A pocos días de las elecciones del 21 de noviembre, aún buena parte de la población no define si va o no a participar en el proceso electoral. La opinión de la base opositora más destacada es la falta de unidad, la cual se hace evidente en la multiplicidad de candidatos que se identifican como opositores frente al candidato único oficial. Se observa la presencia de hasta 10 o más candidatos, muchos de ellos expresan que no tuvieron otra alternativa que postularse por su cuenta al no definirse en primarias cuál contaba con el mayor respaldo popular. Las múltiples y constantes confrontaciones entre todos crean molestia en la base popular opositora al ver cómo no se denuncian las limitaciones y poca calidad de vida que afectan a las familias venezolanas y, por el contrario, destacan las diferencias partidistas demostradas hasta en las agresiones personales ocurridas.
Los candidatos propuestos por los que ejercen el poder, a pesar de que en las encuestas la gran mayoría tiene porcentajes de aceptación por debajo de 30%, despliegan una agresiva campaña de manera conjunta con los organismos oficiales, a lo que se suma el apoyo de los medios para crear una matriz de opinión muy fuerte centrada en resaltar los programas sociales y los éxitos alcanzados por la acción de gobierno para lograr las mejoras de la población. Esta estrategia le permite sostener su base de apoyo popular, demostrando que cuentan con una maquinaria electoral bien dotada y de muchos recursos para motivar la participación del mayor número de electores que les permita obtener varias gobernaciones y alcaldías.
Estas elecciones del 21 de noviembre se han convertido en una quimera para la base popular, que demuestra un alto grado de insatisfacción por la complejidad social en que se encuentran, lo cual se hace evidente en los elevados niveles de pobreza, sobre todo la extrema, que supera a más de la mitad de las familias. La razón principal son los elevados niveles inflacionarios y sus efectos en el consumo, en especial de los alimentos esenciales, causados por la política monetaria expansiva del Banco Central para sostener las crecientes pérdidas del conglomerado empresarial público, así como el déficit fiscal. Para la oposición es una oportunidad lograr una participación mayoritaria de electores y canalizar ese descontento existente en votos que permitan obtener un importante número de gobernadores y alcaldes que se identifiquen como genuinos opositores. Ese es un reto que puede alcanzarse y lograr una avalancha de votos que superen el total que pueda ser obtenido por el sector oficial. Para ello se requiere en estas dos semanas redoblar esfuerzos y lograr consolidar el mayor número posible de candidatos unitarios, lo cual se puede lograr si se deponen aspiraciones y se logra hacer este esfuerzo de unidad en beneficio de que la mayoría descontenta participe en el proceso electoral y se obtenga una conveniente victoria, con lo cual se pueda demostrar que a través del voto sí se puede derrotar a los que se consideran vencedores sin aún haber presentado batalla.
Pero podemos convertir esta quimera en realidad y lograr los resultados que expresen el sentimiento mayoritario de los venezolanos. Está en manos de los partidos lograr el mayor número de candidatos unitarios al apoyar a los de mayor opción, que a estas alturas del debate ya se conocen. Es posible y la base popular lo exige.