Sputnik V

La historia mundial está llena de atrocidades, crímenes cometidos por personajes oscuros, monstruos guiados por el delirio que produce el poder, el resentimiento y la sed de venganza de quienes, en algunos casos, justificaron sus actos en nombre de la ciencia, de revoluciones e ideologías políticas que culminaron en dramáticos genocidios. La Revolución rusa, la Revolución Cultural Proletaria en China o el proceso revolucionario camboyano, significaron procesos de purga étnica, emigración masiva y de asesinatos, que acabaron con la vida de 111 millones de personas, en nombre de revoluciones ideológicas que, en definitiva, condujeron a esas naciones al fracaso.

Sin embargo, uno de los casos históricos más notorios es el de Adolfo Hitler quien, según algunos historiadores, motivado por la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y las limitaciones impuestas por el tratado de Versalles, soñaba desde que era soldado en 1918, con una revancha. Esto, sumado a un evento particular que vivió durante el combate y que involucró diferencias de criterio con un oficial superior de origen judío, sembraron en él una animadversión hacia los semitas, que lo llevó a desencadenar una de las persecuciones, purgas, asesinatos políticos y racistas más cruentas de la historia moderna. Su proyecto se basó en una ideología de diferenciación de razas, que a su vez se sustentaba en ideas darwinistas de clasificación colectivas, en pocas palabras, lo que planteaba la ideología nazi era racismo puro, y como tal, profesaba una supremacía por sobre las demás razas. Para sustentar esta teoría, Hitler ordenó a sus oficiales y científicos nazis, hacer lo necesario para preservar lo que ellos consideraban la raza suprema. Planificaron sistemas de reproducción, cuidados y sostenimiento de la nueva raza aria, a la par de una purga masiva. Incluso, permitió y fomento la experimentación “científica” en seres humanos vivos, aprovechando para ello los campos de concentración distribuidos por el territorio alemán, en donde utilizaban a los privados de libertad, como conejillos de indias. El más conocido de estos centros de reclusión fue Auschwitz, donde se estimó la pérdida de vidas más de 1,1 millones de personas de diversa nacionalidad, muchos de ellos, víctimas de los trabajos de investigación de uno de los monstruos más renombrados de la segunda guerra mundial, Josef Mengele, médico y capitán nazi formado en Fráncfort, Alemania, y cuyos macabros experimentos con seres humanos, le hicieron ganar el apodo de “El Ángel de la Muerte”.

Además de los innumerables procedimientos con los que ocasionaba sufrimiento físico y muerte a sus víctimas, Mengele incursionó en el campo de la epidemiología, ya que, debido al hacinamiento de los presos, se sucedieron recurrentes brotes de enfermedades infecciosas que lo llevaron a realizar una serie de investigaciones y pruebas en seres humanos vivos. Tal es el caso de un brote de “Noma”, una enfermedad que produce gangrena en boca y rostro del enfermo. En este caso, Mengele ordeno aislar un grupo de niños a los cuales asesinó y decapitó, para luego enviar sus cabezas y órganos a la academia médica de las SS en la ciudad de Graz, para su estudio.

El anterior es solo un ejemplo que nos lleva a pensar que una parte importante de la historia se ha escrito con la sangre de millones de inocentes. Hoy en día, observamos con asombro que, basados en el desarrollo de los hechos, el proceder humano sigue siendo el mismo. Quizás con algunas diferencias en cuanto a las formas, territorios, rostros y nombres de los autores, pero, en definitiva, son los mismos crímenes en contra de la humanidad, que se repiten en nuestros tiempos.

Las confrontaciones humanas han involucrado, desde el origen de las guerras, el diseño y fabricación de armas cada vez más efectivas para matar. Una de estas formas de atacar al oponente es la definida como “Arma Biológica” o bioarma, que como su nombre lo indica y así lo describe la literatura, es cualquier patógeno (bacteria, virus o microorganismo que cause enfermedades) que se utiliza como arma de guerra para matar, incapacitar o impedir seriamente, a un individuo o a ciudades enteras.

Para algunos científicos, el denominado SARS-CoV-2, conocido comúnmente como la enfermedad covid-19 podría tener un origen científico y no natural, es decir, podría haber sido creado en un laboratorio, posiblemente como arma biológica, pero, esto aún no se ha demostrado. Sin embargo, en recientes declaraciones de la epidemióloga de la Universidad de Salud Pública de la Universidad de Hong Kong, Li-Men Yan, quien escapó recientemente a Estados Unidos, asegura que las autoridades chinas tenían conocimiento, advertido por ella previamente, de la existencia del SARS-CoV-2 y de la letalidad de este, mucho antes de que el gobierno chino y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocieran el problema. Este hecho en sí, deja mucho en que pensar, sin embargo, lo único cierto sobre este virus es que es muy agresivo y el riesgo de muerte se incrementa en pacientes de avanzada edad y/o con patologías específicas. Debido a ello, en la actualidad, hay una serie de laboratorios farmacéuticos e instituciones científicas de diversas naciones, trabajando incansablemente para conseguir una vacuna antes de que la propagación de la enfermedad produzca más muertes, ya que, de no conseguirlo, las consecuencias serán catastróficas.

Recientemente Kenneth Frazier, presidente y director ejecutivo del gigante farmacéutico Merck & Co, hizo una serie de declaraciones en una entrevista con el profesor Tsedal Neeley de la Escuela de Negocios de Harvard, que llevan a concluir que el tiempo requerido para obtener una vacuna cien por ciento efectiva contra el virus va a requerir más tiempo del que suponemos, ya que este involucra un proceso riguroso de evaluación científica, que incluye una serie de etapas. Cabe resaltar que en el caso de la gripe H1-N1 se requirió de 7 etapas dentro del proceso de desarrollo de la vacuna, hasta que fue envasada y liberada en los países afectados. Frazier también citó otros casos, tales como el de la vacuna contra las paperas, la cual, según explicó, es hasta ahora la vacuna lanzada con mayor rapidez al mercado. Acotó que para ello, trabajaron durante aproximadamente cuatro años hasta lograrlo.

Frazier hizo énfasis en la preocupación por la presión que hay sobre la industria farmacéutica, la cual motiva a mover las cosas más rápido para volver a la normalidad. Esto puede llevar a repetir errores del pasado, cuando se formularon vacunas que estimularon el sistema inmunológico de las personas, pero no brindaron protección, o peor aún, vacunas que ayudaron al virus a invadir las células del organismo de las personas, produciendo la muerte, como es el caso de la vacuna contra la gripe porcina, la cual fue retirada del mercado antes de cumplir el año. Por ello, Frazier hizo énfasis, en que hay que tener mucho cuidado.

De igual forma, las recientes declaraciones ante los medios de comunicación, a inicios del mes de septiembre de los principales representantes de la industria farmacéutica mundial, se suman a las de Frazier. Tal es el caso de Severin Schwan, consejero delegado de la suiza Roche, quien advirtió que, “no hay manera de que bajemos las exigencias de nuestros ensayos”, o Albert Bourla, uno de los más altos ejecutivos del laboratorio Pfizer, quien con un enfoque similar expreso que “hay escepticismo sobre la vacuna, porque ahora estamos viendo mucha politización de la ciencia”. En definitiva, todo parece indicar que es poco probable que, a corto plazo, se pueda encontrar un medicamento capaz de tratar con efectividad todos los casos de coronavirus. Esto nos lleva a ver con suma preocupación, la intención del dictador de Venezuela Nicolás Maduro, de suministrar a la población venezolana y en común acuerdo con el gobierno ruso, una vacuna que aún no ha completado el proceso de desarrollo.

Según opinión de profesionales del sector médico del país, las consecuencias por la utilización de una vacuna que no ha cumplido todos los parámetros y procedimientos de desarrollo, sobre una población en estado de desnutrición y con patologías de diversa índole, pueden ir más allá de simples sintomatologías adversas, es decir, las consecuencias pueden ser muy graves. Así mismo, representantes de La Academia Nacional de Medicina, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Aficman), la Red de Sociedades Científicas Venezolanas y la Alianza Venezolana por la Salud, hicieron énfasis en que la urgencia por combatir la pandemia no debe vulnerar los principios científicos y éticos internacionales. Además, recalcaron la falta de transparencia y la ausencia de información sobre la metodología y utilización de la vacuna rusa, toda vez que, se debe contar con la participación de la comunidad médica y científica venezolana para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo y como es costumbre en este tipo de autoritarismos, el secretismo y la manipulación de la información, estarán a la orden del día para ocultar y disfrazar las consecuencias de este macabro plan.

Al parecer, el oro o el coltán ya no son suficientes para pagar la deuda contraída y obligada por el apoyo de Rusia al régimen dictatorial de Nicolás Maduro. Pretenden utilizar la vida de los venezolanos como moneda de intercambio en una transacción que en nada beneficiará al país, menospreciando la existencia de cada uno de los ciudadanos que hoy en día padecen las consecuencias de la corrupción y de la represión de un Estado fallido.

Como vemos, la historia del mundo sigue pariendo monstruos. Utilizar a los ciudadanos venezolanos como conejillos de indias, y al territorio nacional como un gran laboratorio científico, implica una crueldad solo comparable a la del capitán nazi Josef Mengele, Adolfo Hitler o a cualquiera de los que han sido capaces de anteponer sus intereses personales y su sed de venganza, por sobre el bienestar de hombres, mujeres y niños.

Referencias y enlaces:

  • United States Holocaust Memorial Museum, Enciclopedia del holocausto. Auschwitz.
  • Wikipedia, la enciclopedia libre. Josef Mengele.
  • André Bernardo, Josef Mengele, el temible “Angel de la muerte” que murió en Sudamerica hace 40 años. BBC News / Mundo.
  • Germán Manga, Mao Zedong: El hombre de los 70 millones de muertos. Semana.
  • Wikipedia, la enciclopedia libre. Genocidio Camboyano.
  • Wikipedia, la enciclopedia libre. Revolución China de 1949.
  • United States Holocaust Memorial Museum, Enciclopedia del holocausto, Victimas de la era Nazi: Ideología racial de los nazis.
  • Redacción de El Mundo, Li-Meng Yan, la viróloga china huida a Estados Unidos que asegura que Pekín miente sobre la Covid-19. El Mundo.
  • Isabel Saco Ginebra, Las farmacéuticas prometen no tomar atajos al buscar la vacuna y terapia anti-Covid. Agencia EFE.
  • Redacción de Cambio 16, Genesis Herrera. La Vacuna rusa llego a Venezuela ¿hay protocolos seguros? Cambio 16.

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