Ya cuando se supo que un grupo de la Fuerza de Acciones Especiales del régimen fue a Apure a tratar de controlar los enfrentamientos entre irregulares y soldados del régimen, todo el mundo comenzó a rezar porque eso significa prácticamente una sentencia de muerte para muchos inocentes.

La FAES no es conocida precisamente por su manejo estratégico y certero del uso de armas de fuego. Lo que hay ahora en la frontera es una guerra en la que se encuentran atrapados los habitantes de la zona. Si antes huían del país por el hambre, ahora deben hacerlo antes de que cualquiera de los grupos armados involucrados arremeta contra ellos.

Esos venezolanos no la han tenido fácil, pues han tenido que aprender a convivir con la guerrilla que se ha tomado pueblos enteros. Se trata de subversivos que se dedican al narcotráfico, al secuestro y a muchos otros delitos no para mantenerse, sino para acumular dinero, muy lejos de los ideales comunistas que algunos dicen seguir.

De este lado del Arauca, en Venezuela, hace mucho tiempo que no se sabe de guerrilla propia; es parte de la historia contemporánea de los 40 años de democracia. Pero desde que llegó el comandante muerto el problema lo hemos importado. Y ahora resulta que, como consecuencia, ya no son los campesinos colombianos los desplazados hacia acá, sino los venezolanos hacia allá.

Miles de niños han tenido que cruzar los límites y llegar a departamentos como el Arauca en el vecino país para protegerse de la guerra. Ya hay alrededor de 5.000 venezolanos en refugios y recibiendo ayuda humanitaria como desplazados. Es lo que les faltaba a estos pobres compatriotas, que no solo el régimen tenga una guerra contra ellos que los esté matando de hambre, sino que además permita que los guerrilleros los hagan sus víctimas.

“En Colombia nuestros soldados y policías combaten sin tregua a todas las organizaciones narcocriminales. Ni la narcotalia (como denomina el gobierno a la disidencia de las FARC que lidera alias Iván Márquez), ni el ELN ni las disidencias tendrán padrino que los proteja”, dijo el ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, en una declaración a la prensa.

No pierda de vista, amigo lector, que el Iván Márquez que menciona el ministro fue recibido en Miraflores y que para su declaración a la prensa usa una palabra que tiene resonancia entre los apellidos de los uniformados del régimen de este lado del Arauca. Menos mal que el gobierno colombiano está claro sobre quién es el responsable de esta tragedia.


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