Lobbies internacionales y redes de operadores se han activado en una masiva campaña para avalar las negociaciones entre la falsa oposición y el régimen chavista, pero sobre todo para exagerar las bondades que tendría la participación de la falsa oposición en el fraude electoral que prepara el régimen para 2023. Con la apariencia de análisis objetivos circulan documentos que pretenden justificar la participación electoral como la única e irreversible vía para enfrentar al chavismo en Venezuela. Lo que en realidad buscan estas piezas de propaganda política es preparar el ambiente para la nueva etapa que viene en Venezuela definida por la cohabitación formal entre la falsa oposición y el régimen chavista con la bendición del gobierno norteamericano de Joe Biden.

Uno de estos documentos fue publicado hace unos días por Mark Feierstein en World Politics Review donde despliega los argumentos centrales de esta campaña que también son repetidos por otros grupos de opinión y presión interesados en influir en la política venezolana favoreciendo al régimen chavista. Primero, hay que tomar en cuenta que el World Politics Review no es una entidad neutra que opina desde lo abstracto. El WPR como cualquier otra organización tiene intereses y agenda que ubica en posturas de izquierda y favorables en sus análisis a la política exterior del gobierno de Joe Biden tal como los clasifica la página Media Bias/Fact Check.

No es de extrañar entonces que el último artículo de Mark Feierstein en World Politics Review haya sido titulado “Las elecciones son aún la mejor esperanza para la oposición venezolana”. El referido artículo básicamente repite las mismas consignas ya conocidas de invocar las negociaciones y las elecciones como la única vía posible para tratar con el chavismo, aunque quizás para salvar la credibilidad de los editores se repite varias veces la cautela que no hay ninguna garantía de que aun perdiendo esas elecciones el chavismo entregaría el poder pacíficamente. Sin embargo, el artículo contiene algunos elementos que vale la pena recuperar para contextualizarlos y aplicarlos a la misma realidad que deliberadamente se intenta ignorar.

Feierstein inicia revelando las verdaderas razones que han obligado al gobierno de Joe Biden a ceder frente al chavismo. “Encarando un creciente flujo de migrantes a través de la frontera sur de Estados Unidos y un aumento en los precios de la energía, el gobierno de Biden aceleró en los últimos meses su diplomacia discreta con Venezuela”. El masivo flujo de migrantes venezolanos hacia Estados Unidos es el resultado del descalabro institucional en Venezuela y la percepción de una política de fronteras abiertas sin límites a quienes abandonan Venezuela. El problema es que esa política nunca existió y la demagogia del gobierno de Biden y los demócratas logró colapsar los trámites migratorios al no tener la capacidad de procesar literalmente millones de solicitudes de asilo.

Los compromisos de los Estados Unidos en la guerra de Ucrania con Rusia y la puja con los países árabes y la OPEP han obligado a Estados Unidos a buscar proveedores de petróleo más confiables para controlar el incremento de los precios de la energía doméstica sobre todo en la antesala de la época de invierno. Esto los ha llevado a flexibilizar su posición frente al régimen chavista que encontrándose en una posición privilegiada estará complacido en venderle petróleo barato a los otrora infames imperialistas del norte. En suma, la incapacidad para absorber la creciente presión migratoria de venezolanos y la urgencia de asegurar suministro confiable de petróleo son las razones y no otras detrás del giro de los Estados Unidos frente al chavismo.

El artículo de Feierstein le hace una apología a la opción electoral como la más conveniente a la oposición venezolana citando las transiciones de Nicaragua (Violeta Chamorro) y Chile (Patricio Aylwin) como ejemplos exitosos de opciones electorales. El “análisis” de Feierstein cae en la simplificación de extrapolar dos procesos políticos totalmente diferentes que no es posible compararlos con el chavismo. Feierstein al igual que otros “analistas” cometen el error de tratar la corrección a la situación venezolana como un cambio de gobierno por la vía electoral y no un cambio de régimen político. Por eso en su propio artículo Feierstein tiene que admitir repetidas veces que aun así no hay garantías para una salida y todo dependerá de la voluntad de Nicolás Maduro y el chavismo en ceder el poder si admitieran perderlo por vía electoral.

Una de las diferencias entre los procesos de Nicaragua y Chile con Venezuela es que en aquellos existían sectores fuertes dentro de las fuerzas armadas que presionaron por una salida institucional y la transición. En la realidad ni en Nicaragua ni en Chile se dieron cambios de régimen político porque existía un factor de poder esencial al Estado, sus Fuerzas Armadas, que actuaba como garante del proceso y la institucionalidad. Ese no es el caso de Venezuela donde las Fuerzas Militares son el brazo armado e ideologizados del Estado chavista.

El otro ejemplo que cita Feierstein es el caso de la Asamblea Nacional del 2015 que le fue reconocida nominalmente a la falsa oposición por el chavismo. El argumento aquí se centra en razonar que dadas unas elecciones libres si es posible ganarle al chavismo y que es preferible esta táctica a la abstención que le cedería espacios al chavismo. Olvida Feierstein mencionar que con la misma prontitud que el chavismo reconoció a la Asamblea del 2015 de igual forma procedieron a anularla vía Tribunal Supremo de Justicia y sustituirla por una fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente. Entonces de nada vale ir a contarse con el chavismo sin garantías, pero sobre todo en un contexto donde ellos definen una legalidad y unas reglas de juego a su medida. Pero Feierstein es incapaz de ver lo obvio porque sigue atrapado en la inoperante concepción del mero cambio de gobierno por vía electoral y no la del cambio total de régimen político.

Quizás para animar un poco el apático ambiente electoral Feierstein se atreve a asegurar que la mayoría de los venezolanos apoya ir a elecciones y respalda la política de Joe Biden en buscar una negociación con el chavismo. La base de la aseveración es una encuesta realizada por el propio Feierstein con rigor científico desconocido. La mejor encuesta es la constatación de la realidad sin filtros. Los niveles de abstención han aumentado dramáticamente en los últimos años, y seguirán aumentando, ante el convencimiento mayoritario de que votar es hacerle el juego al régimen chavista. Convendría a Feierstein preguntarse ¿si los venezolanos están tan entusiastas y deseosos frente a la opción electoral por que en lugar de quedarse en Venezuela esperando por las elecciones prefieren huir masivamente del país?

El artículo de Mark Feierstein hace otra importante revelación.  “Las elecciones son aún la mejor esperanza para la oposición venezolana”. Es lo mejor, lo único quizás, que le queda a una falsa oposición obligada a entregar el interinato a regañadientes y desesperada por entrar formalmente a cohabitar con el régimen chavista como la oposición oficialista. Para ellos la ceremonia electoral del 2023 es la mejor esperanza de seguir parasitando la política. Para el resto de los venezolanos las elecciones son la peor de las opciones porque nos condenan a seguir viviendo en el engaño y la ilusión de que el chavismo algún día se desprenderá del poder en forma voluntaria y pacífica.

@Humbertotweets

VENEZUELA Crisis y Definiciones

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