«De modo que si usted, a diferencia de Cool McCool, no ama el peligro y, adicionalmente tiene enfermedades cardiovasculares o tiene estómago e intestino sensibles, debe cuidar su salud y no invertir en criptomonedas o en nada asociado con ellas: a más de 15.000 dólares de altura, la próxima picada promete ser tan espectacular como mortal».

Esa fue la conclusión de mi artículo para El Nacional publicado el pasado 13 de noviembre de 2020 y que se tituló «Criptoadvertencia». Para ese entonces el precio de la bitcoin, reportado por el portal de Yahoo Finance, se ubicaba sobre los 15.000 dólares.

Desde esa fecha he escrito, por supuesto que para El Nacional, 6 artículos más, 4 sobre criptomonedas y 2 sobre el caso de GameStop Corporation (ticker GME) que versan sobre el tema de riesgo de la inversión.

Resumamos la situación reciente:

El pasado 12 de abril de 2021 y según Yahoo Finance, la bitcoin alcanzó un techo de 63.503 dólares y dos días después inició su cuarta gran corrección de este año, bajando al nivel de los 55.886 dólares y atravesando su soporte móvil de 50 días, mismo que no tocaba desde julio de 2020.

El caso es que el precio siguió bajando y toco su línea de promedio móvil de precio de 100 días, al nivel de los 50.000 dólares, el 23 de abril, para rebotar y cruzarla de nuevo pero hacia abajo y profundo, el 12 de mayo, con un «empujoncito» del bueno de Elon Musk quien la ayudo a pasar de 56.705 dólares a 49.151 dólares, una variación negativa de -13,32% en apenas unas horas –un desplome pues-  en la jerga de los mercados. Si bien el descalabro de valor afectó en principio solo a la bitcoin, el efecto difusión se reflejó dos días después en el CMC Crypto 200 Index de Solacti (con 200 criptomedas seleccionadas por capitalización de mercado) el cual verificó una desplome similar de -13,47%.

Si tomamos como fecha de referencia el 8 de marzo de 2020 cuando la bitcoin comenzó a ganar precio desde los 5.392 dólares podemos decir que tardó 400 días en incrementar su precio hasta el nivel de los 63.503 dólares, lo que significó un incremento de 1074% (un mil setenta y cuatro por ciento, para no dejar dudas con la lectura del porcentaje).

Ese 12 de mayo de 2021, la bitcoin también cruzó hacia abajo su línea de promedio móvil de precio de 200 días y el domingo 23 de mayo, a las 13 horas de Venezuela, la bitcoin se cotizaba alrededor de los 32.500 dólares, y lo cual significo una pérdida de la mitad de su valor (-48,67%) en tan solo 41 días (entre el 12 de abril y el 23 de mayo).

En palabras más sencillas que permiten visualizar su riesgo: la bitcoin perdió en 41 días la mitad del valor que le tomó 400 días alcanzar.

Entre los sucesos que impactaron el precio de la bitcoin se pueden mencionar, la reiteración del gobierno chino de prohibir el uso de las criptomonedas en sus instituciones financieras, las nuevas disposiciones del Internal Revenue Service (IRS) norteamericano sobre el aporte de información por uso y ganancias por criptomonedas, el anuncio de Elon Musk de que Tesla no aceptaría más la bitcoin en las transacciones de compra de sus vehículos por razones ambientales (Elon Musk hizo el anuncio sin liquidar la posición de Tesla en bitcoins con lo cual y a mi juicio, se reconfirma, el mismo y solito, como «estúpido» desde la perspectiva de la tipología de Carlo Cipolla y por tal razón, la SEC no lo debería investigar), las expectativas de inflación en Estados Unidos, por los estímulos, que mermarían el poder adquisitivo del dólar y, finalmente, la posibilidad del surgimiento de más regulaciones adversas al uso de las criptomonedas.

Yo propongo todavía una razón adicional, quizá la más importante de todas: los inversores no institucionales que abren posiciones en criptomonedas en todo el mundo, son propensos a los sesgos conductuales lo que, en palabras más llanas, significa que tales inversores no se comportan como si fueran perfectamente racionales. En tal sentido, no han sido en vano los premios Nobel de Daniel Kahneman (2002) y de Richard Thaler (2017).

El hecho es, estimados lectores, que esos vecinos suyos, de la calle de arriba o de la calle de abajo, excelentes personas, lucidos, añejados en la experiencia de la vida, gerentes exitosos de compañías, que manejan las búsquedas en Twitter y en Google de manera experta y que opinan con tanta precisión sobre temas de los que usted no tiene NPI, en el mercado de valores se comportan de dos modos: en el modo «codicia» comprando cuando más bien deberían vender y en el modo «miedo» que los paraliza y los hace liquidar la posición demasiado tarde o los pone a correr y los hace liquidar la posición demasiado temprano.

A veces ni siquiera es uno de los dos modos mencionados anteriormente sino que sus queridos vecinos exhiben extrañas conductas, ajenas a lo racional, y compran cuando los otros compran y liquidan cuando los otros lo hacen (miedo a perderse algo y comportamiento en manada, respectivamente).

En los próximos artículos, probado que no se atraviese algo todavía más interesante y con el doble atributo de ser urgente e importante, estaré escribiendo sobre el comportamiento emocional de los inversores en criptomonedas y cómo se miden tales emociones.

 


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