Cuando a principios de agosto el gobierno anunció que se retiraría de la mesa de negociaciones que se realizaba en la isla de Barbados entre la oposición y los representantes de Nicolás Maduro bajo el auspicio del gobierno de Noruega y el visto bueno de la Unión Europea, es porque ya habían terminado de ensamblar la estrategia a poner en marcha para soslayar la responsabilidad por la hambruna, el vagar forzoso de los paisanos y el genocidio de sus naturales, todos hechos criminales.

Cada vez que un país o institución ha propiciado de buena fe una mesa de diálogo entre los enviados del gobernante Nicolás Maduro y el sector opositor partidista, los venezolanos resienten que la crisis política y social existente no se solucionará por tal vía.

Más de 90% de personas encuestadas dicen reiteradamente que no confían en el actual residente de Miraflores. Por el contrario, esta debacle se agravará por cuanto tal iniciativa históricamente solo ha beneficiado a los planes de Chávez Frías y Maduro Moros, quienes luego de cada encuentro arremeten contra opositores, recrean intentonas golpistas y fingen pruebas del hecho para luego producir inciertos expedientes legales de negada justicia que les facilitará llevar a la cárcel a dirigentes adversos e inocentes víctimas propicias para el escenario de la trama concebida.

Juan Guaidó, en excelente maniobra diplomática compromete con él a sus aliados europeos, a sabiendas de las argucias comunistas en el pasado y envía una misión a Oslo y Barbados como un gesto de confianza y esperanza en las iniciativas de la Unión Europea, y se responsabiliza de la decisión.

Al inicio de semana, sin embate alguno, denunció el diputado presidente de la AN al mundo el pretendido ultraje que lleva a cabo contra los miembros del cónclave legislador Nicolás Maduro y la írrita asamblea nacional constituyente.

El allanamiento del fuero parlamentario a los legisladores de la oposición Juan Pablo García, José Guerra, Tomás Guanipa y Rafael Guzmán por el incierto delito de traición a la patria, instigación para delinquir y conspiración, entre otros, por parte del ilegal Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, es un ardid para motivar a los legisladores a abandonar el territorio ante la amenaza de su inminente detención y resguardo en las mazmorras del Estado.

De esta manera intentan acabar con la valiente participación de los parlamentarios defensores de la democracia y los derechos humanos, para luego tomar otras tenebrosas iniciaciones que inhiban a los diputados uninominales, por sentencia del TSJ, asistir al ente formador de leyes. Así ambicionan sortear la integración de una directiva con mayoría opositora.

Aun cuando nada han dicho los representantes del gobierno interino de lo tratado en Oslo y Barbados, fuentes dignas de todo crédito indican que materias política y económica dominaron el intercambio.

Extrañamente la asistencia humanitaria para los vecinos quedó rezagada a un segundo plano.

No enfocar tal iniciativa con acciones inmediatas de entrada es seguirle el juego a los engendros de la tiranía, que solo buscan ganar tiempo para permanecer indefinidamente al mando mediante estratagemas.

El déspota invasor le da a Noruega la puerta en la cara poniendo a estos en un disparadero, luego de que la Unión Interparlamentaria Mundial elevó sus voz ante el pretendido embargo del fuero legislativo a los representantes legítimos del pueblo rico en ansias de libertad.

Solo falta ahora observar la reacción del país nórdico ante la afrenta para saber de cuál lado está, si del parroquiano que sufre o del aliado de la tiranía mundial.

La ayuda humanitaria para Venezuela, desde el inicio de la gestión ejecutiva temporal de Guaidó, es el norte por él planteado.

Para ello lograr, en torno al mandatario interino naciones libres del mundo acogen iniciativas caritativas de instituciones privadas y gubernamentales, planifican los envíos desde puertos y aeropuertos cercanos en donde desde hace meses se encuentran toneladas de donaciones a la espera de la autorización oficial que funcionarios retrasan con fines inconfesables.

Pueblos solidarios perfilan el logro de sus objetivos también por territorios vecinos, a pesar del rechazo del gobierno en Venezuela.

Nicolás Maduro, ante los reveses políticos, muestra su peor cara, la de un mandón que no tiene compasión por un pueblo hambriento y ausente de cuidado hospitalario para la población en general.

Queda demostrado una vez más, por la reacción del dictador, que el desabastecimiento de insumos y medicinas es una política de Estado de larga data a juzgar por los estragos causados por epidemias en los pobladores.

Robert Lesspinasse, médico psiquiatra, ex directivo de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, indicó en el canal Televen, reseña el portal La Patilla.com: “Están ocurriendo crímenes horribles por la falta de medicamentos para los pacientes psicóticos, lo que genera nuevos problemas porque estos pacientes no tienen responsabilidad legal”.

“Enfermos mentales a los que se les dificulta la posibilidad de encontrar los medicamentos y cuando los encuentran alargan las dosis, lo que disminuye la efectividad de la medicina y causa que las depresiones, las alucinaciones y las tendencias suicidas se prolonguen”.

Traigo a ustedes las estadísticas arrojadas por la Encuesta Condiciones de Vida de 2018, un trabajo realizado por la UCV, la UCAB y la USB, en contraposición con los indicativos señalados por el gobernante. Estos últimos no reflejan la realidad socioeconómica del venezolano, según expertos en la materia.

La canasta básica es la medida usual a la cual echan mano los evaluadores para definir las clases sociales y subclases. Conforme a ello 90% de los venezolanos no tiene ingresos suficientes para comprar alimentos y en el país ahora la esperanza de vida es 3,5 años menor.

El gobierno indica que la pobreza solo asciende a 22%, pero el estudio en cuestión afirma que esta alcanza a 80% de los habitantes, y que la crítica se ubica en 51% de la clasificación y la tendencia es ascendente.

Las autoridades locales y nacionales continúan entorpeciendo el trabajo que lleva adelante la Cruz Roja Internacional junto con la Cruz Roja de Venezuela, instituciones que solo han podido hacer llegar en una primera fase 100 toneladas de medicinas y equipos de urgente necesidad a hospitales de cabecera en municipios, distritos y estados.

Los medios alternativos se han hecho eco del trato violento del cual son objeto los representantes y médicos de la Cruz Roja cuando son desalojados por la fuerza, bajo el yugo de las armas desefundadas por grupos paramilitares, de las instalaciones de los concejos municipales progobierno. Tal proceder los convierte en colaboradores de hechos criminales que no prescriben por ser delitos de lesa humanidad.

Continúa en descenso el producto interno bruto y la inflación, calcula el Fondo Monetario Internacional, se ubicará este año en casi 1.660%, cuando la tercera parte de la población solo ingiere alimentos dos veces o menos al día y es cada vez mayor el número de seres que se nutren de la basura.

La diáspora se ubica en casi 4 millones de personas vagando por el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura incluyó a Venezuela en la lista de países que viven en situaciones que ponen en riesgo la alimentación de su población.

Guaidó nada dice sobre lo conversado en Oslo y Barbados teniendo a Noruega por testigo. Tampoco dice cómo y cuándo se solventará la escasez generalizada de alimentos que padecen los venezolanos ni cómo accionar para que lleguen los insumos con la urgencia y prioridad que requieren los hijos de Simón Bolívar.


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