Si bien los científicos están trabajando las 24 horas para encontrar nuevas vacunas y terapéuticos contra el Sars-Cov-2, los doctores dependen por ahora de un amplio arsenal de fármacos viejos para auxiliar a los infectados durante la pandemia. La demanda sin precedentes por parte de hospitales que están almacenando medicamentos básicos como antibióticos, analgésicos, sedantes y corticosteroides ha causado escasez y aumento de precios a nivel mundial.

Sin duda son tiempos inéditos cuando los productores farmacéuticos tienen problemas para satisfacer la demanda. Pero los gobiernos están empeorando la situación al imponer aranceles innecesarios sobre la importación de medicamentos. Algunos países de América Latina se encuentran dentro de los principales infractores, con aranceles promedio de cerca de 10% en Argentina y Brasil, según un análisis publicado recientemente por el Geneva Network.

Ya que las cadenas de producción farmacéuticas están más cada vez más globalizadas, incluso bajas tasas arancelarias tienen un impacto cumulativo en el precio final del producto acabado. Según un estudio del Centro Europeo para la Política Económica Internacional, en Brasil y la India los aranceles sobre los medicamentos pueden aumentar el precio final hasta en 80%. Derogar estos gravámenes representaría un ahorro agregado a los pacientes de 6.200 millones de dólares en China, 2.800 millones de dólares en Rusia, 2.600 millones de dólares en Brasil y 737 millones de dólares en la India.

Los medicamentos existentes son una cosa, pero la covid-19 es una enfermedad recién identificada. Por lo tanto, una nueva vacuna será la única solución de largo plazo. El reto no radica únicamente en su invención, sino también en su producción masiva y distribución expedita alrededor del mundo. Las barreras al comercio obstaculizarán la rápida diseminación y penetración de la vacuna, lo cual resultará en sufrimiento y muertes innecesarias, así como la prolongación de la crisis económica. Si bien muchas jurisdicciones cuentan con regímenes libre de aranceles sobre las vacunas, algunos países de ingresos bajo y medio inflan sus precios a través de estos gravámenes. Bolivia está dentro de un grupo de países que imponen aranceles del 5% o menos.

Y no es solo los medicamentos. Algunos productos esenciales en la lucha contra la covid-19, desde el jabón de mano hasta los respiradores, también son encarecidos por estos impuestos a las importaciones. De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio, el arancel promedio aplicado sobre el jabón de mano es del 17% y en algunos miembros llegan hasta 65%. Cinco países latinoamericanos (Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil y Argentina) tienen los aranceles más altos sobre máscaras protectoras, que van de 17% a 55%. Y Brasil, Argentina y Venezuela aplican impuestos a la importación de respiradores del 14%.

Algunos países, como Brasil y Colombia, han mostrado liderazgo al exonerar a los medicamentos, vacunas y otros suministros relacionados a la covid-19. Por su parte, los gobiernos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico están discutiendo propuestas para eliminar, por al menos un año, los impuestos y aranceles sobre los productos médicos relacionados con la pandemia.

Aunque estas iniciativas constituyen un paso en la dirección correcta, crean incertidumbre en los exportadores sobre la dirección de largo plazo de mercados individuales y atentan contra la preparación para futuras pandemias. Los gobiernos más bien deberían comprometerse a hacer permanentes las reducciones arancelarias sobre medicamentos y vacunas mediante un acuerdo legal.

El mecanismo más expedito sería que más miembros de la OMC se adhieran al Acuerdo de Supresión de los Aranceles Aduaneros aplicables a los Productos Farmacéuticos. Este instrumento actualmente consiste de un grupo de 34 países que han acordado derogar los aranceles sobre las medicinas para todos los demás miembros de la organización.

Al igual que China, la India, Suráfrica y Rusia, ningún país de América Latina forma parte de este acuerdo. Lograr su adhesión implicaría que la mayor parte de la población mundial tendría acceso a medicamentos libres de aranceles. Esto no solo será importante para derrotar a la covid-19, sino que dejará un legado positivo para el futuro.

Philip Stevens es director ejecutivo de Geneva Network en Reino Unido y Nilanjan Banik es profesor de Economía en Bennet University, Nueva Delhi, India.


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