Finalmente el pragmatismo está obligando a los factores en disputa por el poder político a establecer un mínimo de acuerdos que permitan al país ir saliendo de una permanente crisis económica y social, derivada fundamentalmente de una ramplonería y corrupta dirigencia que no ha estado a la altura de las circunstancias que han exigido los venezolanos.

En efecto, la designación de la directiva del Consejo Nacional Electoral, más allá de las críticas de rigor, ha sido un paso en la búsqueda de un acuerdo político en el que los sectores de oposición han cedido parte de sus intereses a cambio de que el madurismo también genere condiciones más equilibradas en relación con la participación de aquellos grupos políticos opositores, que incluso han sido execrados por vías inconstitucionales y no convencionales de sus derechos de participación a elegir y ser elegidos.

Por ello, no son casuales las declaraciones de factores de la Unión Europea y del gobierno de Estados Unidos sobre la base de asumir la reciente directiva CNE como un primer paso hacia una negociación política en Venezuela y, a partir de allí, que la comunidad internacional sea garante de los acuerdos que están por venir y que deben ser objeto de otras exigencias que hagan entender al madurismo que la democracia está implícita en la Constitución, y debe ser respetada, y la oposición, sobre todo aquella abstencionista, que una salida distinta al voto jamás nos ayudaría a salir de la crisis, sino por el contrario, agravaría aún más nuestra realidad histórica.

En consecuencia, el madurismo sabe que en las venideras elecciones regionales se está jugando la permanencia en el poder, y al permitir un mínimo de acuerdos con la oposición, es porque reconoce el nivel de ingobernabilidad que ahora confronta, situación que se hace más compleja con la multiplicación del covid-19, y los enfrentamientos militares con irregulares y la guerrilla colombiana en la frontera Apure-Arauca.

En cuanto a la oposición, esta debe comprender que las elecciones regionales no son simplemente para seleccionar gobernadores, alcaldes, diputados estadales y concejales, sino que el resultado de los comicios tendrá un carácter plebiscitario porque si la oposición sale en masa a votar y obtiene la mayoría de los votos, Nicolás Maduro no podrá negarse a un eventual referéndum revocatorio en 2022.

La mesa está servida. Es indispensable una oposición articulada, unida, y entregada por los principios democráticos. Por su parte, el madurismo debe entender que cualquier resultado electoral que no le sea favorable, debe aceptarlo.

Comenzamos a ver una luz en el medio de las tinieblas. Ojalá y se mantenga encendida, y se encienda todo el país con la esperanza de ver llegar un futuro distinto.


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