Nuestros hábitos demuestran temperamento, carácter y personalidad que se reflejan inexorablemente en la conducta. Con el cristianismo surgió la idea de la eminente dignidad de la persona humana, que nos lleva a asumir que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Entonces, en palabras de Vicente Mujica Amador (1989), hay una concepción del hombre como unidad material y espiritual, centrada en la ética, en el ser en constante relación con otros, trascendente y devota Ahora bien, preguntémonos cuán cierto es esto en la Venezuela actual, sumergida en una crisis humanitaria compleja que no ha pasado, por cierto, de cifras sociales y económicas que oculta el propio Estado que ha convertido al Instituto Nacional de Estadísticas en un adefesio. La cultura y subculturas del crimen, ¿no inciden en el resto de una sociedad desprotegida? ¿La sumisión y la desciudadanización de los venezolanos no se refleja en una conducta díscola, pasiva y resignada? ¿Fueron superadas Jeannette Abouhamad y Maritza Montero, extraordinarias académicas que retrataron al venezolano décadas atrás? ¿Qué se dice en las profundidades de los estudios de opinión que jamás son reveladas?

En mi intento por reivindicar la Navidad, me golpean estas interrogantes, sobre el qué somos y qué seremos, sabiendo que el período decembrino se está vaciando de autenticidad y significación y, como en Cuba, llegará el día en el que la profesión de fe sea un asunto, prácticamente, clandestino, como está ocurriendo en Nicaragua. Porque lo único valedero para el régimen es la dependencia hacia ellos, para seguir teniendo el control y poderse mantener en el poder, que es su verdadero fin.

En esta víspera de Navidad el ciudadano se encuentra sumergido en su cotidianidad, su supervivencia, su intento de determinar cómo logra crear una burbuja interna que lo aleje un poco  de los problemas que vive a diario como son la escasez de gasolina en algunas partes del país, la descomunal devaluación que día a día destruye los hogares venezolanos y los lleva a un estados emocionales como la frustración, tristeza, problemas que lamentablemente son casi imposibles de solucionar de manera inmediata, y ocurrirán solo si logramos un cambio en la conducción del país.

Lo que sí está claro es que el venezolano en las vísperas navideñas no quiere saber nada del entorno político, y hasta podemos acotar que ni de sus propios problemas que son muchos por cierto. En estos días solo quiere buscar la PAZ que genera la Navidad y con lo poco que tengan lograr algo de tranquilidad. Pero siempre con el pensamiento de un cambio que cada día entiende es necesario. Este cambio ha sido nuestro objetivo con las acciones que nos llevaron a insistir y resistir para persistir. Lograr el cambio para retornar a la ciudadanía. Cambio que solo se dará si retomamos una conducción política seria y reconstruimos la institucionalidad y el verdadero camino democrático. Y esto es un mensaje a García, como se dice coloquialmente, para los que de alguna u otra forma estamos inmersos en la política.

@freddyamarcano


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