El 27 de octubre de 1946, la mujer venezolana votó por primera vez en las elecciones de Representantes para la Constitución de una Asamblea Nacional Constituyente, en la que resultaron electas 12 mujeres que integraron dicha asamblea. Con esto, lograron el pleno derecho al voto, y ser elegidas para los cargos públicos de elección popular. Votaron y fueron elegidas constituyentistas: Alicia Contreras, Analuisa Llovera, Ángela Parra de Montenegro, Carmen Gracián de Malpica, Catalina de Romero, Cecilia Núñez Sucre, Isabel Hermoso, Isaura Saavedra, Josefina de Pérez, Mercedes Carvajal de Arocha (Lucila Palacios), Mercedes Fermín y Silva Yaraure para la Asamblea Nacional Constituyente de 1946.
El 8 de mayo de 1944 con el nuevo periodo de sesión de las Cámaras Legislativas, el Comité Pro Sufragio Femenino de Venezuela, toma las calles de Caracas para exigir sus derechos. Jóvito Villalba, senador independiente para la época, tomó la palabra en el Congreso Nacional para apoyar la reforma constitucional a favor del sufragio femenino.
En tanto que el movimiento iniciado por Ada Pérez Guevara, Ana Sénior, Argelia Laya, Carmen Clemente Travieso, Eumelia Hernández, Olga Luzardo, Panchita Soublette Saluzzo, entre otras, como también la Agrupación Cultural Femenina y la Asociación Venezolana de Mujeres, lograron su cometido y el voto femenino en Venezuela se implementó en el Estatuto Electoral de 1945.
El 15 de marzo de 1946, la Junta Revolucionaria de Gobierno de 1945, mediante el Decreto Nro. 217, Artículo 1, concedió el Derecho del Sufragio Universal para todos los venezolanos mayores de 18 años, sin discriminación por razones sociales, culturales o de sexo, que ya estaban consagradas en el Estatuto Electoral de 1945. Esto permitió a las mujeres venezolanas votar y ser elegidas para la Asamblea Nacional Constituyente de octubre de 1946, así como para los cargos públicos de elección popular. Votaron y fueron elegidas constituyentistas: Alicia Contreras, Analuisa Llovera, Ángela Parra de Montenegro, Carmen Gracián de Malpica, Catalina de Romero, Cecilia Núñez Sucre, Isabel Hermoso, Isaura Saavedra, Josefina de Pérez, Mercedes Carvajal de Arocha (Lucila Palacios), Mercedes Fermín y Silva Yaraure para la Asamblea Nacional Constituyente de 1946.
La nueva Constitución aprobada el 5 de julio de 1947 le da rango constitucional al voto femenino, y el 14 de diciembre del mismo año, las mujeres venezolanas votan por primera vez en una elección presidencial.
Cabe recordar un hecho que escribió la historia, pues el 27 de octubre de 1946 se derogó la carta magna de 1936 y estableció la primera Constitución de verdadero corte democrático, en la que se establecía por primera vez la elección libre, directa y universal; y en la que se estipulaba además del voto femenino, el de los analfabetos y mayores de 18 años.
Venezuela cuenta con grandes heroínas, en su mayoría olvidadas por la historia, entre ellas Carmen Clemente Travieso, Ana Senior, Argelia Laya, Olga Luzardo, Amelia Blanco, y otras que forman parte del grupo de pioneras en la lucha de la mujer por su emancipación.
En la actualidad, la participación de las mujeres en todos los procesos políticos y sociales de cambio, tanto de Venezuela, como de Latinoamérica pasó a ser parte de la cotidianidad; tanto que sin participación femenina, virtualmente se desdibujan los procesos electorales.
Por otra parte, el sufragio universal femenino, el derecho de las mujeres venezolanas a ser elegidas para los cargos públicos de elección popular y la lucha por el derecho al voto femenino en Venezuela, dio inicio a los llamados derechos políticos de la mujer venezolana.
Las elecciones presidenciales venezolanas fijadas para el 2024 generan una real y significativa expectativa a nivel nacional e internacional, dada la circunstancia de que por vez primera una mujer aspirará la Presidencia de la República, en una contienda electoral venezolana, con clara opción de alcanzar el solio presidencial con abrumadora mayoría de votos, según se observa en las multitudinarias manifestaciones de apoyo que recibe a lo largo y ancho del país, la ingeniero María Corina Machado.
Por la razón anteriormente indicada, se predice un tsunami electoral que generará una gigantesca ola que ahogará a quienes pretenden calmar las aguas de la desesperación, de miles de personas ansiosas de sobrevivir a la terrible pesadilla de un sueño húmedo lleno de desgracias.
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