Irán y Venezuela sellan su alianza con un acuerdo de cooperación de 20 años
EFE

La soberanía nacional se caracteriza por conceder el poder de un territorio a su población, la cual aplicará dicho poder a través de la delegación en órganos de representación. Es un elemento esencial de la democracia.

La soberanía nacional reside en el pueblo a través de los órganos que lo representan. «En los sistemas democráticos, la soberanía  es nacional o del pueblo».

Se entiende por soberanía a la autoridad política suprema, que corresponde a un Estado independiente. La importancia del ejercicio de la soberanía, se encuentra asociada al dominio o poder de mando y custodia que tiene un Estado sobre un territorio determinado y la población que en él habita.

La soberanía nacional garantiza la independencia, a través de los principios de libertad y unidad nacional, donde la autodeterminación, la construcción identitaria y la cohesión nacional, son los pilares fundamentales de un Estado independiente.

Defender la soberanía es mucho más que defender un territorio en sentido tradicional, es ejercer la capacidad como pueblo de definir nuestras propias políticas, con la mayor autonomía e independencia posibles, en cada uno de esos campos.

La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en la Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.

La Constitución Nacional aprobada en 1999 es muy clara al respecto y la misma señala que son derechos irrenunciables de la nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.

También refiere la carta magna que es un Estado Federal descentralizado, en los términos consagrados en la Constitución, y se rige por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad.

Es importante que se respete la soberanía porque delimita lo que otros países no pueden hacer en nuestro territorio, en el que el gobierno es quien ejerce el poder y la custodia del mismo. Es decir, que no pueden mandar en un país que no es suyo.

La soberanía es la vida y el alma del Estado; no puede ser alienada sin destruir al Estado como tal. Es como un hombre que no puede transferir su vida o personalidad a otro sin autodestruirse en el proceso.

El doctor en Derecho Hidalgo Valero, coronel (GN) y presidente del Movimiento Defensores Populares de la Nueva República, advierte que la autorización de Nicolás Maduro de un contrato por 20 años para uso de 1 millón de hectáreas del territorio nacional, a la República de Irán, constituye un grave delito de Traición a la Patria, jamás cometido en toda la historia republicana.

Subraya Valero que el artículo 129 del Código Penal establece como delito de Traición a la Patria (sic): «El que dentro o fuera de Venezuela, sin complicidad con otra nación, atente por si solo contra la independencia o la integridad del espacio geográfico de la República, por lo que será castigado con pena de presidio de 9 a 26 años».

Alerta, asimismo, que al violarse la soberanía nacional, cediendo territorio al islamismo, se viola flagrantemente el artículo 13 de la Constitución (CRBV), que reza: «El territorio nacional no podrá jamás ser cedido, traspasado, arrendado, en forma alguna, enajenado, ni aún temporal o parcialmente, a un Estado extranjero».

El país espera que la Asamblea Nacional no convalide la traición, caso contrario se convertirían en cómplices.

No deben olvidar los jerarcas del régimen chavista-madurista que los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos, y que el soberano más tarde que nunca, no olvida y pasa factura.

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