Álvaro Uribe y María Fernanda Cabal se disputan hoy por hoy el liderazgo de lo que queda de la derecha colombiana después de la derrota propinada por Gustavo Petro. Es difícil imaginar que apenas ayer los rancios partidos del establecimiento, Conservador y Liberal, eran dos organizaciones políticas que prácticamente tenían notariado el uso y abuso de Colombia. Hoy respaldan al gobierno de un político de izquierda cuya sola mención provocaba corrientes eléctricas de pánico por el espinazo de los viejos conservadores y liberales. Casi en silencio, en democracia, con moderación y con la precisión de un relojero suizo Petro ha puesto en marcha una revolución que no se le pasó por la gaseosa cabeza de Hugo Chávez. Por eso se dice que la victoria la verdaderamente pone a prueba el carácter de un estadista.

No obstante, muchos de los políticos y familias que usufructuaron hasta la expoliación las riquezas de la empobrecida Colombia, aún no caen en cuenta lo que está ocurriendo. La senadora María Fernanda Cabal es una de ellas. Bien por desconcierto o por faltas de entendederas, no termina de percibir que lo que ha ocurrido es simple, la oligarquía colombiana colapsó y se abre una nueva historia para Colombia. Son las consecuencias de un profundo cambio, en dirección opuesta a la desmadrada revolución bolivariana.

Los efectos de esta mesura de Petro para desgranar su programa, no se han hecho esperar, en las encuestas ha llegado a niveles récord de un presidente electo. La casandra de María Fernanda Cabal, que anticipó el diluvio, no han tenido más remedio que seguir con el ritornelo del camino del Petro-comunismo/farcismo y esforzarse en hacer creer que conservadores y liberales designados para el gabinete formaron parte de las huestes de Marulanda Tiro Fijo.

Pero no todo es dulzura. Para compensar la gracia de sus primeros pasos, Petro le envió al Senado a Roy Barreras con un mensaje: “There is a new sheriff in Town”.

La tecnología de mentir y engañar

Una de las más sorprendidas y con más dificultad para reconciliarse consigo misma y lidiar emocionalmente con el triunfo de Petro es la senadora María Fernanda Cabal. No termina de superar su descontrol y los mendaces mercenarios a su servicio persisten en usar los mismos y viejos métodos de decir mentiras, demostrablemente falsas No termina de aprender. Cuando el agudo historiador bogotano Antonio Caballero hablaba de la élite plutocrática colombiana decía que la historia de Colombia ha sido casi siempre trágica, pero “muchas veces vergonzosa”. Así es. Algunos de los radicales de la ultraderecha que rodean a Cabal, chapotean en el muladar político que habitan con la esperanza de salpicar.

Si la Cabal quisiera mejorar su impúdica manera de hacer política en esta era digital debería usar la metodología moderna que pone en práctica la ultraderecha en países avanzados para mentir, escandalizar y penetrar segmentos de ignorancia. Es tan inescrupulosa como los viejos métodos que usan los pajes de Cabal, pero la encubren o la disimulan. Así fue como un malhechor de la política se encumbró en Estados Unidos. Pero… ¡cuidado con las imitaciones! Donald Trump está a punto de ser llevado a prisión por corrupción electoral, una ocurrencia no extraña en los antecedentes de María Cabal.

Es fácil pues advertir que los minios de Cabal no han oído hablar o leído lo que en el mundo digital se conoce como BOT. Los BOTs son aplicaciones programadas y automatizadas en las redes sociales que se comportan de manera totalmente autónoma y están diseñadas para imitar a usuarios humanos y responder o estimular emociones , mentir o adular con mucha más competencia que los que están al servicio de María Fernanda.

Hace poco un paje venezolano-colombiano al servicio de la Cabal acudió a una de esas afectadas y viejas lisonjas, en este mismo espacio de opinión de El Nacional, para alabar a un respetable venezolano de la ultraderecha en estos términos: “Es uno de los políticos venezolanos más brillantes, intelectual y estratégicamente hablando. Dotado de una singular inteligencia y formación, no limita estas capacidades a la mera actuación política, sino que a la par de esta lleva una profunda e interesante reflexión intelectual”. Ufff!! Casi que agota el incienso que reservan para María Fernanda. Cualquiera hubiera podido creer que las loas de este moderno “felicitador” eran dirigidas ¿A Miranda? ¿A Bolívar? ¿A Sucre? ¿A Andrés Bello? No, a Antonio Ledezma, el dirigente opositor que ha devenido por acción en contraria a la revolución bolivariana, en el más conspicuo representante de la ultraderecha de Venezuela y España. El «felicitador» de marras celebraba con ostentoso regocijo el libro de Antonio Ledezma cuyo título parece plagiado de un tratado de Filosofía de la Biblioteca de Heidelberg en Alemania: “¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos?”.

Cabal vs Uribe

La Cabal pues tiene que estar alerta y rodearse mejor para sobrevivir políticamente a sus más recientes y crasos errores. Ella es muy probablemente el último de los residuos en la lista de Álvaro Uribe para asumir completamente el liderazgo de la oposición. Nadie apuesta a las ganancias de María Fernanda en esta confrontación.

Para este entorno de Cabal todo aquello que no respire ese rancio perfume oligárquico que emana de las plantaciones de caña de azúcar, tiene que ser un “farcista-comunista, chavista del siglo XXI, financiado por el narcotráfico”. Es parte del glosario que se ha inventado esta claque de Cabal para insultar y descalificar a todo aquel que piense diferente, sin importarles en que latitud del planeta se encuentra. A veces Cabal pierde ese glamour azucarero y vocifera como cualquier verdulera de un mercado libre. Hace poco declaró en público que el presidente de Ecopetrol y aliado de la intimidad del presidente Iván Duque, Luigi Echeverría, “no sirve pa’ un culo”. Al presidente Iván Duque lo llamó “mamerto”.

Por alguna razón, que probablemente tiene que ver con el maniqueísmo que destilan, ella y sus pajes no conciben que un venezolano pueda despreciar y oponerse a la vulgar y criminal autocracia bolivariana de Venezuela y al mismo tiempo reconocer el programa progresista de Petro. Sólo ven el bien-mal, blanco-negro, Cabal-Uribe, Cabal-Petro. María Fernanda Cabal sabe perfectamente que para que su ambición llegue a alguna parte o adquiera una semblanza con la realidad, tiene que moler en sus trapiches del Valle del Cauca a Álvaro Uribe.

Una tarea complicada, Álvaro Uribe es precisamente un experto en moliendas de adversarios y enemigos.

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