A pesar de haber contado con gran apoyo popular en sus inicios, la revolución bolivariana ha asumido, con el pasar de los años, la política de la mentira y el engaño. Al mismo tiempo, utilizando su lógica subversiva de culpar a otros de su ineficiencia.

Aquellos que osaron levantar la voz en contra del proceso, propios y extraños, para denunciar desmanes, actos de corrupción y abusos de poder, fueron uno a uno descalificados y discriminados, porque no se permite pensar distinto, ya que va en contra de los ideales chavistas.

Su misión hasta ahora fue y es ocultar que su modelo socialista ha generado pobreza, pérdida de la justicia y la libertad, aunado con una economía insostenible, con un Estado a la deriva política y socialmente.

Con el tiempo, se ha podido comprobar que estos izquierdistas trasnochados no se detienen ante el descontento, la inconformidad o la protesta popular. Su fin es dominar a toda costa, sin importar si hay que patear las leyes y hacer caso omiso a las denuncias.

Su accionar corrobora lo que la historia nos ha enseñado. Toda revolución se fundamenta en la violencia, su sobrevivencia depende de la capacidad de reprimir. Para reforzar su populismo, compran conciencias y engordan sus listas de clientes políticos. El marxista es un sonámbulo que valora el pasado, porque no sabe construir el futuro.

No pueden evitar la solidez de la verdad, que es capaz de vencer el fraude totalitario, porque la fuerza bruta no es la mejor manera de exponer argumentos, solo con el pensamiento libre se pueden buscar soluciones a los problemas.

Desaprovecharon la mejor bonanza petrolera que ha tenido la patria. Han despilfarrado gran cantidad de recursos, para sostener su proselitismo demagógico y su improvisada manera de gobernar, que ha provocado la debacle económica, expresada en una inflación superior a la imaginación, con una escasez generadora de miseria, devaluación del signo monetario y estancamiento del aparato productivo.

Ellos son los padres de esta crisis, no el imperialismo o la guerra económica. Engendraron, parieron y criaron este monstruo, que ahora es un adulto de 24 años, es decir, casi un cuarto de siglo.

Los auténticos progresistas mejoran la humanidad, no la humillan para su lucro personal. Venezuela está en penumbras, lograron asfixiar la iniciativa privada, incentivando la informalidad y el desempleo, convirtiendo al resto de la sociedad en sobrevivientes de un desastre que no hemos producido.

Con la caída de los precios del petróleo, faltará dinero para cubrir el gasto corriente, pero seguirán sobrando ladrones que continuarán robando la realidad, para que solo veamos sus falsedades y así, justificar su perpetuidad en el gobierno, sin tener la capacidad de formular, decidir, ejecutar, evaluar y rectificar las políticas públicas que han llevado a la nación a las puertas del aislamiento internacional. En pocas palabras, lo bueno lo han destruido y lo malo lo han deteriorado aún más.

A todos nos preocupa la realidad que se presenta cada vez más incierta y nos indica un futuro sin perspectivas. El problema del país ya no es de derecha o izquierda, ahora nos embarga una inestabilidad económica y social, que en cualquier momento puede llegar a explotar, porque la sociedad venezolana no ha podido apreciar alguna salida ante la coyuntura que vivimos actualmente.

El índice inflacionario para este 2022 tiene proyecciones de sobrepasar cualquier pronóstico optimista. Dígitos más o dígitos menos, la verdad es que cada día somos más pobres y el sueldo no alcanza ni para comprar un par de zapatos, ya que con un ingreso de unos dólares al mes estamos por debajo de los índices de miseria.

Además, hay que tomar en cuenta otra variable, que es la caída del precio del petróleo; eso quiere decir, que ingresarán menos recursos, a pesar de que unos digan que aunque llegue a cero el precio del oro negro no afectará la economía. Hay que tener cuidado al dar declaraciones politiqueras, para justificar su ineficiencia, sin analizar con objetividad la evidencia.

La pregunta que hay que hacerse es, al poseer menos dólares, ¿cómo pagarán a todos los empleados públicos, cumplir con el gasto fiscal, repartir el situado constitucional? Adicionalmente, al haber menos empresas privadas, ¿cuánto será el monto a recaudar en impuestos? La devaluación es lo que se avizora. Con menos divisas compensarán el déficit de bolívares depreciando la moneda. Lo más probable es que se vean obligados en 2023 a realizar un nuevo ajuste cambiario, donde la paridad podría llegar a ser 50 bolívares por dólar, pero las proyecciones ponen el valor de 100 bolívares por dólar. Por eso, están proponiendo un posible adelanto de las elecciones, para así inundar al país de esperanzas. No tomará el Ejecutivo ninguna medida para contrarrestar estos problemas, ya que el costo político se vería reflejado en el número de votos. Por ende, correrán la arruga, crearán programas para minimizar el impacto y convertirán a los comerciantes en los culpables de la inflación.

Otras variables a tomar en cuenta para entender nuestra realidad es que como país no hemos sido capaz de consolidar el imperio de la ley, la autonomía de los poderes públicos y el respeto a la autodeterminación. Venezuela ha fracasado en defender la justicia social, luchar contra la corrupción y la pobreza. Hemos llegado al punto de satanizar la democracia, donde ahora la alternabilidad es un pecado, porque aquellos que no están con el proceso, son fascistas, golpistas y apátridas.

Sin embargo, hemos sido exitosos en engendrar líderes populistas, que se han esmerado en polarizar al país, generando un debate insulso entre derecha e izquierda, adaptando la historia a su conveniencia, porque lo que les importa es acceder al poder y consolidar el culto a la personalidad.

El populismo se ha dedicado desde hace años a desmantelar las instituciones, a reescribir la Constitución Nacional, para acomodarla a las necesidades de estos caudillos, que lo que buscan es perpetuarse como única alternativa de gobernabilidad.

Estos populistas no llegaron como paracaidistas o por casualidades extraordinarias, fue debido al pobre desempeño del sistema democrático venezolano, nacido en 1958, ocasionando que la sociedad entrara en crisis por la mala conducción de la patria, que reventó en 1998, donde la desesperación en la búsqueda de una salida, se optó por la alternativa más demagógica.

El venezolano necesitaba respuestas a sus demandas y estos embusteros vendían mentiras como verdades, apelando a las pasiones, ideales e ilusiones de una comunidad ávida de un cambio. Los revolucionarios se esmeraron en prometer lo imposible, aprovechando la miseria, jugando con las necesidades, para así imponer un régimen que creen y sienten imprescindible.

Por haber alcanzado por vía democrática el acceso al poder, han justificado su permanencia a través de todos los desmanes posibles, dinamitando la autonomía de las instituciones, el derecho a la protesta, así como la libertad de expresión, todo con el fin de controlar.

Estos bolivarianos aman tanto a los pobres, que los han multiplicado, redoblando las penurias para garantizar el clientelismo político, un voto por una lavadora, o los más afortunados, un voto por una casa.

Su fin ha sido anular la dignidad humana, haciéndoles sentir que son incapaces de superarse, donde la figura del comandante supremo es necesaria para poder sobrevivir. En pocas palabras, el populismo es una postergación de la indigencia, de la ignorancia, sometiendo a una nación entera bajo la ilusión de que están mal porque otros están bien, se apela a las falacias para descalificar a la razón y a la verdad.

¿Cómo cambiar? Fortaleciendo la república, mejorando la educación, garantizando la libertad, consolidando la seguridad jurídica, el Estado de Derecho y rescatando la esencia del ciudadano para que sepa debatir ideas, con argumentos, racionalidad y lógica, podemos superar así la necesidad de estos falsos Mesías.

Por eso, como ciudadanos, debemos dar la pelea para rescatar la democracia. Es verdad, habrá momentos que parecerá imposible, ya que los revolucionarios tienen a su favor toda la maquinaria de opresión y a veces nos sentiremos solos e inseguros, por no saber qué camino tomar, ya que la escalada de violencia y terrorismo preventivo, nos amilana y nos espanta por su falta de escrúpulos. Pero con lo que no cuentan los chavistas, es que la libertad es una idea pura, que nace, crece y vuela independiente de forma espontánea.

De modo que en el país ocurren actos aleatorios de protestas, sin saber algunos que todo está concatenado en rescatar la libertad. Esto produce que la frontera para restaurar la democracia, está en todas partes. Cada acto, cada protesta, cada reclamo, empujan las líneas hacia adelante, acercándonos cada vez más en lograr la autodeterminación. Pero no hay que olvidar que el régimen optará por ampliar su necesidad de controlarlo todo, porque los sistemas de gobierno poco respetuosos de los derechos de los ciudadanos, requieren de un esfuerzo constante para sostenerse, ya que en la medida que el venezolano alza la voz, produce grietas y filtraciones en el gobierno.

En mi molesta opinión, ya se aprecian debilidades y sobresaltos en los revolucionarios, por eso se colocan la máscara de la opresión para esconder su miedo, porque se han dado cuenta de que una sola cosa romperá el cerco bolivariano, el grito de libertad.


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