El 15 de enero de 2009 los pilotos de US Airways capitán Chesley «Sully» Sullenberger y el primer oficial Jeff Skiles abordaron el vuelo 1549 de US Airways en el aeropuerto de LaGuardia, con destino al aeropuerto internacional Charlotte-Douglas, en Carolina del Norte.

A los tres minutos de vuelo, a una altitud aproximada de 2.800 pies (aproximadamente 850 m), el Airbus A320 golpea una bandada de gansos canadienses, lo que inutiliza ambos motores.

Sin la potencia de los motores y juzgando la incapacidad de llegar a los aeropuertos cercanos (el Aeropuerto de Teterboro es el más cercano), el capitán Sullenberger aterriza el avión en el río Hudson sin sufrir bajas dentro de los tripulantes y pasajeros.

La prensa y el público lo aclamaron como a un héroe y excelente piloto.

Casi todo hacía parecer que el capitán Sully había actuado de la mejor manera, logrando salvar a todos los pasajeros, pero comenzando las investigaciones los datos preliminares del sistema ACARS sugerían que el motor de babor todavía estaba funcionando en mínimo, lo que; teóricamente, le habría dejado suficiente potencia para regresar a LaGuardia o aterrizar en Teterboro.

El ACARS (Aircraft Communication Addressing and Reporting System) es un sistema de comunicaciones y vigilancia codificadas bajo la norma ARINC y vía conexión satelital Satcom, entre la aeronave y una estación terrestre. Es un sistema utilizado en aviación por las aerolíneas, el cual permite el control automático del estado del avión en vuelo, enviado hacia el centro de mantenimiento de la aerolínea.

Por lo que mucho antes de la llegada del avión se conoce su estado, sus averías eventuales y, por consiguiente, adicionalmente a los reportes de la tripulación, el departamento de mantenimiento ya sabe bien las intervenciones y reparaciones necesarias.

Por otro lado, la Junta Nacional de Seguridad del Transporte afirmaba que varias pruebas hechas en simuladores mostraban que el avión podría haber aterrizado de manera segura en cualquiera de los aeropuertos sin ambos motores.

Lo que la mayoría de la gente no sabía es que Sullenberger se ha dedicado a la búsqueda de seguridad aérea durante toda su vida, comenzando en la Fuerza Aérea de Estados Unidos, donde se desempeñó como piloto de combate y alcanzó el rango de capitán, y luego a través del servicio para Air Line Pilots Association (ALPA), a las principales aerolíneas, donde ha impartido cursos de seguridad a cientos de miembros de la tripulación.

Preocupado, Sullenberger empieza a experimentar un sueño en el que el avión se estrella contra un edificio. Logra reponerse pues está seguro de que su reacción fue la única salida posible y hace arreglos para que las simulaciones se ejecuten con pilotos en vivo, y los resultados se transmitan a la audiencia durante su interpelación. Ambas simulaciones resultan en aterrizajes exitosos, uno en cada aeropuerto, pero Sully objeta los resultados.

 

Se da cuenta de que la junta cree que el accidente pudo haber sido un error del piloto, lo que pondría fin a su carrera; sin embargo, insiste en que perdió ambos motores, lo que lo dejó sin tiempo, velocidad o altitud suficientes para aterrizar de manera segura en cualquier aeropuerto. Por esto y debido a su amplia experiencia en seguridad, argumentó que las simulaciones no eran realistas porque los pilotos sabían de antemano la situación que enfrentarían y las medidas de emergencia sugeridas, y pudieron practicar el escenario varias veces.

La junta acepta que en la vida real los pilotos habrían tardado algún tiempo en reaccionar y realizar comprobaciones de emergencia antes de decidir desviar el avión.

Ambas simulaciones se vuelven a ejecutar y se transmiten a la audiencia, esta vez permitiendo una pausa de 35 segundos antes de que se desviara el avión. El desvío simulado a LaGuardia termina con el aterrizaje del avión antes de poder llegar a la pista, y tomando como opción el aeropuerto de Teterboro, termina con un choque en edificios antes de llegar al aeropuerto.

Finalmente, la junta evaluadora anunció que el análisis de los motores, ahora ya recuperados del río, confirmaban la versión del capitán de que ambos motores quedaron inutilizados por la colisión contra las aves.

La junta concluye que Sullenberger actuó correctamente al seleccionar la mejor de las opciones disponibles para él, lo que en el caso del río Hudson salvó la vida de todos a bordo.

Por su parte, los pasajeros estuvieron claros todo el tiempo. «Tenemos que agradecérselo al piloto», dijo Jeff Kolodjay, de Norwalk, Connecticut, quien estaba a bordo del avión. «Hizo un gran aterrizaje».

Kolodjay, de 31 años, que se dirigía a un viaje de golf en Myrtle Beach, Carolina del Norte, dijo que notó una sacudida y sintió que el avión se caía. Miró por el lado izquierdo y pudo ver uno de los motores en llamas.Fue entonces cuando el capitán dijo: «Prepárense para el impacto porque nos estamos cayendo». Algunos pasajeros comenzaron a rezar.

Se ve que a bordo del vuelo no estaba el venezolano que se hizo viral recientemente, pues nadie comentó o filmó que alguien destapara y empinara una botella de licor para relajarse mientras los demás rezaban. Esto último se difundió por las redes sociales y correspondía a un hecho acaecido en un vuelo de Laser a República Dominicana. Vale la pena acotar que de haberse transformado en un real incidente, el alcohol habría mermado las condiciones físicas al pasajero o hubiera sido un estorbo para el resto.

Un video del teléfono celular tomado a bordo muestra los compartimientos superiores en posición abierta, lo que indica que algunos pasajeros se llevaron sus maletas de mano cuando salieron del avión.

Esto último se está convirtiendo en una tendencia alarmante durante las emergencias en aviones de pasajeros.

En agosto, se vio a los pasajeros dirigiéndose hacia la puerta con sus maletas mientras el humo llenaba un avión Boeing 777 de Fly Emirates, en Dubai.

Las fotos publicadas en las redes sociales mostraron que se rompió la misma regla a bordo de un avión de British Airways en Las Vegas el año pasado, e igualmente después del aterrizaje forzoso de un avión de Asiana en San Francisco en 2013.

Durante décadas, las aerolíneas han tratado de captar la atención del público sobre qué hacer en una emergencia a través de videos de seguridad, demostraciones a bordo, pancartas en los bolsillos de los respaldos de los asientos e incluso llamativos videos de dibujos animados.

Pero si hay un mensaje importante que los tripulantes quieren que el público viajero sepa en caso de emergencia, es que hay que dejar todo atrás, incluido su equipaje de mano.

Para que cualquier aeronave sea certificada como Aeronavegable, las tripulaciones de vuelo deben demostrar que pueden evacuar un avión completamente cargado, con la mitad de las salidas bloqueadas, en menos de 90 segundos. En un simulador de cabina, los tripulantes de cabina reciben capacitación sobre cómo hacerlo. Pero en la vida real es un total desastre, la situación es mucho menos predecible cuando el pánico se apodera de la gente.

Dentro de las emergencias en vuelo, médicas, descompresiones, mareos, etc. el mayor desafío que enfrentan los tripulantes es que la gente entienda que en una evacuación, deben obligatoriamente dejar su equipaje en el avión.

Y lo peor es que alguien se detenga y se tome un selfie en esas circunstancias.

Peor aún, que el alienado mental que quiera tomarse esa foto le impida a usted salir del avión a tiempo.

Los asistentes de vuelo dicen que el problema radica en hacer que la gente le ponga atención al video de seguridad. Tan detallados y entretenidos como pueden ser, los pasajeros de igual manera no los escuchan atentamente o peor aún, ignoran el video por completo.

Eso es lo que sucedió antes de que el vuelo 1549 de US Airways hiciera su famoso aterrizaje de emergencia en el río Hudson de Nueva York en 2009.

“Antes del vuelo, solo 12 de nuestros pasajeros habían leído la tarjeta de información de seguridad y solo unos 24 habían prestado atención a la demostración de seguridad”, dijo el capitán Chesley Sullenberger, quien teme que no sea hasta que las personas mueran durante una evacuación que el público viajero finalmente preste atención.

“Esperemos que no se requiera un recuento elevado de cuerpos en un horrible accidente en el que las personas no pudieron escapar, para recordarles finalmente que deben dejar sus pertenencias”, dijo el capitán del vuelo 1549 de US Airways.

En una nota final de ironía, Sullenberger dijo que aquel día milagroso en el Hudson, los pasajeros que agarraron su equipaje cuando salían del avión terminaron perdiéndolo en el río; mientras que los que siguieron las instrucciones y se fueron sin nada, obtuvieron de vuelta sus pertenencias.


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